En la sociedad actual las dificultades propias en la cirugía del anciano, y a su vez los éxitos de la cirugía geriátrica, han establecido en los pacientes tres circunstancias: por un lado, indicación quirúrgica y buen pronostico a priori; por otro, alto riesgo y contraindicación a la intervención, y por último, necesidad de tratamiento quirúrgico para la supervivencia, pero con resultados que pueden ser desalentadores.
En este tercer grupo surge la siguiente pregunta: ¿qué es lo éticamente aceptable?, a la que pueden darse dos posibles respuestas: ofrecer una intervención en situación límite o no intervenir al paciente y cuidarlo, ayudándole a morir bien.
Resolver este conflicto de forma ética es muy difícil, ya que no hay muchos estudios sobre qué actitud es la correcta ni, a veces, consenso entre profesionales. Se suele dar, además, en casos de cirugía de emergencia que obligan a una respuesta rápida, con una valoración precaria del enfermo, lo que dificulta el diálogo con el paciente y sus familiares.
En este artículo se lleva a cabo una reflexión sobre los datos generales que orientan al cirujano a una praxis quirúrgica basada en el análisis de los principios éticos, la diferencia con el concepto de eutanasia en los casos en que se decida no intervenir, y el fundamento de una evidencia clínica para la toma de decisiones.
Se concluye con la pretensión de establecer medidas para mejorar los resultados y la calidad de la asistencia en esta situación planteada.
In modern society, the difficulties of surgery in the elderly and the success of geriatric surgery have given rise to three situations in elderly patients. On one hand, a priori surgical indication and favorable prognosis, on the other, high risk and contraindication to surgery and finally, surgery requirement for survival but with results that can be discouraging.
In this third group, the question arises of what is ethically acceptable. There are two possible answers: to offer surgery to critically-ill patients or to withhold surgical treatment and provide care with the aim of contributing to a good death.
Resolving this conflict ethically is sometimes very difficult because few studies have been published on which attitude might be the most acceptable and consensus among professionals is sometimes lacking. Moreover, emergency surgery is usually required, necessitating a rapid response without full evaluation of the patient. This in turn makes communication with patients and their families difficult.
The present article provides a reflection on the general evidence that guides surgeons on surgical practice, based on analysis of the ethical principles involved, the difference with the concept of euthanasia in cases in which treatment is withheld, and the clinical evidence that forms the basis for decision-making.
The article concludes by proposing measures to improve the results and the quality of health care in the situation discussed.