Para dar solución al problema de la violencia de género es necesario intervenir con el agresor además de con la víctima. El objetivo de este estudio fue evaluar el impacto del entrenamiento cognitivo-conductual, de 25 sesiones de intervención, en el tratamiento de hombres agresores de violencia de género, con formato grupal y dos sesiones de seguimiento, que se llevó a cabo en el Centro de Inserción Social de Córdoba. La muestra constaba de 10 individuos de entre 35 y 55 años de edad a los que se les había sustituido la ejecución de la pena de prisión imponiéndoles como medida obligatoria la participación en el programa de tratamiento. Se utilizó un diseño de grupo único de medidas repetidas. Se analizaron los datos obtenidos en las escalas URICA (Escala de Evaluación para el Cambio de la Universidad Rhode Island, McConnaughy, Di- Clemente, Prochaska y Velicer, 1989) y Deseabilidad Social de Marlowe-Crowne, así como las escalas elaboradas para evaluar la participación y valoración de las sesiones de intervención. Los resultados muestran que los participantes han ido evolucionando desde estadios de contemplación hasta estadios de actuación a lo largo de la terapia además de haber mostrado mayor interés por llevar a cabo conductas más adaptadas socialmente.
To solve the problem of gender violence it is necessary that the intervention programs be directed to both the aggressor and the victim. The objective of this study was to evaluate the impact of a cognitive behavioral training. A 25-session group-format treatment was used with men perpetrators of gender violence with two follow-up sessions, carried out in the Centre of Social Inclusion of Córdoba, Spain. The sample consisted of 10 subjects aged 35 to 55 whose sentence to prison was replaced by a compulsory participation in the treatment program. A repeated measures single group design was used. An analysis was performed to data obtained from the application of the University of Rhode Island Change Assessment Scale (URICA, McConnaughy, DiClemente, Prochaska, & Velicer, 1989), the Marlowe-Crowne's Social Desirability scales, and the ad hoc scales built to evaluate participation and intervention sessions. The results show that the participants evolved from stages of contemplation to stages of performance throughout the therapy, in addition to having learned to exhibit a more socially appropriate behavior.