Hemos leído con mucho interés los comentarios del Dr. De Tomás1 y coincidimos plenamente con sus comentarios. Respecto a las preguntas que nos hace, la paciente tenía un IMC de 27,9 con sintomatología de RGE muy importante, continuada y rebelde al tratamiento con IBP, con una afectación medida con escala visual analógica de 10 sobre 10. En estas condiciones optamos por realizar un bypass gástrico laparoscópico con asa alimentaria de 100cm y bilio-pancreática de 50cm. A los 6 meses la paciente está asintomática y con un IMC de 24,8.
Respecto a la segunda cuestión: ¿Qué hacer con una mujer joven asintomática e IMC<30kg/m2 tras una GV con diagnóstico al cabo de los años de EB corto sin displasia?
Estamos de acuerdo que la decisión en este segundo caso es más compleja y controvertida. Nuestro equipo sería más partidario de la conversión a bypass, dado que los IBP no controlan el reflujo álcali. Sin una evidencia científica sólida actual sobre el mejor tratamiento, aceptamos que este caso se presta a la discusión e individualización del tratamiento.