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Inicio Endocrinología y Nutrición Ingesta dietética de los estudiantes de secundaria de la ciudad de Badajoz
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Vol. 59. Núm. 7.
Páginas 407-415 (agosto - septiembre 2012)
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Vol. 59. Núm. 7.
Páginas 407-415 (agosto - septiembre 2012)
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Ingesta dietética de los estudiantes de secundaria de la ciudad de Badajoz
Dietary intake of secondary education students in Badajoz
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Luis Gonzalo Córdoba Caroa,
Autor para correspondencia
luiscordoba@unex.es

Autor para correspondencia.
, Luis Miguel Luengo Pérezb, Ventura García Preciadoa
a Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal, Universidad de Extremadura, Facultad de Educación, Badajoz, España
b Unidad de Nutrición Clínica y Dietética, Sección de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario Infanta Cristina, Badajoz, España
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Tablas (7)
Tabla 1. Frecuencia de consumo de lácteos
Tabla 2. Frecuencia de consumo de huevos, carnes y pescados
Tabla 3. Frecuencia de consumo de verduras, legumbres, frutas y frutos secos
Tabla 4. Frecuencia de consumo de pan, cereales, aceites y grasas, dulces y pasteles
Tabla 5. Frecuencia de consumo de bebidas, precocinados, preelaborados y misceláneas
Tabla 6. Ingesta de macro y micronutrientes por género
Tabla 7. Correlación IMC- Ingesta calórica
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Resumen
Objetivos

El objetivo del estudio ha sido cuantificar la ingesta dietética de los estudiantes de la educación secundaria obligatoria de Badajoz, España, evaluando la frecuencia de consumo entre adolescentes de diferentes géneros.

Material y método

En el estudio ha participado una muestra de 1.197 alumnos de enseñanza secundaria obligatoria (49,9% hombres y 50,1% mujeres). Se pasó un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos autoadministrado (CFCA) con 51 alimentos, dividido en 5 categorías independientes, desarrollado a partir del empleado en la Comunidad Valenciana en 2003, y previamente validado en un estudio piloto con 374 alumnos, tras obtener consentimiento informado.

Resultados

En un 70,6% de los alimentos analizados el consumo es mayor en los varones, mientras solamente en un 17,6% es mayor en las mujeres; un 11,8% de productos se consumen por igual. En el 35% de los alimentos las diferencias entre géneros fueron estadísticamente significativas (72% de ellos fueron superiores en los varones y el 28% en las mujeres). Parece haber un consumo adecuado de leche y productos lácteos, bajo de pescados y productos marinos, y elevado de productos cárnicos. La ingesta de verduras, hortalizas, frutas, pan y cereales está por debajo de las recomendaciones. El consumo de pasta, arroz y aceites es adecuado, no observándose un consumo elevado de galletas ni de bollería industrial. La ingesta de dulces y golosinas es excesiva, aunque la de bebidas azucaradas y gaseosas no es alta.

Conclusiones

Estos resultados muestran valores intermedios con respecto a otros estudios realizados a nivel nacional.

Palabras clave:
Adolescentes
Dieta
Cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos
Ingesta
Abstract
Objectives

To quantify dietary intake of secondary education students in Badajoz, Spain, evaluating food frequency use in teenagers of both sexes.

Material and methods

The study sample consisted of 1197 secondary education students (49.9% male and 50.1% female). After giving informed consent, they completed a self-administered food frequency questionnaire (FFQ) including 51 food items divided into five separate categories. This questionnaire was modified from the one used at the Valencian Community in 2003 and previously validated in a pilot study on 374 students.

Results

Male and females students reported higher intakes of 70.6% and 17.6% of foods analyzed respectively, while intake of 11.8% of food items was similar in both sexes. Sex differences were statistically significant for 35% of foods (of which 72% and 28% were taken more frequently by males and females respectively). Intake of milk and dairy products appeared to be adequate, while intake of fish and seafood was low consumption of meat products was high. Intake of vegetables, fruits, bread, and cereals was below the recommended levels. Intake of pasta, rice, and oils was adequate, and there was not a high consumptio of cookies or industrial pastries. There was an excess intake of sweets, but intake of soft drinks was not high.

Conclusions

These results show intermediate values as compared to other national surveys.

Keywords:
Teenagers
diet
Food frequency questionnaire
Intake
Texto completo
Introducción

Los hábitos dietéticos son uno de los componentes de los estilos de vida que ejerce una mayor influencia sobre la salud, el desarrollo físico y el crecimiento, la reproducción y el rendimiento físico e intelectual. Durante la infancia y la adolescencia es cuando se crean y adquieren de forma progresiva los hábitos higiénicos y las actitudes que constituirán la base del comportamiento alimentario1,2. Cuanto antes se adquieran más fácil será mantenerlos, disminuirá la tendencia a desarrollar más adelante un amplio abanico de enfermedades, y contribuirá a mejorar la calidad de vida y su rendimiento en diferentes ámbitos3.

Sin embargo, la mayoría de los adolescentes no poseen la suficiente información dietética que les permita llevar a cabo una dieta equilibrada, estando sus decisiones influenciadas por una serie de factores que con frecuencia están reñidos con pautas alimentarias regladas y armónicas4. Y es este el momento en el que las condiciones internas, ambientales, familiares, culturales y sociales, ejercen toda su influencia y participación en la personalidad y el comportamiento alimentario5,6.

La dieta mediterránea está caracterizada por un alto consumo de alimentos de origen vegetal frente a un menor consumo de alimentos de origen animal. Esto reduce considerablemente el consumo de grasas saturadas y, en consecuencia, el desarrollo de enfermedades degenerativas, procesos inflamatorios crónicos, cáncer, aterosclerosis, etc.7. Sin embargo, en las últimas décadas, los adolescentes españoles, y en general los de los países occidentales industrializados, han ido abandonando esta dieta y han experimentado un cambio considerable hacia un desequilibrio en el balance energético, debido a un aumento en el aporte de energía, principalmente a través del consumos de ácidos grasos saturados (AGS), y una disminución en el gasto energético8, contribuyendo al incremento de la obesidad y al aumento de los niveles de colesterol5,9. Varios autores apoyan esta afirmación y demuestran en diferentes zonas geográficas de España que la dieta de los adolescentes es incorrecta y desequilibrada4,10–14, estando alejada de las recomendaciones españolas e internacionales15.Los adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y 17 años, a pesar de realizar las principales comidas en casa preparadas por sus tutores, son el grupo de mayor riesgo nutricional, y aunque sean las chicas las que mejor calidad muestren en su dieta14, según los estudios son también estas las que mayor riesgo nutricional muestran16,17. Debido a esta situación se hace necesaria la intervención en la educación nutricional tanto de los padres como de los adolescentes18,19.

Hace solo unas décadas que germinó la epidemiología nutricional, y con ella el desarrollo de la metodología moderna necesaria para caracterizar con rigor la ingesta de individuos y poblaciones20. El cálculo de la ingesta alimentaria es un elemento muy importante para llegar a un diagnóstico nutricional. El método más utilizado en epidemiología analítica individual es el cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos (CFCA), debido a que es barato, administrable por correo o autoadministrado, relativamente rápido y sencillo, estima la ingesta habitual y no requiere entrevistadores entrenados21.

El objetivo principal planteado en este estudio ha sido cuantificar la ingesta dietética de los estudiantes de la educación secundaria obligatoria (ESO) de Badajoz, comparando la frecuencia de consumo entre adolescentes de diferentes géneros.

Material y métodoSelección de la muestra

Se realizó un estudio epidemiológico cuantitativo, de diseño no experimental-transversal, de alcance descriptivo. La obtención de la muestra del estudio se hizo por medio de muestreo aleatorio por conglomerados, utilizando los grupos de clase como referencia, con lo que se obtuvo una muestra representativa de escolares de la ESO de la ciudad de Badajoz. Se usó una fórmula de cálculo del tamaño muestral para poblaciones finitas o conocidas, con un nivel de confianza de 2 unidades Z (IC=95,4%), una varianza (p=q=0,5) como situación más desfavorable, y con un margen de error de ±2,5%. Se encuestaron un total de 1.197 participantes, un 49,9% fueron de sexo masculino (n= 597) y un 50,1% de sexo femenino (n= 600), con edades comprendidas entre 12 y 18 años.

Recogida de la información

Se seleccionó un CFCA semicuantitativo utilizado en la «Encuesta de nutrición y salud» de la Comunidad Valenciana22, validado previamente en un estudio piloto en la «Encuesta de nutrición y salud» de Orihuela23 con adolescentes a partir de 13 años. Demostró ser un método simple, rápido y económico, que fue cumplimentado por el mismo encuestado en una sola ocasión.

El cuestionario original disponía de 93 ítems (alimentos o grupo de ellos), agrupados en 9 categorías de alimentos. Siguiendo la misma estructura y grupos de alimentos, se redujo hasta un total de 51 ítems agrupados en 5 grupos de alimentos (lácteos; huevos, carnes y pescados; verduras, legumbres y frutas; pan, cereales y similares, aceites, grasas, dulces y pasteles; bebidas, precocinados, preelaborados y otros). Esta reducción se hizo después de ser validado por expertos y tras analizar los resultados obtenidos en un estudio piloto, observando que las cantidades de alimentos que indicaban eran excesivas y que agrupando ciertos alimentos, se lograba ajustar el consumo diario de energía. Además, se incluyó una fotografía de los alimentos, cuya función era simplemente orientativa, para ayudar a que los adolescentes comprendieran mejor el alimento y la cantidad de referencia.

En el caso de los cuestionarios autoadministrados, algunas de las limitaciones pueden ser minimizadas si las respuestas son revisadas por nutricionistas o profesionales con la necesaria cualificación, como ha sido el caso24. Además, se realizaron medidas antropométricas: talla y peso, con una balanza-tallímetro analógica MB 201 Plus, que fue calibrada constantemente, para calcular la talla se hicieron 3 medidas consecutivas de cada sujeto y se calculó el promedio, con ello y con el peso se halló el índice de masa corporal (IMC).

Para la recogida de los datos se utilizó una herramienta informática, consistente en un software diseñado específicamente para el estudio, desarrollado con lenguaje PHP y Java Script, todo unido a una base de datos diseñada en Mysql, y la gestión se hizo a través de una base de datos multiusuario para bases de datos relacionales. Se compró un domino en internet y en él se instaló el software que incluía el cuestionario. Antes de contestar el cuestionario el investigador explicó a los sujetos los objetivos del estudio, el contenido y forma de contestar, aclarando que la participación era libre y voluntaria. Anteriormente los padres fueron informados del estudio que se les iba a realizar a sus hijos, y de que la participación en el mismo sería voluntaria. A continuación se obtuvo el consentimiento informado de los participantes para poder comenzar a responder el cuestionario, y estos lo autocumplimentaron de forma individual y anónima en sus propias aulas, durante un periodo aproximado de 15 min cada uno.

Análisis de los datos

Se estudió el comportamiento de las variables recogidas en el cuestionario. Para ello, en cada uno de los ítems se realizó un análisis descriptivo, que ofreció información acerca de sumatorios y medias en relación a la opinión dada por los alumnos encuestados.

Para observar si existían diferencias estadísticamente significativas entre los consumos de ambos géneros se compararon las medias con una T de Student para muestras independientes.

Resultados

Se observa un consumo superior de productos lácteos en hombres que en mujeres, excepto en leche semidesnatada y yogurt semidesnatado, coincidiendo en el consumo de queso tanto desnatado como semicurado o curado.

Destacamos las diferencias estadísticamente significativas que existen en el consumo de leche entera y desnatada, de café con leche entera y de natillas, flan o pudín, todos ellos a favor del género masculino (tabla 1).

Tabla 1.

Frecuencia de consumo de lácteos

Alimento  Frecuenciap* 
  Sexo masculino  Sexo femenino  Total   
1. Leche entera  216 ml/día  156 ml/día  186 ml/día  p≤0,001 
2. Leche semidesnatada  130 ml/día  138 ml/día  134 ml/día  p>0,5 
3. Leche desnatada  44 ml/día  32 ml/día  38 ml/día  p≤0,01 
4. Café con leche entera  133ml/semana  70 ml/semana  105 ml/semana  p≤0,001 
5. Café con leche desnatada  77 ml/semana  56 ml/semana  70 ml/semana  p>0,05 
6. Yogurt entero  4,55 unidades/semana  3,75 unidades/semana  4,13 unidades/semana  p>0,05 
7. Yogurt desnatado  1,19 unidades/semana  1,26 unidades/semana  1,23 unidades/semana  p>0,05 
8. Queso fresco  2,03 trozos/semana  2,03 trozos/semana  2,03 trozos/semana  p>0,05 
9. Queso cremoso o en porciones (quesitos)  2,1 porciones/semana  1,89 porciones/semana  2,03 porciones/semana  p>0,05 
10. Queso curado o semicurado: manchego  147 g/semana  147 g/semana  147 g/semana  p>0,05 
11. Natillas, flan, pudín  2,66 unidades/semana  1,89 unidades/semana  2,24 unidades/semana  p≤0,001 

*: T de Student para muestras independientes; : consumo superior; : consumo superior (diferencias estadísticamente significativas).

El consumo de huevos, carnes y pescados es superior en hombres que en mujeres, coincidiendo en el consumo de embutidos, pescado hervido o a la plancha y palitos de cangrejo.

Sin embargo, existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos géneros en el consumo de salchichas y similares, hamburguesas, pescado azul y en conserva y mariscos (tabla 2).

Tabla 2.

Frecuencia de consumo de huevos, carnes y pescados

Alimento  Frecuenciap* 
  Sexo masculino  Sexo femenino  Total   
12. Huevos de gallina  2,45 unidades/semana  2,17 unidades/semana  2,31 unidades/semana  p>0,05 
13. Pollo  1,54 piezas/semana  1,47 piezas/semana  1,5 piezas/semana  p>0,05 
14. Carne de ternera, cerdo, y cordero como plato principal  1,75 piezas/semana  1,54 piezas/semana  1,68 piezas/semana  p>0,05 
15. Embutidos: jamón de york, pechuga pavo  2,94 raciones/semana  2,94 raciones/semana  2,94 raciones/semana  p>0,05 
16. Jamón serrano y lomo  2,31 raciones/semana  2,03 raciones/semana  2,17 raciones/semana  p>0,05 
17. Salchichas y similares: salchichón, choped, mortadela, chorizo  2,03 raciones/semana  1,68 raciones/semana  1,89 raciones/semana  p≤0,05 
18. Hamburguesa  3,6 unidades/mes  3 unidades/mes  3,3 unidades/mes  p≤0,001 
19. Pescado frito variado  1,33 raciones/semana  1,19 raciones/semana  1,26 raciones/semana  p>0,05 
20. Pescado hervido o plancha: merluza, lenguado, sardinas, atún  1,26 raciones/semana  1,26 raciones/semana  1,26 raciones/semana  p>0,05 
21. Pescado azul: sardinas, boquerones  112,5 g/semana  96,25 g/semana  105 g/semana  p≤0,01 
22. Pescados en conservas: atún, sardinas, arenques  3 latas/mes  2,4 latas/mes  2,7 latas/mes  p≤0,001 
23. Marisco: gambas, langostino, almejas, pulpo  3 raciones/mes  2,1 raciones/mes  2,7 raciones/mes  p≤0,001 
24. Palitos de cangrejo  2,4 unidades/mes  2,4 unidades/mes  2,4 unidades/mes  p>0,05 

*: T de Student para muestras independientes: : consumo superior; : consumo superior (diferencias estadísticamente significativas).

Los resultados muestran un consumo superior de verduras, hortalizas y legumbres cocinadas en las mujeres, mientras que el consumo de frutas y frutos secos es mayor en los hombres.

Tras el análisis estadístico inferencial se observan diferencias significativas a favor del género femenino en el consumo de verduras cocinadas, hortalizas, y legumbres legumbres cocinadas, y un consumo superior de guisantes cocinados por parte de los hombres (tabla 3).

Tabla 3.

Frecuencia de consumo de verduras, legumbres, frutas y frutos secos

Alimento  Frecuenciap* 
  Sexo masculino  Sexo femenino  Total   
         
25. Verduras cocinadas y hortalizas  1,26 platos/semana  1,47 platos/semana  1,33 platos/semana  p≤0,001 
26. Legumbres cocinadas: lentejas, garbanzos, judías pintas o blancas  1,68 platos/semana  1,75 platos/semana  1,71 platos/semana  p≤0,01 
27. Guisantes cocinados  3 platos/mes  2,1 platos/mes  2,4 platos/mes  p≤0,001 
28. Naranjas, pomelo, mandarinas  3,22 unidades/ semana  2,8 unidades/ semana  3,15 unidades/ semana  p>0,05 
29. Zumo de naranja natural  2,66 vasos/semana  2,66 vasos/semana  2,66 vasos/semana  p>0,05 
30. Plátano  2,87 unidades/semana  2,45 unidades/semana  2,66 unidades/semana  p>0,05 
31. Manzana, pera  2,66 unidades/semana  2,38 unidades/semana  2,52 unidades/semana  p>0,05 
32. Otras frutas  2,03 unidades/semana  2,31 unidades/semana  2,17 unidades/semana  p>0,05 
33. Frutas en almíbar: melocotón, peras, piña  3,9 rodajas/mes  3,6 rodajas/mes  3,9 rodajas/mes  p>0,05 
34. Frutos secos: piñones, almendras, cacahuetes, avellanas…  1,82 bolsas/semana  1,47 bolsas/semana  1,68 bolsas/semana  p>0,05 

*: T de Student para muestras independientes; : consumo superior; : consumo superior (diferencias estadísticamente significativas).

Existe un consumo superior de pan, arroz y pasta, mantequillas y margarinas y galletas por parte de los hombres, mientras que en las mujeres se observa un mayor consumo de «snacks», aceite, gominolas y chucherías dulces.

Se puede comprobar cómo existe un mayor consumo de forma significativa a favor del género femenino en «snacks», aceite y gominolas y chucherías dulces, mientras que los hombres consumen significativamente más bollería, arroz y pasta (tabla 4).

Tabla 4.

Frecuencia de consumo de pan, cereales, aceites y grasas, dulces y pasteles

Alimento  Frecuenciap* 
  Sexo masculino  Sexo femenino  Total   
35. Pan**  1,41 piezas/día  1,34 piezas/día  1,38 piezas/día  p>0,05 
36. Patatas fritas, bolsa de patatas fritas y chucherías saladas «gusanitos, palomitas, cheetos, etc.»  3,29 bolsas/semana  3,57 bolsas/semana  3,43 bolsas/semana  p≤0,05 
37. Arroz, pasta  2,38 platos/semana  2,03 platos/semana  2,17 platos/semana  p≤0,01 
38. Aceite  3,85 cucharadas/semana  4,27 cucharadas/semana  4,06 cucharadas/semana  p≤0,05 
39. Margarina añadida al pan o a la comida  1,96 cucharadas/semana  1,75 cucharadas/semana  1,82 cucharadas/semana  p>0,05 
40. Mantequilla añadida al pan o a la comida  2,59 cucharadas/semana  2,17 cucharadas/semana  2,38 cucharadas/semana  p>0,05 
41. Galletas tipo María, magdalenas, bizcochos, cereales de desayuno  4,2 unidades/semana  3,64 unidades/semana  3,92 unidades/semana  p≤0,01 
42. Galletas con chocolate, bollería industrial (donuts…), pasteles y bombones  2,87 unidades/semana  2,52 unidades/semana  2,73 unidades/semana  p>0,05 
43. Chocolate en polvo y similares (Colacao-Nesquick)  1 cucharada/día  0,94 cucharadas/día  0,97 cucharadas/día  p>0,05 
44. Gominolas y chucherías dulces  3,29 unidades/día  4 unidades/día  3,64 unidades/día  p≤0,05 

*: T de Student para muestras independientes; **: unidad de medida considerada como referencia ha sido bollo pequeño de 60g de pan o 2 rebanadas de pan de molde; consumo superior consumo superior (diferencias estadísticamente significativas).

En todos los precocinados, preelaborados y misceláneas estudiados, el consumo es superior en los varones, aunque las diferencias de consumo solo muestran diferencias significativas en croquetas y palitos o delicias de pescado frito (tabla 5).

Tabla 5.

Frecuencia de consumo de bebidas, precocinados, preelaborados y misceláneas

Alimento  Frecuenciap* 
  Sexo masculino  Sexo femenino  Total   
45. Refrescos con gas: cola, naranja, limón (p. ej. cocacola, fanta, etc.)  160 ml/día  136 ml/día  148 ml/día  p>0,05 
46. Zumo de frutas envasado  126 ml/día  110 ml/día  118 ml/día  p>0,05 
47. Croquetas, palitos o delicias de pescado fritos  1,68 unidades/semana  1,33 unidades/semana  1,54 unidades/semana  p≤0,001 
48. Mayonesa  1,33 cucharadas soperas/semana  1,19 cucharadas soperas/semana  1,26 cucharadas soperas/semana  p>0,05 
49. Salsa de tomate o ketchup  2,24 cucharadas soperas/semana  1, 96 cucharadas soperas/semana  2,10 cucharadas soperas/semana  p>0,05 
50. Mermeladas, miel  4,20 cucharadas/mes  3,60 cucharadas/mes  3,90 cucharadas/mes  p>0,05 
51. Azúcar (p. ej. en el café, postres, etc.)  3,08 cucharadas café/semana  2,45 cucharadas café/semana  2,8 cucharadas café/semana  p>0,05 

*: T de Student para muestras independientes; : consumo superior : consumo superior (diferencias estadísticamente significativas).

Una vez analizados los resultados de la ingesta de alimentos, se muestra la conversión de esos datos en cantidades de principios inmediatos, analizando: por un lado las diferencias entre géneros, y por otro la relación con la ingesta recomendada25.

En todos los nutrientes analizados la ingesta es mayor en los varones, observándose diferencias estadísticamente significativas entre géneros, excepto en la de fibra.

La ingesta de AGS, poliinsaturados (AGPI) y colesterol está por encima de las recomendaciones tanto en el género masculino como en el femenino, mientras que la de fibra y la de yodo se encuentran por debajo de las recomendaciones (tabla 6).

Tabla 6.

Ingesta de macro y micronutrientes por género

  Energía (kcal)  Proteína (g)  Grasa (g)  AGS (g)  AGMI (g)  AGPI (g)  Colesterol (mg)  Hidrat carbono (g)  Fibra (g)  Yodo (μg)  Calcio (mg) 
Masc  2.465,06  116,54  95,37  33,47  36,03  25,88  531,84  279,7  15,87  56,37  1392,68 
 
Fem  2.242,68  105,36  86,05  29,7  32,85  23,5  463,83  257,66  15,57  43,64  1.251,87 
 
p*  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p≤0,001  p>0,05  p≤0,001  p≤0,001 

Elaboración propia,

*: T de Student para muestras independientes; =: dentro de la ingesta recomendada (fuente: Moreiras et al. [2002]); >: por encima de la ingesta recomendada (fuente: Moreiras et al. [2002]); <: por debajo de la ingesta recomendada (fuente: Moreiras et al. [2002]); : consumo superior a la ingesta recomendada; : consumo inferior a la ingesta recomendada.

Para ver la relación existente entre el IMC y la ingesta calórica se utilizó la correlación de Pearson. Los resultados obtenidos indican valores muy similares en ambos géneros mostrando una relación entre las variables analizadas, aunque dicha relación es inversa y poco intensa (-0,156; r≤0,001) (tabla 7).

Tabla 7.

Correlación IMC- Ingesta calórica

  Percentil IMC  Energía 
Masculino
Energía
Correlación de Pearson  -0,160 ** 
Sig. (bilateral)  <0,001   
597  597 
Femenino
Energía
Correlación de Pearson  -0,160 ** 
Sig. (bilateral)  <0,001   
600  600 
Total
Energía
Correlación de Pearson  -0,156 **   
Sig. (bilateral)  <0,001   
1.197  1.197 

**: la correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).

DiscusiónLácteos

En este estudio existe un consumo adecuado de leche y derivados en adolescentes, lo que justifica el aporte adecuado de calcio tan necesario para el crecimiento óseo en estas edades2,4,5,26. También se constata que las chicas tienen ingestas medias menores de leche16. Sin embargo, en otros estudios epidemiológicos realizados en adolescentes6,11, se ha observado un consumo poco adecuado de productos derivados de la leche.

Pescados, carnes y huevos

El escaso consumo de pescado y otros productos marinos podría asociarse con un bajo aporte de yodo, siendo estos datos acordes a los hallados en otros estudios27. En esta línea, nuestros datos concuerdan con los extraídos en otras investigaciones epidemiológicas realizadas en adolescentes4,7,11,16,26, coincidiendo también con el gran descenso observado por el Ministerio de Sanidad y Consumo28.

En la adolescencia es prudente no superar el doble de las ingestas diarias recomentadas (IDR) para las proteínas, lo que puede interferir en el metabolismo del calcio y favorecer el desarrollo de osteoporosis. En estudios realizados en nuestro país con adolescentes, se observa como el consumo de proteínas es muy superior al de las IDR8,29. Una elevada ingesta proteínica puede deberse a un elevado consumo de productos de origen animal, entre ellos fundamentalmente la carne. Sin embargo, y a pesar de ser esta una zona en la que históricamente se han consumido muchos productos de origen cárnico, la ingesta de proteínas no es elevada, situándose dentro de las recomendaciones dietéticas.

La mayoría de las investigaciones coinciden en un consumo de carne superior a las recomendaciones7,26. Destaca el consumo de carne roja y embutidos16, consumiendo más carne los chicos que las chicas6,30, aunque estos resultados no se confirman en todos los casos como es el nuestro11,31.

Tampoco existe unanimidad respecto al consumo de huevos. Existen estudios en los que se observa un consumo adecuado como en el nuestro26; sin embargo en otros se observa un consumo muy bajo de este alimento11.

Verduras y hortalizas

El consumo de verduras y hortalizas está por debajo de las recomendaciones (ingesta mínima de 2-3 raciones diarias), tal y como nos recomienda el programa «5 al día».

Los diferentes estudios muestran diferencias importantes en el consumo de verduras. Si bien algunos de ellos observan una ingesta adecuada5,11,32, otros coinciden con el nuestro y obtienen un consumo escaso26, claramente al inferior estimado en la población adulta16, y mayor en las mujeres que en los varones2,6, lo cual aportaría más argumentos al bajo consumo de fibra obtenido.

Legumbres

En nuestro estudio el aporte de legumbres en la adolescencia se encuentra dentro de los parámetros recomendados2,5,11,26. Sin embargo, en ciertos estudios se observa un consumo bajo7, y claramente al inferior estimado en la población adulta16. Otros destacan un mayor consumo por parte de las mujeres2.

Frutas y frutos secos

Se puede extraer que el consumo de frutas está por debajo de las recomendaciones (3 raciones al día). Existe un amplio número de estudios poblacionales que observan un aporte adecuado de frutas2,11,26, además, otros obtienen un consumo mayor en las mujeres que en los hombres6, lo cual contrasta los datos que hemos obtenido. Sin embargo, otros,al igual que nosotros, observan un consumo bajo en ambos sexos y claramente inferior al estimado en la población adulta5,7,16,26,28, lo que justificaría en parte la escasa ingesta de fibra hallada.

El elevado consumo de frutos secos justificaría la ingesta de AGP por encima de las recomendaciones, siendo los jóvenes entre 14 y 17 años el grupo de edad que tiene un mayor consumo (4,9± 18,5g/per capita/día)32.

Sin embargo, comparando con las recomendaciones del Ministerio de Sanidad se observa un consumo de pan y cereales por debajo de las mismas.

Un consumo medio diario de cereales bajo e inferior al recomendado ha sido también el resultado de otros estudios7,16,26. Nosotros observamos un bajo consumo principalmente de pan integral lo que de nuevo vendría a apoyar el bajo consumo de fibra. Sin embargo, esta tendencia no es compartida en todas las comunidades, ya que algunos estudios obtienen un consumo de pan adecuado a las recomendaciones2,11.

En lo que sí existe unanimidad es en el elevado y progresivo consumo de «snacks» 9,26, lo que justifica en nuestro caso la ingesta de AGS por encima de las recomendaciones diarias recomendadas33.

Observamos un adecuado consumo de pasta y arroz, siendo estos unos de los alimentos favoritos de los adolescentes españoles16, lo que justificaría que el consumo de hidratos de carbono (HC) esté dentro de las ingestas diarias recomendadas.

Aceites y grasas

Basándonos en los datos obtenidos, existe una ingesta elevada de aceites y mantequillas, comparado con estudios realizados en otras comunidades, lo cual se ve reflejado en la ingesta por encima de las recomendaciones de los AG saturados y el colesterol.

Dulces y pasteles

La mayoría de los estudios poblacionales con adolescentes realizados en España demuestran que el consumo de galletas y bollería industrial es elevado16,19,26. En este sentido, nuestros datos contrastan, apoyándonos en los resultados obtenidos por el Ministerio de Sanidad y Consumo28.

Otra de las tendencias demostradas en la etapa adolescente es el excesivo consumo de dulces y golosinas2,4,7,19,26 lo cual podría influir en una mayor prevalencia en el futuro de enfermedades relacionadas con este consumo, tales como caries dental, obesidad y enfermedades asociadas1; esto contrasta con el descenso en el consumo indicado por el estudio HBSC’2006.

El consumo excesivo de bebidas carbónicas puede limitar la ingesta de otras bebidas como la leche y producir un descenso en el aporte de calcio34. En Badajoz no observamos un consumo excesivo de bebidas azucaradas y gaseosas, estando estos datos apoyados por la tendencia al descenso indicado ya en el estudio HSBC’2006. Estos resultados contradicen a la tendencia nacional9,34 apoyada por varios estudios con adolescentes4,19, en los que en algunos casos este elevado consumo incluso llegó al extremo de ser preocupante2.

Precocinados, preelaborados y misceláneas

El consumo de productos precocinados y preelaborados es alto en la población adolescente; la ingesta baja de productos fritos reduce la posibilidad de incrementar el peso corporal y el riesgo de sufrir patologías cardiovasculares, diabetes, etc.35. El concepto «comida rápida» se asocia a platos precocinados o preelaborados con alto contenido en colesterol y AGS. En este sentido, de nuevo coincidimos con la tendencia nacional9,34, apoyada en los resultados de estudios relevantes26. Sin embargo, existen investigaciones en las que también se observa un bajo consumo de los mismos y de comida rápida4.

La ingente cantidad de alimentos grasos de origen animal y principalmente de «precocinados» que suelen comer, podrían ser los causantes de los niveles elevados de colesterol, observándose también este alto consumo en otros estudios con adolescentes36.

Anteriormente ya se había demostrado que solamente la mitad de la población adolescente (50%), tiene una ingesta nutricional adecuada14, y que la dieta es normocalórica e hiperproteica10.

Haciendo una comparación con los resultados obtenidos por otros estudios realizados en Badajoz13,37, coincidimos en que la dieta es desequilibrada y existe una alta frecuencia de consumo de productos lácteos y derivados. Sin embargo, nuestros resultados contrastan en el alto consumo de frutas, de bollería, dulces y productos prefabricados lo que conllevaría un mayor aporte de HC.

Aunque se observa una correlación entre el IMC, o Índice de Quetelet, y el consumo calórico, dicha relación es inversa y poco intensa por lo que no parece relevante; incluso en otros estudios no se observó ninguna relación al comparar adolescentes con peso normal con otros con sobrepeso38.

Conclusión

Como conclusión general podríamos decir que los alumnos de la ESO de Badajoz tienen una alimentación incorrecta, con un perfil calórico desequilibrado, siguiendo la tendencia mostrada por otros estudios a nivel local y nacional. Al igual que el resto de jóvenes españoles, están abandonando la dieta mediterránea hacia un modelo dietético occidental. Esto se demuestra por la baja ingesta de fibra debida al bajo consumo de cereales, de frutas, verduras y hortalizas, un bajo consumo de pescado y productos marinos, el consumo elevado de «snacks» y golosinas, con una ingesta de AGS superior a las recomendaciones, y una ingesta que sobrepasa notablemente las cifras recomendables de colesterol. Las ingestas de HC son adecuadas. El consumo de pasta, arroz y aceites está dentro de las recomendaciones, además el consumo de dulces y bollería, de comida precocinada, y la ingesta de bebidas azucaradas no es excesiva. Estos resultados muestran un incumplimiento de las recomendaciones de la dieta mediterránea, por lo que debemos orientar a los adolescentes hacia una dieta más completa, equilibrada y saludable, que aporte todos los nutrientes esenciales que se necesitan en esta etapa de crecimiento.

Por todo ello, se debería intervenir en la educación nutricional de los padres y adolescentes para que tenga una repercusión en los menús domésticos. Además, se deberían establecer planes de acción e intervención en centros educativos, promovidos por las administraciones públicas para reeducar nutricionalmente a los alumnos a través de expertos, con ello se evitarían principalmente las enfermedades metabólicas entre las que destacamos la obesidad y la diabetes mellitus tipo 2.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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