El crédito académico es una unidad de medida que debe cobijar los aspectos teóricos y asistenciales, que configuran el trabajo académico de las especializaciones médico quirúrgicas. Surge así una primera tensión propia de la academia, sobre qué aspecto debe predominar en dicha formación, si las áreas lectivas o las prácticas. El segundo choque de intereses aparece entre el ámbito universitario y la misión asistencial de los centros de práctica, poniendo en juego la autonomía de los dos actores. Ambos posibles conflictos pueden incidir tanto en la calidad de formación del estudiante de posgrado, en su bienestar general y en la eficiencia de la prestación de atención en salud. Al someter 42 programas de posgrado de la Facultad de Medicina a la renovación de los registros calificados entre los años 2011 a 2013, se consideró la evaluación de los créditos de cada programa y la reflexión que, si dadas las particularidades intrínsecas de cada programa, estos eran susceptibles de actualización. Una vez realizado el ejercicio de renovación del registro calificado, pasan los programas de especialización de 66% a 88% con un trabajo académico semanal menor de 69 horas, y de 33% a 64% de los programas con menos de 59 horas por semana. La importancia de estos resultados radica en el equilibrio de trabajo diario del estudiante de posgrado cercano a las 10 horas al día, distribuidos en 6 a 8 horas de presencialidad y complementadas con 2 a 4 horas de estudio independiente. La reducción de los créditos y por consiguiente del trabajo académico en la mayoría de los programas de especializaciones médico quirúrgicas, puede redundar en una formación más equilibrada, consecuente con las competencias de cada programa y mejorar las condiciones de bienestar del estudiante de posgrado. Las nuevas estrategias didácticas, el conocimiento sobre las curvas de aprendizaje, la flexibilidad curricular, la movilidad, los métodos de evaluación y seguimiento, las tecnologías de información y comunicación, la simulación, los laboratorios, entre otros, deben permear el quehacer del proceso enseñanza aprendizaje, volviéndolo más eficiente, individualizado e integral, y disminuyendo los tiempos de aprendizaje. Tanto profesores como estudiantes, deben reconocer que la formación de las especializaciones médico quirúrgicas, es un proceso altamente dinámico con cambios de paradigmas permanentes, sobre los cuales no solo se debe estar informado, sino que requiere una reflexiva capacidad de apropiación, adaptación y transformación.
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