Datos epidemiológicos señalan que la prevalencia de demencia en España en la población mayor de 65 años puede alcanzar la tasa del 10%. La enfermedad de Alzheimer da cuenta de un mayor número, pero no es despreciable la que se asocia a hipertensión crónica.
Las alteraciones cerebrales secundarias a lesiones vasculares generales en los hipertensos, además de condicionar un deterioro intelectual, suponen un hándicap para la calidad de vida de los pacientes. En los últimos años se ha progresado en el control de los pacientes hipertensos y del resto de factores
de riesgo y ello ha determinado un descenso en cuanto a las complicaciones cardiovasculares. Se presta más atención a los niveles de presión arterial sistólica y se conoce mejor la fisiopatología del envejecimiento vascular, lo cual contribuye a mejorar aún más el pronóstico cerebral de los hipertensos mayores.