Amigos lectores, sin lugar a dudas la palabra pandemia y todo su entorno han copado buena parte del devenir del año que está finalizando. La mayor crisis sanitaria del último siglo a nivel mundial no sólo ha modificado radicalmente nuestra forma de vida sino que ha reconvertido nuestra labor tanto a nivel asistencial como de investigación. La revista no ha sido ajena a este drama y ha publicado interesantes artículos relacionando COVID-19 con diferentes aspectos de la endocrinología, la diabetes y la nutrición. No obstante, las páginas de los diez números que hoy concluimos han abarcado muchos otros ámbitos. Con el ánimo de desearos a todos un 2021 significativamente mejor y como hicimos el año pasado os dejamos un pequeño repaso de lo que al comité editorial nos ha parecido más relevante. Un saludo y nos reencontramos en enero.
DIABETES TIPO 1Entre los originales de diabetes tipo 1, a principios de año tuvimos un elegante ensayo clínico aleatorizado y controlado sobre el efecto del aceite de rosa de mosqueta en las lesiones digitales por punción capilar en niños. Se publicaron varios estudios epidemiológicos en niños y jóvenes sobre incidencia de la enfermedad en Bogotá, sobre hipoglucemias inadvertidas en la transición a la atención endocrinológica adulta y sobre la adherencia a las recomendaciones de actividad física. También se evaluaron los efectos de un campamento de verano sobre la calidad de vida en niños y adolescentes con diabetes tipo 1. González-Lamuño et al describen sus resultados obstétricos y perinatales en gestantes con diabetes tipo 1. Finalmente, en este mismo número, se describe la incidencia de diabetes tipo 1 infantil en Gran Canaria en el periodo 2006-2018, confirmando así que Canarias es la región con la mayor incidencia de España.
DIABETES TIPO 2En el campo de la diabetes, se han publicado en la revista interesantes artículos de revisión. El grupo del Hospital Clínico San Carlos comparte su experiencia sobre detección, prevención y tratamiento de la diabetes gestacional, Castro-Oliveira et al revisan la correlación entre genotipo y fenotipo de la diabetes tipo MODY con sus implicaciones terapéuticas, y Gimeno-Orna et al inciden en la necesidad de evaluar y tratar correctamente a los pacientes con diabetes para reducir su riesgo cardiovascular residual. Entre los originales, Díaz-Vera et al encuentran una prevalencia de dislipemia del 85% en pacientes con diabetes tipo 2 cántabros. Muy interesantes son las aportaciones de Del Razo-Olvera et al, desarrollando y validando una escala de riesgo para predecir la aparición de diabetes tipo 2 en mujeres mejicanas en edad reproductiva, y las de un estudio de la universidad de Yazd revelando la importancia de los miRNAs antiinflamatorios en el diagnóstico precoz de diabetes tipo 2. La utilidad de las intervenciones educativas orientadas a profesionales se plasma en el incremento de la utilización de pautas basal-bolo durante la hospitalización en el hospital Sant Pau de Barcelona. El valor de la educación orientada a pacientes se concreta en la superación de barreras para la adherencia a un plan nutricional y en la mejora del patrón de consumo de alimentos en sendos estudios en Méjico y Costa Rica. También en Méjico, Reséndiz-Lara et al demuestran las posibilidades de las plataformas virtuales para elevar el grado de conocimientos y mejorar el control metabólico de los pacientes. Por último y no menos importante, la situación de pandemia COVID-19 también ha tenido repercusión en nuestra revista. El Grupo Español de Diabetes y Embarazo (GEDE) publica recomendaciones simplificadas para el diagnóstico de hiperglucemia durante la gestación y un editorial revisa las consecuencias de la pandemia sobre las personas con diabetes.
OBESIDADRespecto a la temática de obesidad cabe destacar varios artículos interesantes. Uno de temática genética sobre el genotipo CC de la variante rs266729 del gen ADIPOQ, que se asocia a niveles de adiponectina elevados junto con colesterol de LDL, glucosa, insulina e índice HOMA bajos tras la pérdida de peso. Otros dos artículos sobre ghrelina. En el primero, después del tratamiento con neuroestimulación del dermatoma T6 se consigue, en sujetos obesos, mayor pérdida de peso y disminución de los niveles de ghrelina plasmática. En el segundo, se observa un incremento de los niveles de ghrelina acilada en ayunas al año de seguimiento con ambas técnicas quirúrgicas (bypass gástrico y gastrectomía vertical), cuando existe una pérdida ponderal del 30%.
Finalmente cabe destacar un artículo muy útil en la práctica clínica sobre el manejo de la diarrea post cirugía bariátrica, en el que se detallan los pasos a seguir para hacer un buen diagnóstico diferencial y a la vez, se sugieren posibles tratamientos.
NUTRICION CLÍNICAEn lo referido a Nutrición clínica, no podíamos ser ajenos en este año a la COVID-19 por lo que un editorial ha plasmado las recomendaciones de la SEEN sobre tratamiento médico nutricional. El cribado nutricional CIPA ha reflejado una alta prevalencia de desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) en pacientes quirúrgicos con implicaciones pronósticas relevantes. También se ha presentado el papel de herramientas de Big data en la detección de la DRE y el impacto clínico de la inmunonutrición postoperatoria en pacientes con cáncer de cabeza y cuello. Se ha repasado por otro lado el interés de la creatinina baja como marcador de baja masa muscular y las necesidades sociosanitarias en pacientes con intolerancia hereditaria a la fructosa en España.
ENDOCRINOLOGIA GENERALEn el área de la patología suprarrenal cabe destacar 2 guías clínicas, sobre el manejo de insuficiencia suprarrenal aguda y de los incidentalomas adrenales. También se ha resaltado el papel del estudio de receptores aberrantes en pacientes con síndrome de Cushing ACTH dependiente e hiperplasia macronodular. Los tumores adenohipofisarios agresivos y concretamente su diagnóstico y manejo terapéutico multimodal han sido objeto de un editorial y una revisión. Por otro lado, se ha analizado la utilidad de la curva de prolactina para detectar falsas hiperprolactinemias, así como el patrón fenotípico de los prolactinomas resistentes a agonistas dopaminérgicos. En el ámbito de la endocrinología pediátrica, se han relacionado los hallazgos de la RMN hipofisaria con el patrón de respuesta al tratamiento con GH en déficits aislados y se ha incidido en la necesidad de la correcta valoración endocrinológica para adelantar el diagnóstico de los tumores germinales intracraneales. Sobre metabolismo óseo, se han revisado los algoritmos de manejo clínico de los trastornos del fósforo. Respecto al hiperparatiroidismo primario, continúa siendo un problema su retraso diagnóstico y terapéutico y se han descrito los factores de riesgo asociados a la aparición del síndrome de hueso hambriento tras paratiroidectomia. Para finalizar, en el campo de la gestión clínica, se ha reforzado la necesidad de registrar y codificar los diagnósticos clínicos en las consultas externas de Endocrinología y Nutrición. En la misma línea, se ha desarrollado una herramienta que permite analizar la casuística teniendo en cuenta la complejidad inherente a la patología atendida en consultas externas, lo que permite poner en valor la actividad ambulatoria de nuestra especialidad.
TIROIDESEn el campo de la patología tiroidea el año empezó con dos estudios publicados en el primer número. El TIROGEST STUDY puso de manifiesto el camino que nos queda por recorrer en el abordaje del hipotiroidismo gestacional y el SETI study analizó el impacto de la suplementación con selenio en el hipotiroidismo subclínico por tiroiditis autoinmune. El número de enero incluía también una excelente revisión sobre los retos de futuro en relación a la nutrición de yodo en nuestro país. En febrero otro estudio, el ETIEN 3, analizaba el rendimiento diagnóstico del sistema de evaluación de riesgo ecográfico del nódulo tiroideo de la American Thyroid Association. En marzo, C. Familiar Casado et al nos daban cuenta de los resultados en una serie de nódulos tiroideos tratados con una sesión única de ablación por radiofrecuencia y Marín Ureña et al nos planteaban el recurrente problema de la necesidad de cribado neonatal en los hijos de madre con patología tiroidea autoinmune. Volvíamos al tema de la nutrición de yodo en el número de abril, esta vez en niños escolares mexicanos y desde Argentina nos mostraban un estudio sobre la relación entre el virus de la hepatitis C, el HIV, el tratamiento con interferón y la disfunción tiroidea autoinmune. En mayo, un trabajo de Ruíz et al describía las diferencias entre los microcarcinomas papilares según fueran diagnosticados de manera incidental o clínico. El número 6 recogía una revisión sistemática y metaanálisis sobre la parálisis laríngea preoperatoria en cirugía de tiroides y Arrizabalaga et al nos alertaban de las elevadas variaciones en el contenido de yodo en la leche convencional ultrapasteurizada de vaca. Los resultados de una encuesta a los miembros de la SEEN sobre el manejo del nódulo tiroideo en España fueron publicados en el número 7. El mes siguiente encontrábamos el trabajo sobre la utilidad del 18F-FDG-PET/TC en pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides con respuesta bioquímica incompleta o respuesta indeterminada. También en el campo de la medicina nuclear en el número 9 leíamos un estudio sobre el cálculo de dosis de 131I para el tratamiento del hipertiroidismo. Finalmente, en el presente número de diciembre, regresamos a la nutrición con yodo, esta vez en la población gestante.