To describe the prevalence of use of non-depolarizing neuromuscular blockers/relaxants by anesthesiologists in our area, and the perception of anesthesiologists in the Valle del Cauca region with regards to monitoring.
MethodologyA descriptive, cross-sectional study including 258 anesthesiologists, and a review of the data from the Eye and Hearing Clinic for Blind and Deaf Children in Valle del Cauca to collect information about the use of neostigmine and the number of surgeries performed under general anesthesia between 2007 and 2010.
ResultsThirty per-cent of the anesthesiologists surveyed claimed to occasionally use nondepolarizing neuromuscular relaxants in general anesthesia, while 61% said that they used them often, usually or always. With regards to the use of neuromuscular relaxation monitoring (NMRM), 68% the doctors surveyed said they rarely used it, and only 13% claimed using it often, usually or always.
Thirty two per-cent of the anesthesiologists are believe that they almost never use neuromuscular blockade reversing agents. Twenty five per-cent said they occasionally reversed their patients, while 24.7% and 17.8% said they used reversal often, always or usually, respectively.
At the Institute for Blind and Deaf Children of Valle del Cauca (INCS), the use of neostigmine is declining in contrast to the rising numbers of surgeries performed under general anesthesia from 2007 until 2010.
ConclusionsThe Valle del Cauca anesthesiologist claims to frequently use neuromuscular blockers in general anesthesia.
Monitoring of neuromuscular blockade is not a usual practice among them.
Although the study is not conclusive with regards to the associations based on the data collected, it does suggest that the habit of using neuromuscular blockers in our environment is risky. The limited use of reversal agents and rare monitoring may be exposing our patients to a preventable morbidity-mortality resulting from the use of these drugs.
Describir los hábitos que, en torno al uso de relajantes neuromusculares no despolarizantes, tienen los anestesiólogos en nuestro medio.
Aproximarnos al conocimiento de la prevalencia del uso de relajantes neuromusculares no despolarizantes y a la percepción que sobre su monitoría tienen los anestesiólogos en el departamento del Valle del Cauca.
MetodologíaSe realizó un estudio descriptivo de corte transversal con 258 anestesiólogos y se revisó la base de datos de la Clínica Visual y Auditiva del Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca, para obtener información sobre el consumo de neostigmina y el número de cirugías con anestesia general realizadas entre los años 2007 y 2010.
ResultadosEl 30% de los anestesiólogos encuestados refirieron utilizar los relajantes neuromusculares no despolarizantes en anestesia general a veces, mientras que el 61% dijo hacerlo de manera frecuente, casi siempre o siempre. Sobre el empleo de la monitoría de la relajación neuromuscular (MRNM), el 68% de los encuestados respondieron no usarla casi nunca, y solo el 13% dijo hacerlo frecuentemente, casi siempre o siempre.
El 32% de los anestesiólogos perciben que casi nunca usan reversores de la relajación neuromuscular. El 25% dijo hacerlo a veces, mientras que el 24,7% y el 17,8% afirmaron, respectivamente, hacerlo frecuentemente, siempre o casi siempre.
En el Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca, el consumo de neostigmina muestra una disminución, en contraste con un aumento del número de cirugías con anestesia general realizadas desde 2007 hasta 2010.
ConclusionesLos anestesiólogos del Valle del Cauca dicen hacer uso frecuente de relajantes neuromusculares en anestesia general.
La monitoría de la relajación neuromuscular no es una práctica habitual entre ellos.
Aun cuando el diseño del estudio no permite concluir sobre asociaciones en torno a los datos obtenidos, sí sugiere que el hábito de uso de los medicamentos relajantes neuromusculares, en nuestro medio, es riesgoso. La disminución en la reversión y un escaso hábito de monitorización pueden estar exponiendo a nuestros pacientes a una morbimortalidad prevenible, derivada del uso de estos medicamentos.