En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) se está desarrollando a una velocidad sin precedentes. Si bien esta tecnología ha traído consigo logros increíbles, también se ha producido una «deshumanización» en algunos sectores. La IA ya no es un cuento de ciencia ficción y ha saltado a la primera plana de la prensa generalista con herramientas como ChatGPT de la empresa OpenAI, y más recientemente la incorporación de esta tecnología por parte de Microsoft a su motor de búsqueda Bing. La IA se ocupa del estudio y desarrollo de sistemas y algoritmos que permiten a las máquinas realizar tareas que requieren inteligencia humana. En este sentido, el aprendizaje automático (machine learning) y el aprendizaje profundo (deep learning) son subcampos de la IA que utilizan algoritmos y sistemas para aprender automáticamente a partir de datos.
Es probable que en los próximos años veamos un escalado constante de esta tecnología, que cambiará nuestra forma de percibir y relacionarnos, y reemplazará en muchos casos a la mano de obra humana, no solo en trabajos mecánicos o poco cualificados, sino incluso en algunos que requieran despliegue intelectual y creativo. Ya hemos visto cómo estas herramientas son capaces de desempeñar un sinfín de tareas: conducir vehículos de forma autónoma con precisión, transformar texto en imágenes o escribir artículos científicos1 son solo algunos ejemplos. Inevitablemente, la IA afectará tarde o temprano a nuestra profesión, ya sea para bien o para mal.
Las nuevas tecnologías basadas en IA y los macrodatos (big data) ya son una realidad en medicina y serán fundamentales para mejorar las terapias y la calidad de vida de los pacientes. El interés médico en esta tecnología es creciente, habiéndose publicado en los últimos 4 años más artículos que en las 2 décadas anteriores juntas, utilizando los términos artificial intelligence en pubmed.
En el campo de la cirugía ortopédica y traumatología, la IA puede resultar una herramienta valiosa para mejorar la calidad de la atención médica y la eficiencia en el tratamiento de los pacientes2. Desde el análisis de imágenes médicas3 hasta la predicción de riesgo de complicaciones, la IA está demostrando ser una tecnología capaz de mejorar significativamente nuestra práctica diaria4.
No obstante, es importante considerar cuidadosamente los posibles riesgos y desafíos que plantea su uso. Es crucial garantizar la transparencia y la responsabilidad en el desarrollo y uso de algoritmos de IA médicos, y que estos se utilicen de manera ética y justa. Además, es fundamental asegurarnos de que la IA no suplante nuestra figura, y no olvidar que los médicos seguimos siendo los responsables finales de las decisiones en el tratamiento de los pacientes5.
En resumen, la IA es una herramienta que tiene el potencial de revolucionar el mundo, sin embargo, es importante abordar de manera cuidadosa y responsable los desafíos y preocupaciones que plantea su uso, teniendo siempre en cuenta el bienestar de nuestros pacientes. Espero que estos comentarios sean de interés para sus lectores y agradezco la oportunidad de compartir mis perspectivas. Añadir que esté artículo ha sido revisado y corregido por ChatGPT en su versión actual (3.5), lo que presenta un problema ético y de autoría adicional en la literatura y patentes científicas. El debate está abierto.
Nivel de evidenciaNivel de evidencia V.