Los diuréticos tiazídicos son los fármacos más recomendados para el tratamiento inicial de la hipertensión arterial, por su bajo coste, pero también por su eficacia y tolerabilidad tanto en monoterapia como en combinación. Aunque el fármaco más utilizado es la hidroclorotiazida existen argumentos a favor de su sustitución por clortalidona. El uso de tiazidas reduce la incidencia de ictus y de enfermedad coronaria, como han demostrado numerosos ensayos clínicos. La combinación de tiazidas con otros antihipertensivos aumenta su eficacia. El efecto adverso más común es la hipopotasemia, por lo que deben vigilarse los valores plasmáticos de potasio. Dado que muchos pacientes no alcanzan el objetivo terapéutico con un solo fármaco, si no existen contraindicaciones, debería incluirse un diurético en cualquier pauta terapéutica que asocie fármacos antihipertensivos.
Thiazides are the most commonly recommended treatment for hypertension because of their low cost, tolerability and efficacy both as monotherapy and in combination with other agents. Although the most commonly used drug is hydrochlorothiazide, there are arguments in favor of its replacement with chlorthalidone. Numerous clinical trials have shown that a diuretic-based strategy is effective in preventing stroke and cardiac disease. Some combinations of thiazide diuretics with an antihypertensive drug of a different class increase antihypertensive efficacy. The most common adverse effect is hypokalemia and consequently plasma potassium levels must be monitored. Because many patients require more than one drug to control their blood pressure, a diuretic should be included in the therapeutic regimen unless contraindicated.