Objetivos: Valorar las necesidades de formación en habilidades de comunicación y gestión de emociones de los residentes de la especialidad de cirugía general.

Métodos: Estudio observacional de residentes R2 y R4. Se evaluaron mediante un cuestionario online la formación para atender escenarios complejos, a nivel psicosocial, de la práctica diaria, las creencias sobre las competencias que se atribuyen en la gestión de emociones de pacientes y familiares, y la autoconfianza en las habilidades de comunicación.

Resultados: 35 residentes respondieron al cuestionario del estudio (57% R2; 43%R4). El 97,1% cree necesaria la formación en habilidades comunicativas, y el mismo porcentaje considera que es competencia de la especialidad dicha formación. Hasta un 64,7% refiere haber realizado algún tipo de formación, un 57,9% de R2 y un 71,4% de R4, un 26,5% tan solo menos de 5h, pero un 35,3% no ha recibido ningún tipo de formación. Aun así, un 93,3% de los R4 (28,3% sin formación alguna), y 42,1% de los R2 creen tener habilidades suficientes para enfrentarse a los escenarios difíciles de la práctica clínica. Esto contrasta con que solo un 8,6% refiere poca dificultad a la hora de dar malas noticias en la consulta. Sobre comunicar la necesidad de cirugía urgente con riesgo vital, un 62,9% refiere tener algo, bastante o mucha dificultad; en cambio sobre informar de complicaciones posquirúrgicas inesperadas, un 60% refiere poca o algo de dificultad. Contrariamente, informar sobre la limitación del esfuerzo terapéutico, los residentes expresan bastante o mucha dificultad (54,3%), así como, un 57,2% refiere bastante o mucha dificultad para informar de un exitus (63,2% de R2; 46,7% de R4), y solo un 11% refiere poca dificultad. Un 52,9% expresa bastante o mucha dificultad para conversar con pacientes en fase final de vida. En cuanto a la demanda de un paciente de adelantar la muerte, o la solicitud de eutanasia, solo un 14,3% y 8% respectivamente, refieren tener poca dificultad. Si preguntamos sobre el manejo de familiar o paciente enfadado, 62,9% refieren bastante o mucha dificultad. Analizando por año de residencia, los R4 refieren menor dificultad en la mayoría de los escenarios, pero con porcentajes poco adecuados para asegurar una buena calidad en la información aportada a los pacientes y familiares.

Conclusiones: Aunque el 93,3% de los R4 creen tener habilidades comunicativas suficientes, analizando diferentes escenarios, los resultados muestran cierto grado de dificultad a la hora de afrontar escenarios complejos, pero habituales de nuestra práctica clínica. Es importante remarcar, como a pesar de la falta de formación reglada en habilidades de comunicación durante la residencia, los residentes se atribuyen una baja dificultad en general en el manejo de escenarios difíciles, señalando la no necesidad de formación en esta área. Sin embargo, es aconsejable, en todo programa de residencia en medicina, implementar un programa de formación en habilidades de comunicación, que garantice tras la residencia, un adecuado manejo emocional del paciente y la familia, y una mayor autoconfianza del profesional.