El dolor crónico es un problema importante de salud y una causa relevante de sufrimiento e incapacidad. Desde 2004, el alivio del dolor se considera un derecho humano, por lo que la optimización de su manejo es indispensable para llevar a cabo un correcto control del dolor crónico. En este contexto, los opioides representan todavía una piedra angular en el tratamiento para el alivio del dolor. Sin embargo, su uso debe estar normado con claridad y es preciso prever los posibles riesgos, de tal manera que deben adoptarse todas las precauciones sugeridas. Aun así, se ha constatado que, a pesar de los avances médicos, un porcentaje considerable de la población oncológica todavía sufre dolor. Esta situación está determinada por la confluencia de varios factores, entre ellos un control inadecuado del dolor, la existencia de opiofobia (temor a que el consumo de opioides lleve de manera inexorable a su adicción) y la falta de disponibilidad de fármacos en el sistema de salud. Por último, cabe mencionar que durante los últimos años se han incorporado nuevas tecnologías para reducir al mínimo el riesgo en este tipo de pacientes oncológicos con dolor crónico.
Chronic pain is a significant health problem and a major cause of suffering and disability. Since 2004, pain relief has been considered a human right so optimizing management of pain is essential to properly control chronic pain. In this context, opioids continue to represent a cornerstone in the treatment of pain. However, their use must be clearly regulated, estimating potential risks in such a way that all suggested preventive measures are employed. Nevertheless, it appears that, despite medical progress, a significant percentage of the cancer population still suffers from pain. This situation is determined by the convergence of several factors, among them inadequate management of pain, the presence of opiophobia (fear of opioid consumption inexorably leading to addiction) and the lack of medication availability in the health system. Finally, it is noteworthy that in recent years new technologies have been incorporated in order to minimize such risk in cancer patients with chronic pain.