Este trabajo se centra en analizar la reducción de la jornada laboral no sólo como una política de creación de empleo, sino como una política social que puede mejorar el bienestar de los individuos mediante una mejor conciliación de la vida familiar y laboral. Partiendo de un modelo de emparejamientos donde se introduce producción en el hogar, la reducción de jornada se vislumbra como una medida que destruye más empleo y que provoca una reducción salarial mayor de lo que se estaba considerando en los modelos anteriormente desarrollados. No obstante, reducir el tiempo destinado a actividades de mercado, puede permitir una mayor conciliación con la vida familiar, lo cual puede acarrear un incremento del nivel de utilidad del individuo que compensa la tradicional reducción vía empleo y salario.
Agradezco la colaboración de Maite Blázquez de la Universidad Autónoma de Madrid. Así mismo agradezo a los participantes en el XXXI Simposio sobre Análisis Económico por sus comentarios y sugerencias.