Lobo-Machín et al. han publicado recientemente una rara complicación del tratamiento de una intoxicación: una peritonitis por carbón secundaria a una perforación yuxtapilórica por sonda nasogástrica1. Este tipo de perforaciones está más asociado a la iatrogenia por la colocación de la sonda que al carbón y, en ocasiones, la cirugía gástrica previa es un factor de riesgo2.
El lavado gástrico como tratamiento de las intoxicaciones, está actualmente muy desacreditado3–6. Por ello, el lavado ya no es un procedimiento de rutina en el tratamiento de las intoxicaciones, solo se contempla como una opción ante la ingesta reciente de dosis consideradas como letales y, muy en particular, cuando el tóxico no es adsorbible por el carbón activado.
Con el carbón administrado por vía oral, nunca se ha descrito una perforación digestiva, aunque sí diversas complicaciones7. En el caso presentado, una dosis única de carbón administrado por vía oral hubiera sido suficiente ante una ingesta moderada de escitalopram, ya que se considera que la ingesta de este fármaco ha de ser superior a 300mg para inducir trastornos del ECG8. La ingesta adicional de 3mg de bromazepam y 6mg de lormetazepam, debe considerarse una dosis prácticamente atóxica. Si el tiempo transcurrido desde la ingesta de los citados fármacos y la atención sanitaria hubiese sido superior a las 2h, la mejor opción habría sido no realizar ningún método de descontaminación digestiva9.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.