Desde la declaración de pandemia por SARS-CoV-2 el 11 de marzo de 2020 por la OMS1, la COVID-19ha sacudido el sistema sanitario español, repercutiendo negativamente en la disponibilidad de recursos sanitarios tal como hemos descrito en nuestro artículo2.
Durante más de un año de convivencia con el virus hemos adoptado diversas medidas para reducir el riesgo de contagio perioperatorio, como la sistematización de test PCR preoperatorios, la creación de circuitos selectivos, el uso correcto de material de protección individual, modificaciones técnicas para un abordaje laparoscópico seguro y la determinación del momento óptimo para una intervención electiva tras una infección por SARS–CoV-23,4.
Desgraciadamente, a lo largo de este año muchos hospitales han seguido manteniendo una elevada ocupación de camas por COVID-19 aunque sin llegar, como al inicio de la pandemia, a una saturación completa. Esta situación ha permitido mantener únicamente la actividad quirúrgica de las enfermedades oncológicas, urgentes y algunas afecciones benignas preferentes que no precisan ingreso hospitalario.
Como consecuencia se está produciendo un incremento significativo de la lista de espera5,6 para la enfermedad benigna no urgente, como la colelitiasis sintomática, previamente anunciado en nuestra publicación2.
La demora prolongada hasta la atención quirúrgica definitiva puede agravar la situación clínica del paciente con colelitiasis, con riesgo aumentado de sufrir episodios de colecistitis o pancreatitis aguda y derivar en colecistectomías más complejas con mayor riesgo de complicaciones intraoperatorias7.
Esta situación nos obliga a exigir a las autoridades sanitarias que desarrollen de manera inmediata una estrategia específica para disminuir los tiempos de espera hasta la colecistectomía electiva, y garantizar la equidad de acceso al tratamiento quirúrgico en todo el territorio nacional8.
Se deben implementar medidas efectivas a corto y largo plazo, entre las que recomendamos: incentivar los programas de colecistectomía en régimen de cirugía ambulatoria (práctica que solo era habitual en el 37,9% de los centros encuestados en nuestro estudio2); desarrollo de programas de choque de lista de espera, habilitando quirófanos programados por las tardes o en fin de semana mediante remuneración adicional del propio personal del centro o con contratación de plantillas específicas; acuerdos de derivación con otros centros públicos o privados con mayor disponibilidad de camas y quirófanos; impulsar la realización de colecistectomías en el propio ingreso por pancreatitis leve o colecistitis aguda no complicada, mediante la asignación de quirófanos específicos.
Asimismo, resulta imprescindible un programa de vigilancia clínica y priorización de los pacientes en lista de espera de colecistectomía9,10, acelerando la intervención de aquellos pacientes más sintomáticos o con mayor riesgo de complicaciones.
La lista de espera quirúrgica de la colecistectomía electiva constituye una problemática importante en los hospitales españoles en la que todos, responsables políticos, gestores sanitarios y cirujanos debemos implicarnos de forma prioritaria.