To examine clinical practice patterns in locally managing patients under an active surveillance protocol among Portuguese urologists.
IntroductionProstate cancer (PCa) is a heterogeneous disease with many prostate adenocarcinomas being indolent and a low probability of ever causing symptoms or death. Active surveillance (AS) is a form of conservative management aimed to reduce over-treatment for low-risk PCa patients. Over the years, experience with AS has grown considerably and is now standard in some countries, however a universal protocol still does not exist.
MethodsNationwide anonymous e-survey concerning habits and practices on AS among Portuguese urologists, that consisted of twelve questions and was sent electronically to all 368 current members of the Portuguese Urological Association.
Results56 urologists were surveyed (15.21% answer rate), evenly distributed geographically and allocated according to years of experience as well as number of PCa patients managed monthly. The vast majority of respondents recommends AS to their patients, particularly ISUP grade 1 patients, whose PSA serum level is bellow 20 ng/mL. Observance of AS programs by patients was not in question but concerns exist over psychological morbidity while harboring disease. Majority believed that international guidelines surveillance protocols were adequate and sufficient, but there are some constraints concerning availability of periodic MRIs and re-biopsy needs.
ConclusionsAS seems to be sustained in urologist clinical practice, although patients still lag to adhere and choose for active treatment. AS may not be an easy choice for patients and clinicians due to uncertainty of disease progression, risk of loss to follow-up and repeated biopsies but is also a cause for anxiety, depression, uncertainty and a perception of danger.
Evaluar los patrones de práctica clínica de urólogos portugueses en el manejo de pacientes incluidos en un protocolo de vigilancia activa.
IntroducciónEl cáncer de próstata (CaP) es una enfermedad heterogénea, con un alto porcentaje de adenocarcinomas indolentes y con una probabilidad baja de convertirse en una enfermedad sintomática o potencialmente mortal. La vigilancia activa (VA) es una forma de tratamiento conservador, empleado con el objetivo de limitar el sobretratamiento de los pacientes con CaP de bajo riesgo. A lo largo de los años, la experiencia con VA ha ido aumentado considerablemente, siendo actualmente el manejo estándar en algunos países. Sin embargo, no existe, a día de hoy, un protocolo universal.
MétodosEncuesta electrónica anónima de ámbito nacional, sobre los hábitos y prácticas en materia de VA entre urólogos portugueses. La encuesta constaba de doce preguntas, y fue enviada por vía electrónica a los 368 miembros actuales de la Asociación Portuguesa de Urología.
ResultadosSe encuestó a 56 urólogos (15,21% de respuestas), distribuidos geográficamente de manera uniforme, y categorizados según los años de experiencia y el número de pacientes con CaP tratados mensualmente. La gran mayoría de los encuestados recomienda la VA a sus pacientes, en particular en el caso de pacientes de grado 1 de la ISUP, con un nivel sérico de PSA es inferior a 20 ng/mL. No se cuestiona el cumplimiento de los programas de VA por parte de los pacientes, pero la morbilidad psicológica de albergar la enfermedad, es un factor preocupante. Según la mayoría de los encuestados, los protocolos de vigilancia propuestos por las guías internacionales son adecuados y suficientes, pero se ponen de manifiesto algunas limitaciones en cuanto a la disponibilidad de la resonancia magnética de forma periódica y al requerimiento de nuevas biopsias.
ConclusionesAunque la VA parece mantener un lugar en la práctica clínica urológica, los pacientes siguen siendo reticentes a la hora de elegir el tratamiento, optando en muchas ocasiones por el tratamiento activo. La elección de VA puede ser difícil tanto para pacientes como facultativos, debido a la incertidumbre en cuanto a la progresión de la enfermedad, el riesgo de pérdida en el seguimiento y la repetición de las biopsias, además de potencialmente provocar ansiedad, depresión, incertidumbre e inseguridad.