He leído con interés el artículo de Garrido-Elustondo et al.1, publicado en el anterior número de la revista sobre la capacidad de detección de patología psiquiátrica por parte del médico de familia y me surgen algunos interrogantes y algunas matizaciones que me gustaría comentar.
Esta carta no pretende ser una crítica al trabajo realizado por los autores, pues el riesgo de aparición de sesgos es intrínseco a toda investigación clínica, ya que a menudo se trabaja con variables poblacionales e individuales difíciles de controlar.
Empezaré por la duda: ¿el médico busca activamente patología psiquiátrica o la detección de esta es en función de la sintomatología que refieran? Los médicos de atención primaria buscamos etiologías en función de los síntomas relatados. Si en el estudio el médico no ha realizado una búsqueda activa de patología psiquiátrica en todos los pacientes vistos, sino que se limita a detectarla en función de los síntomas relatados y comportamientos observados en la consulta, mientras que las investigadoras entrenadas sí lo hacen, ¿no cabría esperar un sesgo de información?
Lo segundo una matización al fragmento del apartado de discusión donde se menciona la escasa concordancia entre los diagnósticos de patología mental realizados entre Atención Primaria y Unidades de Salud Mental (USM)2. Los estudios mencionados no se refieren a la capacidad de detección de patología psiquiátrica sino a la coincidencia en la tipificación de la misma, lo cual no implica la ausencia de detección de dicha patología por parte del médico de familia.
Finalmente señalar que cuando se dice que el médico de familia muestra una habilidad discreta en la detección de patología psiquiátrica comparado con un investigador externo, resaltar que ese investigador externo es un cuestionario estandarizado, no una persona física. Una lectura rápida del texto podría hacernos pensar que se están comparando 2 categorías profesionales y no es el caso.