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Las intervenciones de la arteria carótida tienen como objetivo la prevención de ictus isquémicos. La viabilidad técnica de la implantación de un stent de la arteria carótida (SAC) ha quedado suficientemente demostrada. Sin embargo, sus resultados inmediatos siguen siendo controvertidos. A pesar de esto, en muchas unidades de cirugía vascular se ha adoptado esta técnica como alternativa a la endarterectomía carotídea para pacientes de riesgo elevado. No obstante, en dichos pacientes están menos establecidos los beneficios protectores a largo plazo. Se analizaron los resultados a medio plazo tras SAC para pacientes de riesgo elevado incluidos en el protocolo de nuestro hospital, a fin de determinar las tasas de mortalidad específica y por cualquier causa (a los 30 días). Evaluamos retrospectivamente un registro prospectivo de implantación de stent en la arteria carótida desde octubre de 2003 a febrero de 2006. Se registraron los datos demográficos, indicación de riesgo elevado, presencia de síntomas carotídeos, antecedentes de cáncer, eficacia periprocedimiento, complicaciones, al igual que el seguimiento incluida la tasa de reingresos así como las causas específicas de la muerte. Se sometieron a SAC 50 pacientes con estenosis carotídea crítica (estenosis media del 90%). Esta cohorte de pacientes cumplía los criterios de riesgo elevado debido a razones fisiológicas en 26 pacientes y a factores anatómicos en 22. Dos pacientes cumplieron ambos criterios. Las indicaciones fueron: enfermedad sintomática en 14 (30%) y asintomática en 36 casos. La tasa de ictus, infarto de miocardio y mortalidad global a los 30 días fue del 2%. A los 30 días del procedimiento no se registraron ictus mayores o menores. El seguimiento medio global fue de 11-28 meses. La supervivencia libre de ictus fue del 94% para todos los pacientes. La supervivencia global al año fue del 75% para todos los pacientes, significativamente mayor para el grupo asintomático (88%) ( p < 0,01). La mortalidad tardía después de 30 días fue de 11 casos (22%) con un promedio de 9 meses post-SAC, oscilando entre 3 y 13 meses. No se produjeron muertes debidas a ictus isquémico. Las etiologías específicas de la mortalidad incluyeron cardiopatía terminal (n = 1), cáncer recurrente o metastásico (n = 2), acontecimiento cardíaco agudo (n = 1), complicaciones infecciosas (n = 3) y otras (n = 3). Sólo la indicación sintomática fue predictiva de la mortalidad tardía. Los médicos pueden continuar ofreciendo con precaución SAC a pacientes asintomáticos en alto riesgo dada su longevidad anticipada. A pesar de la supervivencia desfavorable a medio plazo, después de este procedimiento, en pacientes sintomáticos la muerte no se debe a causas neurológicas.
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