La aparición de tumoraciones cervicales en el adulto es frecuente, debido principalmente al crecimiento de nódulos tiroideos en el contexto de un bocio multinodular. En algunos casos, estas tumoraciones no dependen del tiroides, por lo que se debe hacer el diagnóstico diferencial con otro tipo de lesiones poco frecuentes, entre las que se encuentran los quistes tímicos.
Los quistes tímicos suponen el 1% de las masas cervicales y aparecen principalmente en la primera década de la vida1, siendo muy raros en el adulto2,3. Suelen cursar como una masa cervical asintomática y en muchos casos el diagnóstico se realiza tras la exéresis de la lesión, ya que las pruebas de imagen preoperatorias no determinan la etiología del quiste4. La recurrencia tras la exéresis completa no se ha documentado en la literatura5.
Se presenta el caso de una mujer de 36 años sin antecedentes de interés que consulta por presentar una masa cervical anterior izquierda asintomática de meses de evolución. En la ecografía se observa un nódulo de aspecto quístico de 4cm que no depende del tiroides. Se realiza una TC que localiza la lesión inferior a la glándula tiroidea, posterior a los músculos infrahioideos y anterior a la tráquea, en contacto con el tronco braquiocefálico derecho y con el origen de la arteria carótida común derecha, sin signos de invasión (fig. 1). Se completa el estudio con una RM que describe una imagen quística de 4cm sin extensión al tórax, que no depende de ninguna estructura y presenta características de benignidad.
La paciente se interviene quirúrgicamente, realizándose una incisión cervical transversa y observando una lesión de aspecto quístico cervical anterior que se prolonga hasta el mediastino superior, sin invadir ninguna estructura (fig. 2). Se extirpa sin incidencias, preservando los nervios laríngeos recurrentes y las glándulas paratiroides inferiores y la paciente es dada de alta pasadas 24 horas tras la intervención.
El estudio histopatológico informa de un quiste tímico unilobulado con epitelio cúbico, tejido tímico y una glándula paratiroides ectópica adyacente.
El timo deriva embriológicamente del 3° par de bolsas faríngeas junto a las paratiroides inferiores. Durante la 7ª semana de gestación, el primordio tímico migra desde el ángulo de la mandíbula hasta el mediastino superior, formando el tracto timofaríngeo, que se fibrosa posteriormente6.
Los quistes tímicos son muy infrecuentes y aparecen principalmente en niños, aunque se han descrito casos en el adulto, sobre todo durante la 2ª y 3ª décadas2,5. Afecta más a varones y son más frecuentes en el lado izquierdo, aunque pueden aparecer en cualquier punto desde el borde superior del hueso hiodes hasta el mediastino antero-superior, y presentan un tamaño variable (1-17cm). La mayoría cursan asintomáticos, aunque pueden ocasionar disnea, disfagia y alteraciones en la voz1,5.
Aunque se han descrito diversas clasificaciones, la más aceptada hoy en día es la que los divide en congénitos y adquiridos. Los primeros se deben a una persistencia del ducto timofaríngeo y los segundos a una degeneración de tejido tímico ectópico3,5,7,8.
El diagnóstico se realiza en la mayoría de las ocasiones tras el análisis de la pieza quirúrgica4, como ocurre en el caso clínico descrito. Las pruebas de imagen preoperatorias, como la ecografía, la TC y la RM, son útiles para caracterizar la lesión y determinar su relación con las estructuras vecinas, aunque difícilmente proporcionan un diagnóstico etiológico. La punción de la lesión no es útil para despistar el origen de las lesiones quísticas cervicales en la mayoría de los casos4.
El diagnóstico diferencial debe realizarse con otras lesiones quísticas cervicales como el quiste del conducto tirogloso, el quiste branquial, el quiste tiroideo, el quiste desmoide, los linfangiomas, el teratoma quístico, las adenopatías de aspecto quístico, metástasis y otras causas muy poco frecuentes pero a tener en cuenta en el adulto como los quistes de paratiroides5,9. En este último caso es de utilidad el análisis bioquímico del líquido del quiste, ya que presentará un alto nivel de PTH9. También hay que tener presente la posibilidad de degeneración maligna, ya que se ha descrito en la literatura la presencia de un carcinoma tímico en el seno de un quiste tímico10.
Los quistes tímicos pueden ser uni o multilobulados y presentan un epitelio que puede ser escamoso, cúbico o columnar. Las características histopatológicas que determinan el diagnóstico y se consideran patognomónicas son la presencia de restos de tejido tímico en la pared y la presencia de corpúsculos de Hassall, unas estructuras eosinófilas presentes en la médula del timo normal1,8. Además, como consecuencia de su origen embriológico común, es frecuente encontrar tejido paratiroideo adyacente a la pared del quiste, como se describe en el caso clínico expuesto.
El tratamiento es quirúrgico, con la exéresis completa de la lesión. No se han descrito recurrencias en la literatura, por lo que el pronóstico es excelente5.
En conclusión, el quiste tímico es una entidad rara en el adulto que se debe tener en cuenta en el diagnóstico diferencial de las lesiones cervicales.