Tras leer con atención la carta al editor de la Dra. Dorado et al.1 titulada «Neumonitis por Chlamydia trachomatis: una enfermedad infradiagnosticada y potencialmente grave» nos gustaría hacer los siguientes comentarios.
En primer lugar, agradecer a la Dra. Dorado y sus colaboradores el interés mostrado por nuestro artículo y la gran revisión que han realizado sobre las neumonitis por Chlamydia trachomatis en lactantes en nuestro medio. Su experiencia está en concordancia con nuestros datos en que Chlamydia trachomatis no es una causa infrecuente de neumonía afebril en lactantes y que probablemente esté infradiagnosticada. Sospecha clínica y diagnóstico precoces son de gran trascendencia, pues, como presentan, puede conllevar a complicaciones graves e ingreso en cuidados intensivos (CI).
En nuestra serie2 ningún paciente requirió ingreso en CI y la duración del ingreso hospitalario fue menor (6,5días de mediana vs 9,5días), quizá por tener una mediana de edad mayor al diagnóstico (58días vs 48días). Pero sí coincidimos en la presentación clínica típica, resaltando que la fiebre es infrecuente en la serie presentada, como ocurría en nuestros pacientes. De nuevo es importante remarcar el antecedente de conjuntivitis, como ya mencionaban estudios anteriores3.
Nos gustaría destacar que los principales diagnósticos diferenciales por la presentación descrita son el síndrome pertusoide y la bronquiolitis. En este punto, la presencia de eosinofilia en analítica, presente en gran parte de los casos recogidos en ambas series y típica en la infección por C.trachomatis, así como la evolución tórpida del cuadro respiratorio, son datos muy orientativos, y son las pruebas microbiológicas las que nos permiten establecer el diagnóstico de certeza.
Respecto al diagnóstico, la técnica empleada coincide con la realizada en nuestro centro (BD MAX CT/GC/TV de Becton Dickinson®), por lo que, aunque no aprobada por la FDA en muestras nasofaríngeas, es probablemente la técnica de elección para el diagnóstico de esta patología.
Por último, nos gustaría destacar la otra pieza que consideramos clave para el diagnóstico: la figura materna. Vemos que tanto la edad de la madre como la procedencia extranjera de la misma constituyen factores de riesgo para infección respiratoria por C.trachomatis en los primeros meses de vida. Estamos de acuerdo con la propuesta de cribado en mujeres gestantes ya realizada por el Dr. Piñeiro et al.4 y respaldada por Fabra et al.5, pero nos gustaría remarcar que la edad de riesgo propuesta (menores de 25años) para la mujer gestante deja fuera del cribado al 50% de los casos recogidos en su serie y al 75% de los casos de la nuestra, y por tanto quizá habría que valorar aumentar la edad materna. Sí coincidimos en que el origen de la madre es factor de riesgo para la presencia de esta infección y, por tanto, se trata de población diana de cribado.
Como conclusión nos gustaría recordar la infección por C.trachomatis como una de las causas más frecuentes de neumonía afebril en lactantes, cuya presentación clínica es similar a otros cuadros respiratorios (rinorrea, tos, dificultad respiratoria), siendo infrecuente la fiebre, y remarcar las principales pistas diagnósticas: madre joven, de origen extranjero, antecedentes de conjuntivitis y cuadro clínico larvado, con eosinofilia en analítica, que permitan identificar la infección, recoger las muestras adecuadas para su diagnóstico e iniciar tratamiento precoz que evite complicaciones e ingresos en CI.
FinanciaciónNo se ha recibido financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no presentar conflicto de intereses.