La cesárea es una de las intervenciones quirúrgicas más realizadas en el planeta. En el 5% de los casos se practica bajo anestesia general (7,5 millones de anestesias generales para cesárea cada año). Debido a sus requerimientos particulares (paciente con estómago lleno, necesidad de relajación neuromuscular, bienestar del binomio madre-hijo, expectativas de pronta atención del recién nacido por parte de la madre y relativa corta duración del procedimiento) la anestesia general representa un reto en cada intervención. En este artículo se presenta el caso de una mujer gestante que requirió anestesia general para una cesárea de urgencia. Se utilizó rocuronio como relajante neuromuscular y se obtuvo un acceso rápido a la vía aérea, así como condiciones quirúrgicas adecuadas. Al final se revirtió el procedimiento con sugammadex a dosis de 1mg/kg. El surgimiento de nuevos agentes para la reversión de la relajación neuromuscular contribuye a un manejo seguro durante el acto anestésico; además, estos agentes disminuyen la probabilidad de relajación residual y permiten un mejor control del tiempo y de la profundidad de la relajación. Los estudios sugieren dosis de sugammadex que muy probablemente cambiarán con el advenimiento de nuevos estudios, haciéndolas ajustables al grado de relajación neuromuscular que se tenga, lo cual ayudará a disminuir los costos y, por lo tanto, a aumentar la disponibilidad del medicamento en nuestros quirófanos.
C-section is one of the most common surgical procedures in the world, with 5% of the cases being managed under general anesthesia (7.5 million C-sections performed under general anesthesia every year). Due to its special circumstances (i.e., the patient has a full stomach, need for neuromuscular relaxation, mother-child wellbeing, the mother is expected to immediately provide care to the baby, and the procedure takes a short time), general anesthesia is a challenge in every case. This article discusses the case of a pregnant woman who required general anesthesia for an emergency C-section. The neuromuscular relaxant used was Rocuronium. The airway was secured promptly and the surgical conditions were appropriate. The procedure was finally reversed with sugammadex at a dose of 1mg/kg. The availability of new neuromuscular relaxation reversal agents contributes to safe management during anesthesia; furthermore, these agents limit the chances of a residual relaxation and allow better time control and depth of relaxation. Studies suggest sugammadex doses that will probably change with the advent of new trials, adapting them to the degree of neuromuscular relaxation obtained, and this will help to reduce costs and hence improve the availability of the drug in our ORs.