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Una paciente de 35 años de edad con dolor en reposo y gangrena distal fue derivada con diagnóstico de enfermedad de Takayasu pero presentaba un trastorno mieloproliferativo (trombocitemia esencial). La angiografía reveló una patología oclusiva de vasos de pequeño calibre no revascularizable, sin prueba de placas de ateroma. El tratamiento médico con citotóxicos y antiagregantes plaquetarios consiguió resultados satisfactorios con una excelente cicatrización de la herida tras la amputación quirúrgica del tejido necrótico. Se hace hincapié en la necesidad de un diagnóstico precoz de este proceso.
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