Hemos leído con interés el artículo original publicado en su revista por el Dr. Pujol Gebelli et al.1, donde se hizo una revisión de los pacientes tratados en su hospital con gastroplastia tubular plicada (GTP). Recientemente atendimos el caso de una paciente con una hernia gástrica como complicación de esta técnica.
Se trata de una paciente de 51 años intervenida de una GTP por obesidad (IMC: 36) e hipertensión arterial asociada a tratamiento con valsartán. Postoperatorio sin incidencias. En el primer mes la paciente normaliza las cifras de tensión arterial, suspendiendo el antihipertensivo, y 5 meses después presenta una pérdida ponderal de 32kg.
Al quinto mes del postoperatorio, y asintomática previamente, acude al servicio de urgencias de nuestro hospital por dolor abdominal y vómitos de varias horas de evolución. Durante la exploración el abdomen es blando, doloroso en epigastrio sin defensa ni signos de irritación peritoneal. La TC abdominal evidencia una herniación gástrica a través de la sutura de la gastroplastia (fig. 1).
Ante estos hallazgos radiológicos se decide intervención quirúrgica urgente, donde se observa el fundus gástrico herniado a través de la gastroplastia en la curvatura mayor. Se procede a la liberación del tejido herniado desmontando la gastroplastia en su totalidad, apreciando claramente delimitada la zona del fundus gástrico que presentaba compromiso vascular y realizando una gastrectomía tubular reglada con sutura mecánica (fig. 2) y refuerzo de la línea de grapas con Prolene® 3/0. Postoperatorio sin incidencias, y es dada de alta hospitalaria al 5.° día.
La GTP es una de las nuevas técnicas restrictivas dentro del arsenal de la cirugía bariátrica que aún está en período de validación, y en proceso de definir las indicaciones y el manejo perioperatorio2–4. Es una variación de la gastrectomía vertical con la ventaja teórica de presentar menor posibilidad de complicaciones al no requerir resección3,4, y así evitar la temida fuga en la zona proximal gástrica, además de ser una técnica potencialmente reversible. Las complicaciones cuando aparecen son generalmente precoces, entre las que se encuentran sialorrea, náuseas y vómitos, que generalmente ceden en los primeros días.
En nuestro caso nos enfrentamos a una complicación grave y tardía, que obligó a una reintervención quirúrgica urgente, y resolvimos con una reconversión a gastrectomía tubular.
La particularidad de este caso, a diferencia del caso publicado por el Dr. Pujol y de otras publicaciones revisadas en la literatura es que la complicación se produjo al 5.° mes de la cirugía, cuando la paciente había presentado un postoperatorio sin ninguna incidencia, con una buena pérdida ponderal y resolución de sus comorbilidades, y tras varios meses de alimentarse con una dieta normal.