La escritura médica o quirúrgica de alta calidad debe ser clara, bien definida, y poseer un mensaje valioso que sea fácilmente identificable. Son varias las cualidades que debemos tomar en cuenta para producir escritura médica de alta calidad.
Primero, curiosamente, debemos aprender a pensar como si tuviésemos el producto (manuscrito) terminado. En ese sentido, el lector es el último juez en evaluar la calidad de la escritura quirúrgica científica o de cualquier escrito en general. Si se piensa como lector cuando se redacta un manuscrito, el escritor puede evitar errores que siempre están presentes en el trabajo de escritores sobreconfidentes, tales como dejar huecos sin explicaciones cuando se definen conceptos o tan simple como proporcionar antecedentes irrelevantes para el caso que ocupa. Así, el lector es un revisor efectivo y, por lo tanto, la escritura científica quirúrgica se beneficiará en gran medida de esa aportación. El lector ofrece consejos de la perspectiva no frecuentemente recibida de los colegas más íntimamente involucrados en el trabajo. Seguir pasos para maximizar la eficacia y la claridad es esencial y a eso ayudan la práctica y las críticas constructivas. De allí que algunos escritores recurran al ejercicio de entregar sus manuscritos a terceros para recibir comentarios en su percepción de lo escrito.
Por otro lado, si se desea lograr la excelencia en la escritura quirúrgica o médica, es mandatorio que los escritos tengan un propósito claro. Tener propósito quiere decir que hay una idea bien definida, que hace avanzar el entendimiento de otros. Tener propósito es ofrecer un plan que claramente explique los objetivos y en general el desarrollo de un tema en cuestión. Tener propósito también quiere decir engancharse a sí mismos en los elementos del bien escribir, en elementos de pensamiento positivo y/o en elementos de dirección, manteniendo siempre en mente el objetivo final de escritura con excelencia. Cada frase o párrafo debe transitar hacia los objetivos inicialmente descritos desde el escrito.
Finalmente y no menos importante, no hay ningún sustituto para la claridad de un mensaje, para la claridad del traslado de las ideas y para la claridad de la expresión. La claridad es el ingrediente esencial de cualquier escrito superior. La claridad involucra saber qué información es relevante o irrelevante y alinear la información importante en una presentación concisa y lógica. Esta es una tarea ardua que se debe ejercitar desde las etapas tempranas en la vida profesional del médico. Claridad significa transmitir un mensaje tan breve o tan extenso como se requiera, pero que todo lector entienda. Sin que lo sepamos, todos los médicos tenemos la mejor escuela en este ejercicio: la síntesis de casos clínicos, el análisis de casos problema, la presentación de clases, la justificación de procedimientos. Todo requiere concentrar, en un documento breve y claro, un mensaje con sentido. Para ello, los programas quirúrgicos y las escuelas de Medicina necesitan establecer cátedras de escritura que enfaticen en cómo escribir con claridad y elegancia. La creación de estas cátedras seguramente incentivará el surgimiento de los líderes expertos en escritura del mañana.
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