Los aneurismas arteriales peripancreáticos representan un 3,5% de los aneurismas de arterias viscerales. Su importancia radica en su alta probabilidad de rotura y mortalidad, que puede llegar al 50%.
Casos clínicosPresentamos cuatro casos de patología arterial peripancreática complicada, tres hombres y una mujer, que se presentaron en nuestro servicio entre 1995 y 2005. En dos de los casos existían antecedentes de pancreatitis aguda complicada. La presentación clínica más habitual fue el dolor epigástrico agudo asociado, según el caso, a shock, hemorragia digestiva e incluso ictericia. El diagnóstico se realizó con tomografía axial computarizada y arteriografía selectiva de arteria mesentérica superior; se objetivaron dos aneurismas verdaderos y dos pseudoaneurismas en el caso de los pacientes con antecedentes de pancreatitis. Se optó por la embolización percutánea como primera opción terapéutica en todos los casos, aunque en dos de ellos fue necesario revertir a cirugía abierta y realizar una ligadura simple del vaso sangrante. Se excluyeron con éxito todos los aneurismas o pseudoaneurismas y no se observó ninguna recidiva. Durante el seguimiento, que ha sido de 11 años y 4 meses, dos pacientes precisaron un drenaje de los abscesos intraabdominales y uno falleció debido a una patología concomitante.
ConclusionesEl tratamiento de primera elección en los aneurismas y pseudoaneurismas peripancreáticos rotos en la actualidad es la embolización endovascular. Cuando ésta no es eficaz o no está disponible, la exclusión quirúrgica se convierte en la alternativa adecuada.
Peripancreatic arterial aneurysms represent 3.5% of all aneurysms in visceral arteries. Their importance lies in the high likelihood of breakage and mortality rates, which can reach 50%.
Case reportsWe report four cases of complicated peripancreatic arterial pathology, three males and one female, who visited our service between 1995 and 2005. In two of the cases there was a history of complicated acute pancreatitis. The most frequent presenting symptom was acute epigastric pain associated with shock, digestive tract haemorrhage and even jaundice, depending on cases. The diagnosis was performed with computerised axial tomography and selective arteriography of the superior mesenteric artery; two true aneurysms and two pseudoaneurysms were found in the case of patients with a history of pancreatitis. Percutaneous embolisation was chosen as the first therapeutic option in all cases, although in two of them open surgery and simple ligation of the bleeding vessel had to be utilised. All the aneurysms or pseudoaneurysms were successfully excluded and no recurrences were observed. During the follow-up, which has lasted for 11 years and 4 months, intra-abdominal abscesses had to be drained in two of the patients and another died as a result of a concomitant pathology.
ConclusionsThe preferred treatment in cases of ruptured peripancreatic aneurysms and pseudoaneurysms today is endovascular embolisation. When this treatment is not effective or not available, surgical exclusion is a suitable alternative.