En la primera parte de la revisión se establecen los criterios y definiciones de hipertensión ajustada a la edad. Asimismo se revisa la fisiopatología del envejecimiento vascular y orgánico. Se establecen una serie de normas para un correcto registro de la presión arterial del anciano y evitar los errores desencadenados por el “pozo auscultatorio” y la pseudohipertensión.
En el apartado terapéutico se recomiendan las cifras de presión sistólica y diastólica a conseguir según las cifras iniciales. Se analizan los grandes ensayos terapéuticos de intervención (SYST-EUR, MRC, STOP, EWPHE, SNEP, MONICA, THOMS, HOT, HYET) que demuestran una clara disminución de la morbimortalidad cardiovascular.
En los individuos de alto riesgo cardiovascular lo más adecuado será el tratamiento farmacológico. Los diuréticos a dosis bajas serían los fármacos de elección. Los antagonistas del calcio tipo dihidropiridinas de acción prolongada pueden resultar útiles en muchos pacientes. Cabe mencionar, por último, que se irán acumulando más evidencias acerca de la bondad de los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina y antagonistas de los receptores de angiotensina (ARAS) en la población anciana. Este planteamiento nos lleva una vez más a aceptar la individualización terapéutica para cada caso en particular.
In the first part of this review the criteria and definitions of aged-adjusted hypertension are established. Likewise, the pathophysiology of vascular and organic ageing is reviewed. A series of guidelines are established for a proper recording of arterial pressure in the elderly and to avoid the errors triggered by the “auscultatory gap” and pseudohypertension.
In the therapeutic section the systolic and dyastolic values to be obtained are recommended according to the initial values. The great therapeutic intervention trials are annalysed (SYST-EUR, MRC, STOP, EWPHE, SNEP, MONICA, THOMS, HOT, HYET) in which a distinct decrease in cardiovascular morbimortality has been demonstrated.
Drug therapy in individuals with high cardiovascular risk is most appropriate. Low dose diuretics would be the drugs of choice. Calcium antagonists of the dihydropiridine type with prolonged action can be useful in many patients. Lastly, it is worth mentioning that more evidence will be accumulated on the benefits derived from the angiotensin converting enzyme inhibitors and angiotension receptor antagonists (ARAs) in the elderly. This approach leads us once again to accept the therapeutic individualization of each particular case.