Desde hace unos años, y favorecido por la digitalización y la publicación en acceso abierto, han aparecido un gran número de revistas mal llamadas científicas que pretenden aprovecharse de la necesidad que tienen los científicos para progresar en su carrera académica u hospitalaria - “publicar o perecer”- 1–3. En base a unas plataformas digitales, éstas revistas que han sido denominadas como predadoras y que podríamos calificar de estafadoras, facilitan todo el proceso de publicación en una revista con un título sugerente y atractivo, que habitualmente imita al de una revista seria y consolidada, al cual le suelen añadir un final tipo “and research, and clinical” o un inicio como “American, British, International, etc..”. Se dice que el texto remitido será sometido al preceptivo peer-review, inexistente en la realidad, a cambio de un pago para hacer efectiva la publicación. La mayoría de estas revistas aseguran estar indexadas en algún ranking, fuera de los reconocidos WOS, JCR o Scopus. Y es el campo de la medicina aquel con mayor número de revistas estafadoras 4. Una lista de 2016 incluye más de mil Editores depredadores en acceso abierto. Algunas de ellas han podido penetrar en Scholar Google. En el campo de la Cirugía Ortopédica y Traumatología, en 2018, se habían identificado 225 revistas posiblemente depredadoras de un total de 104 editores 5.
Jeffrey Beall fue quien acuño el término “Predatory Journals” y elaboró en 2008 la lista que lleva su nombre unos años antes de jubilarse como bibliotecario de la Universidad de Colorado 6,7. Recientemente, en Marzo de 2021ha impartido una conferencia en la Universidad de la Rioja, a todas luces recomendable para aquellos que deseen ampliar su conocimiento sobre las denominadas revistas depredoras 8,9. Como dice Beall, estas revistas “Engañan a los autores; muchos piensan que la editorial es legítima. Y su clientela está en expansión, pues hay millones de académicos que necesitan publicar artículos para avanzar en sus puestos universitarios”. Las revistas depredadoras explotan de manera poco profesional el modelo de acceso abierto en su propio beneficio. Se aprovechan de la “necesidad de publicar para progresar” y también de los autores, a quienes requieren el pago a cambio de publicar sus trabajos. Usan el envío masivo de mensajes (spam) para atraer a los investigadores, que son los verdaderos clientes de la publicación, no los lectores“. Beall proporcionó algunas de las claves para reconocer a estas revistas, que imitan la apariencia de las publicaciones científicas tradicionales y llegan a reclamar el pago, aunque los investigadores adviertan la estafa y decidan retractarse de la publicación de su investigación. Algunas de las señales que pueden indicar que se trata de una revista depredadora es que los artículos se publiquen de forma casi inmediata, sin tiempo para que se haya efectuado una revisión crítica; que se proporcione una dirección de contacto sospechosa, ya sea email o postal, o que el título de la publicación abarque un área de conocimiento demasiado amplia. El problema es que, para los no especializados, no siempre resulta fácil distinguir un material riguroso del que no lo es. Beall dejó de actualizar su blog y la lista en enero de 2017 10.
Si un clínico o investigador ha publicado algún articulo recientemente, verá que su correo se inunda diariamente de halagos a su reciente publicación asociado a la invitación a publicar en estas revistas, sin mencionar que debe pagar o si se menciona, puede que incluso le ofrezcan descuentos”por su dilatada carrera investigadora“. La invitación a publicar se repite en todas ellas con un texto que de por sí evidencia la baja o nula calidad científica de la revista. Podríamos decir algo así como “vale todo”, ya sea una editorial, un caso clínico, una imagen, “su línea de investigación”, remita algo que se lo publicamos rápidamente.
En ocasiones no es sencillo distinguir una revista falsa, depredadora, estafadora, de una que no lo es. Fingen ser legítimas imitando e incluso pirateando los sitios web y las prácticas de las revistas establecidas. Completan una revisión por pares de baja calidad o directamente falsa. Utilizan correos electrónicos tomados de publicaciones para solicitar artículos, o incluir a los receptores en el consejo editorial. No usan los estándares de la edición académica. El correo recibido incluso puede ser ridículo en muchos aspectos, incluido el idioma. El nombre y/o la dirección del que firma suele ser falso, como lo es la dirección de una pretendida oficina editorial.
Esta tomadura de pelo o estafa, se ha ampliado más recientemente a la invitación a participar en la edición de un libro”con ventas a nivel mundial“o en la invitación a dar una conferencia sobre cualquier tema en un congreso internacional. Algo se tendrá que hacer en este tema. Existen asociaciones de editores pero no de autores.
Como hemos mencionado, en el origen de las revistas estafadoras estaría aprovecharse de la necesidad que tienen los científicos, los médicos y/o los universitarios para progresar en su carrera hospitalaria o académica. Pero no olvidemos que las agencias de acreditación como ANECA 11, conocen bien que existen revistas que, aun estando índices bibliométricos y publicando en abierto (por lo que podrían ser consideradas como ciencia abierta), en realidad entran en la categoría de depredadoras. Y, lógicamente, se plantea su descarte a la hora de valorar las publicaciones hechas en ellas. Como se menciona por ANECA: “…es conveniente distinguir claramente entre el conocimiento abierto y la publicación abierta previo pago. Hay revistas que publican la investigación después de pagar una cierta cantidad y podríamos pensar que esto es ciencia abierta, pero no es cierto...”12.
Nada que ver con revistas serias, con años de tradición. Se menciona en la literatura la seriedad que aporta que detrás de una revista exista una sociedad científica que soporte y financie la publicación, a la vez que establezca un proceso serio de revisión por pares de los artículos que recibe, cual es el caso de la Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (RECOT) entre otras muchas 13,14. La RECOT, órgano oficial de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT) se fundó en 1944 (entonces llamada Revista de Ortopedia y Traumatología), y es la principal revista española de la especialidad. Actualmente publicada en castellano e inglés. Indexada desde 2012 15, la RECOT optó a partir de Enero de 2021 por el acceso abierto, lo que aporta el acceso inmediato, sin requerimientos de registro, suscripción o pago al material publicado, con la consecuente mayor visibilidad y distribución de sus artículos 16. Con el acceso abierto, los autores han de sufragar el coste del proceso editorial. No obstante, como bien ha informado su actual Director, Jesús Vila y Rico, y la propia dirección de SECOT ya desde 2019, este coste será hoy por hoy asumido por la sociedad para todos aquellos autores miembros de la misma. No cabe duda que una revista científica es un gran valor para una sociedad científica y que recíprocamente, una revista afiliada a una sociedad adquiere mayor rigor 13.