La hipertensión arterial (HTA) y el tabaquismo son dos condiciones crónicas altamente prevalentes, afectando a más del 30 % de la población adulta, cada una de ellas por separado y hasta al 5 % como mínimo su asociación.
El riesgo cardiovascular derivado de su existencia es muy elevado, siendo la HTA el principal factor de riesgo en la mayoría de países del mundo y el tabaquismo la principal causa de muerte evitable. De ello se deriva un altísimo coste sanitario y social.
Los diversos componentes del tabaco y del humo del tabaco actúan a distintos niveles del organismo, originando alteraciones fisiopatológicas que explican las complicaciones derivadas, mayormente la aceleración del proceso arterioscleroso y las alteraciones vasculares y endoteliales observadas en el fumador, la propia elevación tensional, las alteraciones hemorreológicas y del sistema de coagulación y diversas alteraciones endocrinas hemodinámicas. Todas ellas subyacen en el desencadenamiento de la enfermedad coronaria y cerebrovascular, las dos principales complicaciones cardiovasculares de la HTA potenciadas por el tabaquismo.
El tratamiento del hipertenso fumador no difiere sustancialmente del hipertenso en general; la única especificidad estriba en la necesidad de estimularle a abandonar el hábito tabáquico y ayudarle en su consecución, utilizando las estrategias de soporte psicológico y los fármacos actualmente disponibles (diversas modalidades de reemplazamiento nicotínico y bupropion esencialmente).
Arterial hypertension and nicotine abuse are two highly prevalent chronic conditions. Each condition alone affects more than 30 % of the adult population, and at least 5% when considered in association with one another.
The cardiovascular risks which result are very high, with arterial hypertension being the principal risk factor in most countries, and nicotine abuse being the principal cause of avoidable death. It also accounts for high health care and social costs.
The diverse components of tobacco and tobacco smoke act at different physiological levels, producing pathophysiological alterations which account for the complications which arise. These principally include acceleration of the atheroschlerotic process, vascular and endothelial alterations observed in smokers, blood pressure elevation, hemorrheologic abnormalities, coagulation abnormalities and various hemodynamic endocrine abnormalities. All of these originate in the triggering of coronary and cerebrovascular disease, both being principal cardiovascular complications of a n arterial hypertension aggravated by nicotine abuse.
The treatment of hypertensive smokers does not substantially differ from that of hypertensive patients, in general. It does so only in the need for encouraging the patient to quit the habit of smoking, and helping them in achieving such o goal through the use of psychological support strategies and currently available drugs (essentially, various forms of nicotine replacement and buproprion).