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Debido a su incapacidad de lograr cosas que anhela, pronto busca la ayuda de sus semejantes para lograr lo que por sí solo no es capaz: <span class="elsevierStyleItalic">ha nacido el germen del trabajo en equipo,</span> por ello, el fundamento del trabajo en equipo es la necesidad de la persona de obtener cosas del otro. Esta obtención, obviamente, tiene un precio en términos de libertad. Cuando se produce la asociación de personas, surge la organización, y ésta tiene sus normas, la primera de las cuales es que a partir de ese momento el individuo no puede hacer en todo momento lo que le apetezca, sino que tiene que someterse a unas reglas de juego y a una disciplina, que es la del propio equipo. Hasta este momento todo parece lógico, ley de la reciprocidad, pero todos nos hemos encontrado en nuestra vida profesional con personas que quieren los beneficios de la organización, sin la organización, es decir, sin pagar el precio de lo que obtienen. Esta compleja situación adquiere una mayor gravedad en el ámbito de lo público, donde este tipo de actitudes se toleran, debido a la enorme dificultad de afrontarlas.</p><p id="p0010" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Con el paso del tiempo, y como consecuencia del desgaste que experimenta cualquier realidad humana, estas actitudes se enquistan y se propagan, porque la motivación es un bien escaso y, al cabo de poco tiempo, son mayoría los que no rinden de forma adecuada.</p><span id="s0005" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0005">Equipo de trabajo frente a trabajo en equipo</span><p id="p0055" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Cuando escuchemos en nuestro entorno: “Este equipo no funciona”, debemos preguntar si el problema es el equipo de trabajo o el trabajo en equipo.</p><p id="p0060" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El equipo de trabajo es la creación de éste. Es evidente que los equipos no nacen por generación espontánea, no es una cuestión de suerte, hay que querer y saber hacer un equipo. Hay que conocer y analizar la realidad, elegir metas y objetivos, identificar y evaluar medios, seleccionar a personas que tengan los conocimientos, las habilidades y la actitud adecuada para alcanzar los objetivos propuestos, y, por último, crear un entorno donde sea posible la cooperación.</p><p id="p0065" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El trabajo en equipo, en cambio, es la vida del grupo, donde es vital mantener lo que funciona y corregir las desviaciones que se vayan produciendo. Casi siempre el proceso de fabricación de un equipo cae fuera de nuestras posibilidades. Nos incorporamos como jefe o como colaborador a un equipo ya formado desde hace tiempo, por lo que el margen que tenemos para hacer las cosas bien se estrecha. En estos casos, es fundamental desarrollar al máximo las herramientas del trabajo en equipo, que son una comunicación eficaz, una motivación seria y una autoridad atrayente. Veamos con un poco de detalle cada una de ellas.</p></span><span id="s0010" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0010">Comunicación</span><p id="p0070" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Una parte importante de los problemas que nos encontramos en las organizaciones tienen su origen en la dificultad que tenemos las personas para comunicarnos eficazmente con los que os rodean. Y la mayor parte de los problemas de comunicación están provocados porque no tenemos en cuenta que el ser humano tiene capacidad de razonar, pero también de sentir emociones. Si queremos comunicarnos con el otro debemos aprender a entender razonamientos y atender sentimientos. Los sentimientos no se deben obviar, ni eludir, ni gestionar como si fueran razonamientos, porque la persona no se sentirá comprendida, ni aceptada, ni tratada como tal. Normalmente no nos enfadamos por razonamientos, sino por una inadecuada gestión de las emociones. La comunicación, en gran medida, es el arte de interpretar el sentimiento ajeno.<elsevierMultimedia ident="b0010"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0015"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0020"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0025"></elsevierMultimedia></p></span><span id="s0015" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0015">Motivación</span><p id="p0100" class="elsevierStylePara elsevierViewall">La palabra motivación tiene su origen en el término latino <span class="elsevierStyleItalic">motivus,</span> que quiere decir “lo que mueve”. ¿Qué nos mueve a actuar en el día a día a las personas? Sin lugar a dudas, aquello que consideramos valioso. Por lo que la palabra motivación traduce el término filosófico “valor” con el cual, en muchos casos, llega a ser coincidente. Hay tres grandes factores de motivación: extrínsecos, intrínsecos y trascendentes. Nuestra calidad motivacional estará determinada por el equilibrio que tengamos entre estos tres tipos de motivaciones.</p></span><span id="s0020" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0020">Autoridad</span><p id="p0105" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Habría que diferenciar, en primer lugar, la <span class="elsevierStyleItalic">auctoritas</span> de la <span class="elsevierStyleItalic">potestas.</span> La primera es la autoridad de prestigio, por su propia naturaleza es indelegable y no impositiva, y con ella podemos conseguir muchas cosas, porque, obras son amores y no buenas razones. La segunda es la autoridad que me da la organización en virtud de la posición que ocupo. Con esta autoridad se pueden conseguir cosas pero si no va acompañada de la primera, enseguida el equipo pierde intensidad y se limita al cumplimiento, que es una palabra compuesta de 2 términos “cumplo y miento”. Desde un punto de vista intelectual, a todas las personas nos atrae la autoridad de prestigio, porque ésta te la ganas con tu compromiso y buen hacer. Pero desde un punto de vista del día a día, a las personas nos atrae el poder, porque con él se alcanzan objetivos sin necesidad de dar ejemplo.<elsevierMultimedia ident="b0030"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0035"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0040"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0045"></elsevierMultimedia></p></span><span id="s0025" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0025">¿Qué es y qué no es un equipo?</span><p id="p0135" class="elsevierStylePara elsevierViewall">La palabra equipo ha ido perdiendo interés por el mal uso que se ha hecho de ella, a cualquier cosa se la ha llamado equipo. En este sentido es importante diferenciar entre agrupamiento, grupo, equipo y equipo de alto rendimiento. Las personas que forman parte del agrupamiento no tienen nada que ver entre sí, no tienen un objetivo común, y por tanto no necesitan organizarse. Cada individuo persigue sus objetivos a su manera.</p><p id="p0140" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El grupo se diferencia del anterior en que comparte unos objetivos comunes, aunque cada individuo intenta alcanzarlos de una manera diferente.</p><p id="p0145" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El equipo, junto a los objetivos comunes, tiene una organización claramente determinada, que hace a sus integrantes más eficientes en la consecución de éstos.</p><p id="p0150" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Por último, los equipos de alto rendimiento nacen con objetivos muy determinados y acotados en el tiempo que, una vez alcanzados, es necesario redefinir o, en caso contrario, disolver el equipo.</p></span><span id="s0030" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0030">La organización: la clave del éxito</span><p id="p0155" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Por lo descrito anteriormente, cuando tenemos personas y objetivos comunes, lo que diferencia al equipo de otro tipo de realidades es la organización. Veamos a continuación cómo se organiza un equipo de trabajo.</p><p id="p0160" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En primer lugar, hay que dividir tareas a partir de los conocimientos que tenga cada miembro del equipo. La primera tarea a dividir es nombrar al responsable del equipo, ya que una organización mínima supone pasar de un grupo de personas que están al mismo nivel a ese mismo grupo más otro que lo dirija. Esta diferenciación no supone necesariamente distinto grado, no es cuestión de jerarquía, sino distinta función, es decir, alguien tiene que repartir las tareas entre los integrantes del equipo, dar autoridad respecto a las funciones delegadas y, por último, exigir responsabilidad como contraprestación a la confianza que ha depositado en cada uno de los miembros del equipo. Como contrapartida, el responsable del equipo asume el riesgo razonable, por eso tiene el derecho a decir la última palabra, aunque no la primera y las restantes.<elsevierMultimedia ident="b0050"></elsevierMultimedia><elsevierMultimedia ident="b0055"></elsevierMultimedia></p></span><span id="s0035" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0035">Cooperación frente a competencia</span><p id="p0180" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Por su interés, presento la siguiente definición de trabajo en equipo: “Una suma de personas unidas por el deseo de lograr objetivos compartidos y entre los que prevalecen los procesos de cooperación sobre los de competencia”.</p><p id="p0185" class="elsevierStylePara elsevierViewall">La definición introduce un aspecto que considero muy importante para lograr que un equipo de trabajo funcione: la necesidad de equilibrar en su seno los movimientos de cooperación y de competencia. sin los primeros es imposible la continuidad del grupo, y sin los segundos, el progreso, la mejora y el éxito. Donde no hay nada en común, no hay nada. Nada existe sin un mínimo de cohesión interna y nada permanece sin cambio.</p><p id="p0190" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En cuanto a la cooperación, ésta no es un proceso natural, por lo que hay que realizar acciones inteligentes para que la gente se una. Las ventajas de la cooperación son un mayor interés por metas comunes, un sano orgullo de pertenencia y una motivación de la mayoría. Pero si la cooperación se convierte en un fin en sí misma, podemos pagar las consecuencias de su exceso a través del estancamiento en rutinas, el control social y la mitificación de normas.</p><p id="p0195" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Con la competencia sucede lo mismo, una razonable competencia nos permite progresar, manejar más información y sentirnos libres para opinar, pero si nos polarizamos sufriremos muchos desacuerdos y conflictividad, personalismos y reinos de taifas.</p><p id="p0200" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En mi opinión, en los equipos hay que introducir grandes dosis de cooperación, porque la competencia viene sola. Utilizando un símil deportivo, hay que cooperar en el vestuario para competir en el campo.</p><p id="p0205" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Pero, después de todo, ¿no se nos escapa algo de esta compleja realidad? Hemos avanzado en la técnica, pero cuando llega el momento de unir no estamos a la altura. En nuestra vida profesional hemos podido descubrir ocasiones donde aparecía el espíritu de equipo. Las causas eran distintas, a veces la causa era la forma de ser del responsable; otras, la identificación con la tarea por los miembros del equipo; las más, por el aprecio y respeto entre los integrantes del equipo, o incluso por el éxito en la consecución de los objetivos.</p><p id="p0210" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En todos los casos aparecían idénticos factores concurrentes: alguien especial a la cabeza, algunos buenos colaboradores y media docena de normas realistas que se habían establecido, se respetaban y llegaban a ser reglas de juego que regulaban aquellas relaciones. En cualquier campo de la actividad humana se puede fabricar y organizar el espíritu de equipo. Es un problema de conocer, respetar y manejar la realidad, de actuar en sensatez, razonablemente, con conocimiento y sin voluntarismos.</p></span><span id="s0040" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0040">Las claves del arte de unir</span><p id="p0215" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Por todo lo anterior, podemos afirmar que las claves del arte de unir son:<ul class="elsevierStyleList" id="l0005"><li class="elsevierStyleListItem" id="u0005"><span class="elsevierStyleLabel">—</span><p id="p0220" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Un liderazgo integrador: alguien que muestra el camino, organiza las interacciones y moviliza al equipo, esperando lo mejor de cada uno de ellos.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="u0010"><span class="elsevierStyleLabel">—</span><p id="p0225" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Interacción: facilita el conocimiento mutuo y, con el tiempo, genera confianza y aprecio, porque no se puede querer lo que no se conoce y nadie puede querer a quien no conoce.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="u0015"><span class="elsevierStyleLabel">—</span><p id="p0230" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Objetivos compartidos: unen en cuanto conducen al éxito.</p></li></ul></p><p id="p0235" class="elsevierStylePara elsevierViewall">No encuentro otra forma mejor de terminar un artículo sobre cómo convertir un grupo humano en equipo que recurriendo a la poesía, porque cuando un equipo funciona bien es pura poesía de las ciencias sociales, algo casi mágico: “En primer lugar, abandona la idea de cambiarlo, entra en sus entretelas y misterios, reconoce el callejón sin salida, digiere, analiza y supera tus propios prejuicios. Destapa el conflicto de personalidades, coloca a cada uno en su sitio natural, exige y agita al insolidario, tensa y activa al tímido retraído, calla al bocazas narcisista, escucha, diagnostica y rompe el silencio sonoro de los cínicos......y espera resultados”.</p><p id="p0240" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Y es que aproximarse es un comienzo, trabajar juntos, un éxito, crear un equipo es triunfar.</p></span></span>" "textoCompletoSecciones" => array:1 [ "secciones" => array:9 [ 0 => array:2 [ "identificador" => "s0005" "titulo" => "Equipo de trabajo frente a trabajo en equipo" ] 1 => array:2 [ "identificador" => "s0010" "titulo" => "Comunicación" ] 2 => array:2 [ "identificador" => "s0015" "titulo" => "Motivación" ] 3 => array:2 [ "identificador" => "s0020" "titulo" => "Autoridad" ] 4 => array:2 [ "identificador" => "s0025" "titulo" => "¿Qué es y qué no es un equipo?" ] 5 => array:2 [ "identificador" => "s0030" "titulo" => "La organización: la clave del éxito" ] 6 => array:2 [ "identificador" => "s0035" "titulo" => "Cooperación frente a competencia" ] 7 => array:2 [ "identificador" => "s0040" "titulo" => "Las claves del arte de unir" ] 8 => array:1 [ "titulo" => "<span class="elsevierStyleSectionTitle" id="st0045">Bibliografía recomendada<elsevierMultimedia ident="201812120914520968"></elsevierMultimedia></span>" ] ] ] "pdfFichero" => "main.pdf" "tienePdf" => true "multimedia" => array:20 [ 0 => array:5 [ "identificador" => "f0005" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "fx1.jpeg" "Alto" => 2271 "Ancho" => 1518 "Tamanyo" => 267556 ] ] ] 1 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520961" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 2 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520962" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 3 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520963" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 4 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520964" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 5 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520965" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 6 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520966" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 7 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520967" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "icon22.jpeg" "Alto" => 72 "Ancho" => 74 "Tamanyo" => 1602 ] ] ] 8 => array:5 [ "identificador" => "201812120914520968" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "fx2.jpeg" "Alto" => 144 "Ancho" => 667 "Tamanyo" => 27242 ] ] ] 9 => array:6 [ "identificador" => "b0005" "tipo" => "MULTIMEDIATEXTO" "mostrarFloat" => false "mostrarDisplay" => true "texto" => array:1 [ "textoCompleto" => "<span class="elsevierStyleSections"><p id="p0020" class="elsevierStylePara elsevierViewall"><elsevierMultimedia ident="201812120914520961"></elsevierMultimedia>Para realizar un análisis del comportamiento del ser humano en las organizaciones, hay que abarcar disciplinas tan dispares como la antropología, la filosofía, la psicología, la sociología y la economía.</p><p id="p0025" class="elsevierStylePara elsevierViewall"><elsevierMultimedia ident="201812120914520962"></elsevierMultimedia>Es un aspecto crítico definir con rigor qué es un equipo para que no continúe depreciándose este concepto.</p><p id="p0030" class="elsevierStylePara elsevierViewall"><elsevierMultimedia ident="201812120914520963"></elsevierMultimedia>Una suma de personas no añade nada nuevo, ni mejora la suma de las posibilidades individuales. 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---|---|---|---|
2024 Noviembre | 4 | 2 | 6 |
2024 Octubre | 46 | 39 | 85 |
2024 Septiembre | 87 | 48 | 135 |
2024 Agosto | 45 | 33 | 78 |
2024 Julio | 51 | 35 | 86 |
2024 Junio | 33 | 28 | 61 |
2024 Mayo | 19 | 42 | 61 |
2024 Abril | 43 | 39 | 82 |
2024 Marzo | 36 | 30 | 66 |
2024 Febrero | 45 | 69 | 114 |
2024 Enero | 48 | 56 | 104 |
2023 Diciembre | 42 | 68 | 110 |
2023 Noviembre | 51 | 156 | 207 |
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2023 Septiembre | 67 | 41 | 108 |
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2023 Mayo | 69 | 17 | 86 |
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2023 Febrero | 32 | 5 | 37 |
2023 Enero | 23 | 8 | 31 |
2022 Diciembre | 29 | 6 | 35 |
2022 Noviembre | 37 | 14 | 51 |
2022 Octubre | 35 | 16 | 51 |
2022 Septiembre | 43 | 27 | 70 |
2022 Agosto | 23 | 14 | 37 |
2022 Julio | 21 | 9 | 30 |
2022 Junio | 26 | 17 | 43 |
2022 Mayo | 19 | 9 | 28 |
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2022 Marzo | 31 | 16 | 47 |
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2021 Diciembre | 38 | 17 | 55 |
2021 Noviembre | 87 | 51 | 138 |
2021 Octubre | 193 | 288 | 481 |
2021 Septiembre | 80 | 27 | 107 |
2021 Agosto | 66 | 15 | 81 |
2021 Julio | 55 | 24 | 79 |
2021 Junio | 57 | 5 | 62 |
2021 Mayo | 78 | 13 | 91 |
2021 Abril | 46 | 41 | 87 |
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2021 Febrero | 48 | 81 | 129 |
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2020 Diciembre | 34 | 88 | 122 |
2020 Noviembre | 34 | 69 | 103 |
2020 Octubre | 221 | 115 | 336 |
2020 Septiembre | 55 | 133 | 188 |
2020 Agosto | 15 | 73 | 88 |
2020 Julio | 8 | 66 | 74 |
2020 Junio | 5 | 49 | 54 |
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2020 Abril | 10 | 52 | 62 |
2020 Marzo | 4 | 73 | 77 |
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2020 Enero | 7 | 43 | 50 |
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2019 Noviembre | 2 | 31 | 33 |
2019 Octubre | 6 | 12 | 18 |
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2019 Agosto | 4 | 4 | 8 |
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2019 Mayo | 16 | 9 | 25 |
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