La infección por el VIH continúa siendo un grave problema de salud infantil en los países menos desarrollados1. Aunque la incidencia de nuevas infecciones ha descendido en los últimos años, siguen produciéndose 160.000 nuevos casos anuales1,2. En un entorno como el nuestro, con fácil accesibilidad al sistema sanitario y al tratamiento antirretroviral (TAR), se puede reducir la tasa de transmisión del VIH perinatal hasta menos del 1%3. Sin embargo, aún a día de hoy siguen notificándose casos, como muestran los 6 nuevos diagnósticos por transmisión materno-infantil registrados en el año 2016 en España, de los cuales 2 eran de origen español y el resto de otros países, sin datos sobre los protocolos de prevención aplicados en estos últimos (2 de África subsahariana, uno de Latinoamérica y otro de Europa del Este4).
Recientemente, en el último documento de consenso del Grupo de Estudio de Sida (GeSIDA) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), se ha modificado el protocolo de cribado gestacional, y se recomienda hacer una determinación serológica del VIH en el tercer trimestre, además de la habitual del primer trimestre, añadiendo, además, en caso de alto riesgo, otra determinación en el segundo trimestre5. Sin embargo, las guías norteamericanas de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) únicamente recomiendan repetir la prueba en el tercer trimestre en las gestantes con alto riesgo de contraer el VIH, definidas como aquellas que reciben atención en áreas con una elevada incidencia de infección por el VIH6. La realización de esta segunda determinación se considera coste-eficaz, dado que el coste del TAR supera con creces el gasto en la determinación de una segunda prueba, actualmente en torno a 2 dólares por determinación7,8.
La no realización de la segunda prueba en el tercer trimestre puede llevar a fallos en el diagnóstico de infecciones adquiridas durante el embarazo que pueden ser transmitidas al feto. En nuestro centro hemos atendido recientemente a un neonato varón de 27 días de vida que fue traído a urgencias pediátricas por desnutrición y epistaxis de 2 días de evolución, asociando rechazo parcial de la alimentación, sin otra sintomatología. El embarazo fue controlado en su hospital de área, habiéndose realizado serologías del primer trimestre (VIH, sífilis, virus de la hepatitis B y C) en la 8.ª semana de gestación que fueron negativas. Presentó un parto vaginal eutócico con amniorrexis de 46h, a la semana 38+4 de gestación, pesando el neonato 2.775g (percentil 15). Ingresó a los 3 días de vida por pérdida ponderal e hipoglucemia sintomática que se atribuyeron a mala técnica de alimentación por parte de los padres. Reingresó de nuevo a los 27 días de vida con un cuadro de desnutrición presentando un peso de 2.570g (percentil<3) con talla de 50cm (percentil 3).
En el estudio de causas de desnutrición en el lactante que incluyó, entre otras, el despistaje de enfermedades metabólicas, cardiopatías congénitas, hemopatías e infecciones congénitas, se solicitó un test serológico y una determinación de carga viral de VIH que resultaron positivos (RNA VIH-1 6.654.360 copias/ml). También se confirmó la infección por el VIH-1 en ambos progenitores, que lo desconocían hasta este momento.
El riesgo de primoinfección por VIH es mayor durante el embarazo debido a que fruto de los cambios hormonales que ocurren durante la gestación, existen alteraciones en la mucosa vaginal y en el sistema inmunitario, que favorecen la adquisición del virus9. Además, en estos casos, el riesgo de transmisión perinatal aumenta hasta 8 veces, de ahí la importancia del cumplimiento obligado de los programas de cribado del tercer trimestre en todas las gestantes10.
Con esta carta queremos advertir del riesgo de fracaso con el sistema de cribado prenatal del primer trimestre, y comunicar un nuevo caso de transmisión materno-fetal del VIH en nuestro entorno, que tuvo además una forma de presentación atípica. Este caso, junto con otros publicados en la literatura10, serían potencialmente evitables si la recomendación de una segunda prueba serológica en el tercer trimestre fuera de obligado cumplimiento y no se realizara de forma opcional, como hasta ahora.