Las heridas se pueden clasificar, según el mecanismo de acción, en quirúrgicas o traumáticas (que pueden ser incisas, como las provocadas por un objeto cortante; contusas, causadas por un objeto romo; punzantes, provocadas por objetos afilados y largos; por desgarro, causadas por tracción de los tejidos; por mordedura, que tienen alto riesgo de infección, por lo que no se deben suturar) o, por la evolución del proceso de cicatrización, en agudas o crónicas (úlceras por presión, úlceras vasculares, úlceras neuropáticas, heridas agudas con tórpida evolución). El empleo de antisépticos en cualquiera de los casos suele estar limitado a la limpieza y cuidados iniciales (48–72h) y al lavado de manos e instrumental, y su uso en heridas crónicas o cronificadas es más discutible. En el caso de quemaduras sucede lo mismo, y es más recomendable el empleo de formulaciones que favorezcan la hidratación.
En población pediátrica se suele recomendar el empleo de antisépticos con un perfil de seguridad conocido y baja absorción, especialmente en el caso del cuidado del cordón umbilical, donde la evidencia recomienda el empleo de gluconato de clorhexidina.
Otro uso de los antisépticos es el cuidado de heridas producidas por la implantación de objetos dentro de la estética corporal (piercing y similares), siendo recomendable el empleo de antisépticos transparentes que permitan observar la evolución de la técnica.
Wounds can be classified according to their mechanism of action into surgical or traumatic (which may be incision wounds, such as those provoked by a sharp object; contusions, caused by a blunt force; puncture wounds, caused by long, sharp objects; lacerations, caused by tears to the tissue; or bites, which have a high risk of infection and consequently should not be sutured). Wounds can also be classified by their healing process into acute or chronic (pressure ulcers, vascular ulcers, neuropathic ulcers, acute wounds with torpid clinical course). The use of antiseptics in any of these wounds is usually limited to cleaning and initial care —up to 48 hours— and to washing of hands and instruments. The use of antiseptics in chronic or persistent wounds is more debatable. The same is true of burns, in which the use of formulations that encourage hydration is recommended.
In the pediatric population, the use of antiseptics with a known safety profile and low absorption is usually recommended, especially in the care of the umbilical cord, in which evidence supports the use of chlorhexidine gluconate.
Another use of antiseptics is the care of wounds produced by procedures used in body esthetics, such as piercings; in these procedures, it is advisable to use transparent antiseptics that allow visualization of the technique.