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Inicio Boletín Médico del Hospital Infantil de México Samuel Dorantes Mesa (1920-2015)
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Vol. 72. Núm. 2.
Páginas 85-86 (marzo - abril 2015)
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Samuel Dorantes Mesa (1920-2015)
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José Alberto García Aranda
Dirección General, Hospital Infantil de México Federico Gómez, México D.F., México
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El doctor Samuel Dorantes Mesa nació el 13 de julio de 1920 en la ciudad Xalapa, Veracruz. Sus padres fueron el señor Luis Dorantes Martínez, agricultor y comerciante, y la señora Laura Mesa de Dorantes, dedicada al hogar.

Sus primeros estudios, hasta la preparatoria, los realizó en su ciudad natal, siempre con las mejores notas. En el año de 1938 partió de su tierruca, como el la llamaba, siguiendo los pasos de su admirado hermano mayor, Miguelón, quien ejerció gran influencia sobre él, para iniciar la carrera de medicina en la Escuela Médico Militar. Su inteligencia y enorme dedicación al estudio lo llevaron a obtener el primer lugar de su grupo en cinco de los seis años de la carrera. La culminación de su carrera ocurrió el 10 de febrero de 1944.

En septiembre de 1943 se casó con la señorita Concepción Álvarez Garduño, con quien procreó cuatro hijos: Luis Miguel, Lidia, Laura y Samuel.

Para esa época, cuando aún no se acostumbraban las carreras de posgrado largas, bien estructuradas, y las especialidades médicas apenas iniciaban, el doctor Dorantes Mesa tuvo una excelente preparación con estudios completos y bien planeados.

De 1946 a 1949 realizó el internado rotatorio, la subresidencia y la residencia en Medicina Interna en el Hospital Central Militar. La especialización la realizó en Hematología en el Instituto Nacional de Enfermedades de la Nutrición con el doctor Luis Sánchez Medal, quien le inculcó el rigor científico y el razonamiento en el estudio del paciente hematológico. Después, él mismo desarrolló estas cualidades de tal forma que frecuentemente lo llamaban para colaborar en el estudio de pacientes con difícil diagnóstico, aunque no fueran hematológicos.

Coronó sus estudios en 1959 con una estadía como investigador asociado con el grupo del doctor Benjamín Alexander, en la ciudad de Boston, en los Estados Unidos. Ahí realizó estudios de fisiología y fisiopatología de la coagulación.

En 1953, el doctor Federico Gómez lo invitó a trabajar para el Hospital Infantil de México en el recién formado servicio de Hematología. Aquí inició propiamente su carrera profesional, primero como médico externo, luego como jefe del servicio e investigador de tiempo exclusivo. Estuvo a cargo del departamento de Hematología por los siguientes 34 años.

El doctor Samuel Dorantes fue un escritor prolijo durante toda su estancia en el Hospital Infantil de México. En 1970 publicó el libro “Diagnóstico de los Problemas Hematológicos en Pediatría”, edición agotada y multicopiada, y que sirvió como base de los programas de enseñanza de Hematología Pediátrica durante más de 10 años, y con una segunda edición que apareció en 1997. En 1981 fue editor del libro “Hemorragia y Trombosis”, el cual tuvo la participación de 23 distinguidos hematólogos latinoamericanos.

De 1955 a 1990 publicó 95 artículos en revistas médicas nacionales e internacionales y 27 capítulos en libros con temas hematológicos y pediátricos.

Los aportes más trascendentes en la producción científica del doctor Dorantes Mesa fueron casi siempre producto de ideas y observaciones originales en los siguientes temas: anemia aplásica, anemias hemolíticas hereditarias, púrpuras trombocitopénicas, osteopetrosis juvenil y púrpura del niño severamente desnutrido.

Por su elevada morbimortalidad, la anemia aplásica fue un área que ocupó su interés durante muchos años. Finalmente, él planteó que la condición socioeconómica de pobreza, la desnutrición prolongada y la exposición a ciertos compuestos químicos, como los bencenos, juegan un papel de suma importancia en la génesis del padecimiento. Esto resultó una teoría totalmente novedosa en su momento.

Pero probablemente el más importante aporte en la carrera científica del doctor Dorantes Mesa, fue el descubrimiento de la “Enfermedad García”, así llamada por el apellido del paciente afectado. Este paciente presentaba trombocitopenia cíclica, que fue considerada como una nueva entidad patológica por el Centro Internacional de Registro.

Para muchos, el campo en el que el maestro Dorantes obtuvo sus mayores logros fue precisamente en la docencia. En el Hospital Infantil de México fue profesor de Hematología en el Curso Universitario de Pediatría de 1955 a 1987, y durante 29 años, de 1958 a 1987, impartió el curso de Especialización en Hematología Pediátrica a un total de 50 médicos pediatras o internistas de Argentina, Paraguay, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Panamá, Costa Rica, Honduras y México. Además, en 1966 inició el curso de Laboratorio de Hematología, que continuó hasta 1987.

La influencia que como maestro tuvo el doctor Samuel Dorantes ha sido tan importante que ha traspasado el tiempo y aún se percibe en las nuevas generaciones de Hematólogos Pediatras, y qué mejor que dejar a su alumno y amigo de muchos años, el doctor Carlos Álvarez Amaya, que describa lo que el maestro transmitía en su quehacer diario a sus discípulos.

“Quién, de todos los que tuvimos la fortuna de ser sus alumnos, no recuerda el profundo interés que despertaban sus enseñanzas; aquellas tardes en el laboratorio de Hematología donde, con infinita paciencia al lado del microscopio, usando siempre un lenguaje sencillo, iba lentamente desarrollando la exposición de sus ideas. Con admirable disciplina mental recorría las etapas del razonamiento, con método y lógica impecables. En la discusión de un caso pasaba del análisis cuidadoso de las manifestaciones clínicas a la observación y estudio morfológico de las células de la sangre y de la médula ósea, hasta llegar, después de la discusión conjunta, a la interpretación y al diagnóstico. Lo que más nos llamaba la tención era la asombrosa sistematización de sus conocimientos. En sus lecciones sabía echar mano del dato justo, del recurso preciso, de la cita oportuna, sin vacilaciones ni titubeos. Educado en la rígida disciplina de la ciencia, no admitía como verdad sino aquello que había recibido la sanción y la confirmación científica. En sus diagnósticos evitaba el fundamento que no fuera firme y definitivo.

Todos los días, unas veces con la seriedad acostumbrada y otras en tono festivo, trataba de corregir y eliminar en sus alumnos las vaguedades e incorrecciones del lenguaje médico. Criticaba lo mismo la frase ambigua que los barbarismos, galicismos y anglicismos que plagan nuestra terminología. Se notaba la devoción que sentía por la enseñanza y el deseo genuino de entregar sus conocimientos y experiencia a los médicos jóvenes”.

El doctor Samuel Dorantes fue socio fundador de la Agrupación Mexicana para el Estudio de la Hematología y del Grupo Cooperativo Latino-Americano de Hemostasis y Trombosis. Fue miembro de la Academia Nacional de Medicina, de la Academia Mexicana de Pediatría y del Sistema Nacional de Investigadores.

La Asociación de Médicos del Hospital Infantil de México le otorgó la “Medalla Federico Gómez”; la Academia Nacional de Medicina le concedió el premio “Dr. Landa” por el descubrimiento de la Enfermedad García; y el Gobernador Miguel Alemán Velasco lo distinguió como “Veracruzano Ilustre”. Estas fueron algunas de las muchas distinciones que recibió el doctor Dorantes Mesa durante su carrera, que culminaron el 23 de octubre del año 2000, cuando el entonces Presidente de la República Mexicana, licenciado Ernesto Cedillo, le entregara el premio a la “Excelencia Médica”.

Del aspecto humano del doctor Samuel Dorantes Mesa me podría extender muchísimo: hombre universal, recto, honesto y de una gran humildad. Para él no existían fronteras ni nacionalidades, razas o religiones; solo el hombre y su máxima expresión de inocencia, el niño. La cara se le transformaba y se le iluminaba cuando llegaba a la sala de hematología con sus “chiquitines”. Despreciaba la riqueza material y, demasiado inocente quizá, nunca pudo aceptar la existencia de la maldad humana. A pesar de su formación militar, no concebía que un humano dañara a otro, y menos a un niño. Por eso, tan fuerte impresión le causó descubrir que uno de sus pacientes recibía inhalantes dentro de su misma escuela primaria, lo que enarboló como su cruzada personal en los últimos años de su actividad profesional.

Esposo y padre amantísimo, falleció de causas naturales a los 94 años de edad el 9 de abril de 2015, tan solo a poco más de un año de la pérdida de su amada esposa Conchi. Rodeado por sus hijos, nietos y bisnietos, transitó a la muerte en completa paz y tranquilidad, tal y como fue su vida.

El maestro Samuel Dorantes Mesa enseñó con su ejemplo valores fundamentales: amor por el trabajo, por la verdad, por el estudio de las ciencias; amor por la naturaleza y las artes, como la pintura y la música. Amor por el prójimo, especialmente por los niños. Sus hijos, nietos, colegas, alumnos y amigos jamás lo olvidaremos… Descanse en paz.

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