Evaluar los cambios en los estilos de vida durante el confinamiento por COVID-19 y cómo se asocian con la salud mental a través del estrés y el sueño de los estudiantes universitarios en ciencias de la salud.
MétodosSe realizó un diseño transversal con un análisis descriptivo de los estilos de vida y una regresión logística multivariada para determinar su asociación con el estrés, el insomnio y la salud percibida.
ResultadosLa mayoría de los 153 estudiantes no eran fumadores activos, pero la tasa de no consumidores de alcohol fue inferior al 20%. Los modelos multivariantes mostraron la influencia del estrés, el insomnio y la salud autopercibida entre sí, con la participación de factores relacionados con el patrón de alimentación y el consumo de alcohol.
ConclusionesEs ampliamente conocido que el insomnio aumenta con el estrés; en nuestro estudio también se ve influenciado negativamente y, por tanto, de forma saludable, por la adherencia a la dieta mediterránea, lo que, concuerda con los resultados descritos por otros autores.
Estos resultados son importantes para organizar la atención de la salud mental en los jóvenes estudiantes, así como de los jóvenes de poblaciones vulnerables donde es previsible que se magnifiquen los efectos derivados de los estilos de vida sobre el eje estrés-insomnio-salud.
To assess lifestyle changes during Covid-19 lockdown and how they are associated with mental health through stress and sleep of university students in health sciences.
MethodsCross-sectional design with a descriptive analysis of lifestyles and multivariate logistic regression to determine their association with stress, insomnia and perceived health were carried out.
ResultsMost of 153 students were not active smokers, but the rate of not consumer was less than 20%. The multivariate models showed the influence of stress, insomnia and self-perceived health on each other, with the participation of factors related with diet pattern and alcohol consumption.
ConclusionsIt is widely known that insomnia increases with stress; in our study it is also negatively influenced and, therefore, in a healthy way, by adherence to the Mediterranean diet, which is consistent with the results described by other authors.
These results are important for organizing mental Health care for young students, as well as for young people from vulnerable populations where it is foreseeable that the effects derived from lifestyles on the stress- insomnia-health axis will be magnified.
El aislamiento debido a la pandemia por COVID-19 afloró emociones negativas que han deteriorado los estilos de vida de la población. Los estudiantes en particular son propensos a realizar hábitos que generan un estilo de vida poco saludable, como el consumo de tóxicos, el sedentarismo, la comida rápida y el estrés e insomnio. Estos factores ocasionan diversos problemas de salud.
¿Qué aporta?Este estudio muestra la influencia negativa del estrés, el insomnio y la salud autopercibida entre sí, con la influencia saludable de la dieta mediterránea. Por lo que estos resultados son importantes para estructurar la atención de la salud mental en los estudiantes.
Un estilo de vida saludable se entiende como el conjunto de hábitos diarios que nos permiten anticiparnos a determinadas situaciones y que tienen como objetivo evitar problemas de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió que dicho estilo de vida es un «modo de vida interrelacionado entre las diferentes circunstancias de la vida y los comportamientos individuales, influenciados por peculiaridades personales y factores socioculturales»1,2.
En contraposición a los estilos de vida saludables, existe el consumo de sustancias tóxicas que se potencia creando dependencia. Entre ellas, el alcohol es la droga legal más consumida en España. Así, según el Programa de Encuestas sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES), en 2022, el 93,2% de las personas (entre 15-64 años) declaró haber ingerido bebidas alcohólicas al menos una vez en su vida. Este porcentaje ha ido incrementándose en cada nueva edición de la encuesta3.
Entre los múltiples efectos negativos que posee el alcohol sobre la fisiología, se encuentra la alteración del ciclo sueño-vigilia, promoviendo el insomnio entre el 47-58% de los consumidores de esta sustancia4,5. La capacidad del alcohol para afectar el sueño está influenciada por factores como los niveles de alcohol en sangre, la edad o el sexo, entre otros6. El consumo de una pequeña cantidad de alcohol favorece la inducción del sueño, sin embargo, un consumo elevado (> 1g/kg) se caracteriza por generar un aumento de los despertares nocturnos y del tiempo para conciliar el sueño o latencia del sueño (inicio del sueño a las tres a cuatro horas) y se asocia con una mayor prevalencia de cansancio diario y fatiga diurna que alcanza alrededor del 40% en algunos estudios5–7. La asociación entre la tríada sueño-estrés-consumo de alcohol también se ha descrito en estudiantes en los que la calidad del sueño disminuye un 30-40% cuando están estresados y el consumo de alcohol tiende a incrementarse. Asimismo, se ha identificado que un déficit de sueño (menos de siete horas/día) aumenta los niveles de estrés en los jóvenes8,9.
La pandemia mundial de COVID-19ha deteriorado los estilos de vida de la población, ya que, ciertas restricciones, como el confinamiento domiciliario, fueron necesarias para controlar la incidencia de la enfermedad. El aislamiento social afloró en la población emociones negativas, y según expresó el 83% de las personas encuestadas en un estudio, estas emociones se intensificaron por la tensa situación socioeconómica o el miedo a perder a los seres queridos. Todo ello generó un gran impacto en la salud mental de las personas, asociado a algunos trastornos psicológicos10, que según datos publicados sobre la población española han incrementado el consumo de sustancias tóxicas (7-10% de media), especialmente el alcohol3,11. En particular, la salud mental de los estudiantes también se ha visto afectada con un incremento en la incidencia de trastornos como ansiedad (17%), depresión (23-33%), miedo y trastornos del sueño (26-33%)10,11. El estado de ánimo deprimido y el tiempo de descanso se relacionan con el rendimiento académico, que también podría verse afectado por otros factores como el cambio al formato de clases online, especialmente en familias con dificultades para acceder a la tecnología necesaria.
Todo ello ha derivado en problemas de concentración, o en la sensación de inestabilidad percibida por los estudiantes11–13.
En este contexto, la mayor parte de la evidencia científica publicada durante la pandemia se centra en investigar la salud mental de los trabajadores sanitarios debido a su alta exposición profesional, por lo que cabe preguntarse cómo ha modificado el confinamiento domiciliario los hábitos de consumo de alcohol y su relación con el estrés e insomnio durante el periodo de confinamiento en los estudiantes universitarios14. Otros factores como la alimentación, el consumo de drogas y la actividad física también han sido evaluados como posibles determinantes de los problemas de salud mental durante el confinamiento por la COVID-1913. En este sentido, si la situación de pandemia fue estresante y pudo afectar al sueño, también podría afectar al consumo de alcohol, estableciéndose un circuito de retroalimentación entre estas variables como se demostró previamente utilizando los exámenes como contexto estresante15.
En general, los jóvenes españoles tienen un alto consumo de alcohol respecto a la población general3,16 y el consumo de los estudiantes universitarios en ciencias de la salud estuvo vinculado a las prácticas hospitalarias hasta su cancelación por seguridad epidemiológica y el confinamiento ha sido calificado como potenciador del consumo de drogas y factor que incrementó la incidencia de problemas de salud mental, el objetivo de nuestro estudio consiste en evaluar la posible interrelación de eventos de estrés, sueño y salud, con la posible influencia o alteración de los estilos de vida durante el confinamiento por COVID-19 entre la población universitaria de ciencias de la salud.
Material y métodosDiseñoSe realizó un estudio observacional con un diseño transversal basado en una encuesta. Se usó este tipo de estudio, ya que es adecuado para identificar factores de riesgo asociados al estado de salud de un grupo determinado y estilos de vida. Para el diseño y comunicación de resultados se ha considerado la lista de verificación Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE) para estudios observacionales17.
Población y ámbito de estudioEste estudio se realizó durante el periodo que transcurrió entre la finalización del confinamiento por la COVID-19 y el intervalo en el que se realizaban las clases online porque no estaban permitidas las clases presenciales en la Universidad. Dicho estudio se llevó a cabo en población universitaria perteneciente a los grados de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la propia Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad de Sevilla durante el curso académico 2019/2020. Con un total de 1.580 alumnos matriculados en ese curso académico, de los cuales 940 estaban matriculados en Enfermería, 365 en Fisioterapia y 275 en Podología. No se realizó una estimación del tamaño muestral, ya que se envió la encuesta a toda la población procurando así recoger datos de todos los estudiantes, pues no se pretendía recoger datos de una muestra sino de toda la población. Los criterios de inclusión fueron todos los estudiantes de dicha universidad.
VariablesEl estrés y el insomnio de todos los estudiantes se analizaron como variables dependientes a través de cuestionarios validados, y la salud autopercibida se recogió a través de la escala Likert. Además, cada una de estas variables se utilizó como variable independiente en el análisis de las demás.
También se recogieron variables sociodemográficas y aquellas relacionadas con los estilos de vida como variables independientes y posibles variables confusoras. Las variables sociodemográficas fueron edad, sexo, país y nacionalidad, localidad y provincia de la residencia familiar, lugar de residencia durante el confinamiento, grado y curso, estado civil y situación laboral. Se incluyeron el peso y la talla para crear la variable Índice de Masa Corporal (IMC), utilizando las categorías establecidas por la OMS. Asimismo, se preguntó si fueron positivos confirmados por COVID-19, o contactos de positivos confirmados.
Las variables relacionadas con el estilo de vida fueron: cuestionario de adherencia a la dieta mediterránea, actividad física, frecuencia de consumo de tabaco, tipo de fumador/a, tipo de tabaco, edad de inicio e intención de dejarlo en los fumadores y exposición al humo del tabaco en lugares cerrados. También, se incluyó la frecuencia de consumo de alcohol y la frecuencia con la que se consume alcohol de forma intensiva (binge drinking). La frecuencia de consumo de alcohol se registró como nunca (nunca o ha dejado de beber), inusual (dos o tres días al mes o menos) y habitual (uno o dos días a la semana o más). Asimismo, se obtuvo el consumo en gramos de alcohol semanal, los fines de semana y el total siguiendo la equivalencia establecida en la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE)18.
Recogida de datosA través del servicio de correo de la universidad se envió un correo electrónico a todos los estudiantes de las citadas titulaciones en marzo de 2021. La recolección de datos se realizó a través de una encuesta online autoadministrada cuyo tiempo de respuesta fue previamente estimado y fijado en 15 minutos. En el correo electrónico se facilitó información por escrito sobre las características y objetivos del estudio, el carácter voluntario y anónimo de su respuesta. Además, se incluyó un enlace directo a la encuesta a través de la herramienta Google Forms. El plazo máximo para cumplimentar la encuesta fue de dos meses. Pasado este plazo, se envió un segundo correo electrónico solicitando la colaboración de los estudiantes que aún no habían completado la encuesta, otorgándoles un plazo máximo de respuesta de un mes. Se les especificó que debían de responder la encuesta pensando en el estilo de vida llevado durante el periodo de confinamiento (marzo-mayo de 2020).
Los instrumentos empleados para analizar los datos fueron cuestionarios validados, en relación con la salud autopercibida se utilizó la escala Likert de cinco puntos (5 = malo, 4 = regular, 3 = bueno, 2 = muy bueno y 1 = excelente) tal y como se recoge en la primera pregunta de la versión española del cuestionario de salud compuesto por 36 preguntas (SF-36)19 a nivel nacional. Se consideró como percepción de un estado de salud peor que bueno para los puntos 5 o 4.
Para medir el grado en que las situaciones de la vida diaria se consideraban estresantes se utilizó la Escala de Estrés Percibido (PSS-10)20. Esta escala consta de 14 ítems de cinco puntos (donde 0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 = de vez en cuando, 3 = a menudo y 4 = muy a menudo). Para llegar a la puntuación total de la escala, se deben invertir las puntuaciones de los ítems 4, 5, 6, 7, 9, 10 y 13 (así: 0 = 4, 1 = 3, 2 = 2, 3 = 1 y 4 = 0) y sumamos las puntuaciones del resto de los ítems. Cuanto mayor sea la puntuación obtenida, mayor será el nivel de estrés percibido5. Las puntuaciones inferiores a 19 no suelen considerarse casos de estrés percibido; de 19 a 28, estrés percibido leve; de 29 a 38, estrés percibido moderado y de 39 a 56, estrés percibido severo. Se dicotomizó en estrés clínico (entendiendo clínico como una situación de estrés a considerar como un problema de salud: moderado-severo) y no clínico21.
Para evaluar los problemas de sueño se utilizó la versión reducida en español de la Athens Insomnia Scale (AIS-5)22. Este cuestionario consta de cinco ítems con valores de 0 a 3 (0 = ausencia del problema y 3 = mayor expresión del problema). La puntuación final oscila de cero a 15 y se interpreta directamente (cuanto mayor sea la puntuación obtenida, mayor será el problema de sueño de la persona). Con base en los criterios diagnósticos de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10.a Edición (CIE-10) para el insomnio no orgánico, se consideró un punto de corte de seis o más puntos para el insomnio no orgánico23.
El Cuestionario de Adherencia a la Dieta Mediterránea es un cuestionario validado y autoadministrado de 14 ítems, valorados en cero o un punto y establece una buena adherencia a la dieta mediterránea si se obtiene una puntuación superior a nueve puntos24.
Con el fin de comparar con una población de referencia nacional, se seleccionaron preguntas sobre el consumo de tabaco y alcohol de la ENSE18. Para obtener información sobre el uso de pipas de agua y e-cigarrillo se usaron las preguntas referentes a los mismos de la encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES)3.
La actividad física se cuantificó mediante la versión corta del Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ), que consta de siete ítems, estos evalúan la frecuencia, intensidad y duración de la actividad física realizada. Tras efectuar los cálculos necesarios permite clasificar a los sujetos en tres niveles: bajo o inactivo, moderado o alta actividad física25.
Los cuestionarios de frecuencia de consumo no pretenden medir un constructo, por lo que no requieren validación, aunque, estos ítems se han obtenidos de la ENSE de 2017 y del Observatorio español de drogas y adicciones 2019.
Sin embargo, los siguientes cuestionarios sí miden constructos y, a continuación, reportamos los datos de consistencia y fiabilidad de los mismos:
- •
SF-36 health questionnaire: «En la mayoría de los estudios, el coeficiente de consistencia interna α de Cronbach superó el valor mínimo recomendado para las comparaciones de grupos (α de Cronbach = 0,7). En concreto, el 96% las escalas superaron el estándar propuesto de fiabilidad (α de Cronbach) de 0,7»19.
- •
PSS-10: «Demostró consistencia interna (alfa = 0,81 y test-retest, r=0,73), validez (concurrente) y sensibilidad adecuadas»20.
- •
AIS-5: «Se analizó la consistencia interna mediante el coeficiente α de Cronbach, este coeficiente obtuvo un valor de 0,66. Este valor constata una adecuada fiabilidad de la versión española de la encuesta»22.
- •
Mediterranean Diet Adherence Questionnaire: la puntuación del Estudio de Prevención con Dieta Mediterránea (PREDIMED) derivada del Instrumento de evaluación de adherencia a la dieta mediterránea (MEDAS) se correlacionó significativamente con la puntuación PREDIMED del cuestionario de frecuencia de alimentos (FFQ) correspondiente (r=0,52; coeficiente de correlación intraclase = 0,51). Se utilizó el análisis de Bland Altman; la estimación promedio de la puntuación de la dieta mediterránea MEDAS fue del 105% de la estimación de la puntuación FFQ PREDIMED. Los límites de acuerdo oscilaron entre el 57 y el 153%. Así pues, el coeficiente de correlación de Pearson fue (r=0,52; p<0,001).
La validez de constructo de MEDAS se determinó analizando las correlaciones de la puntuación PREDIMED derivada de MEDAS con la ingesta dietética informada en el FFQ y con los componentes del perfil de riesgo cardiometabólico. Con la excepción de la vitamina E, todas las asociaciones entre la puntuación PREDIMED derivada de MEDAS y la ingesta de nutrientes y alimentos registrada con el FFQ fueron en la dirección esperada (p −tendencia lineal: <0,001)24.
- •
IPAQ: las correlaciones de confiabilidad oscilaron entre 0,34 y 0,89, con una mediana de aproximadamente 0,80 y las correlaciones de validez de criterio oscilaron entre 0,14 y 0,53, con una mediana de aproximadamente 0,30. Las correlaciones típicas del IPAQ fueron de aproximadamente 0,80 para la confiabilidad y 0,30 para la validez25.
Se utilizó el software R (R v4.4.4 para Windows, Universidad de Auckland, Nueva Zelanda) para calcular las frecuencias absolutas y los porcentajes de las variables cualitativas y un resumen numérico (media, desviación estándar, percentiles 25, 50 y 75 y rango) de las variables cuantitativas en un primer análisis descriptivo univariado.
Para evitar un posible sesgo de confusión en un análisis bivariado derivado de la falta de muestreo aleatorio, se implementaron modelos de regresión logística multivariante donde se tomaron como variables dependientes el estrés, el insomnio y la salud percibida. Los modelos fueron seleccionados de acuerdo con los criterios de información de Akaike (AIC). Se obtuvieron intervalos de confianza (IC) al 95% para todas las estimaciones. El nivel de significación se alcanzó con valores de p por debajo de 0,05 para todos los análisis.
Consideraciones éticasEste estudio se ha realizado según la Declaración de Helsinki y siguiendo la normativa española vigente en materia de privacidad de datos (Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales). La participación de los estudiantes fue completamente voluntaria, se obtuvo el consentimiento informado de los participantes después de explicarles la dinámica y objetivo del estudio y los datos recogidos fueron anonimizados y solo se reportaron resultados agregados. El protocolo del estudio fue enviado y aprobado por un comité de ética en investigación competente antes de su implementación (código de aprobación 0577-N-21).
ResultadosLas respuestas de 153 (9,68%) estudiantes distribuidos entre los grados de Enfermería, Podología y Fisioterapia se obtuvieron como se muestra en la tabla 1. El perfil más frecuente fue: mujeres de 18 años, solteras y desempleadas, estudiando la carrera de Enfermería que no habían dado positivo para COVID ni habían tenido contacto con algún positivo.
Características sociodemográficas
Variable | N | n | % (IC 95%) |
---|---|---|---|
Sexo (mujer) | 153 | 133 | 87 (81-91,3) |
Grado | 153 | ||
Enfermería | 70 | 45,8 (38,1-53,7) | |
Fisioterapia | 17 | 11,1 (7-17,1) | |
Podología | 18 | 11,8 (7,6-17,8) | |
Máster | 2 | 1,3 (0,4-4,6) | |
Otros (pre-universitarios) | 46 | 30 (23,4-37,7) | |
Estudia y trabaja (2019/20) | 153 | ||
No | 122 | 79,7 (72,7-85,3) | |
Sí, trabajo a tiempo completo | 9 | 5,9 (3,1-10,8) | |
Sí, trabajo a tiempo parcial | 22 | 14,4 (9,7-20,8) | |
Estado civil curso 2019/20 | 153 | ||
Casado | 2 | 1,3 (0,4-4,6) | |
Separado/a legalmente o divorciado | 2 | 1,3 (0,4-4,6) | |
SolteroNo sabe/ no contesta | 1427 | 92,8 (87,6-95,9)4,6 (2,2-9,1) | |
Contacto COVID | 153 | ||
Sí | 8 | 5,2 (2,7-10) | |
No | 144 | 94,1 (89,2-96,9) | |
NS/NC | 1 | 0,6 (0,1-3,6) | |
Confirmado con PCR/Ag | 153 | ||
Sí | 5 | 3,3 (1,4-7,4) | |
No | 115 | 75,2 (67,8-81,3) | |
NS/NC | 33 | 21,6 (15,8-28,7) |
Ag: test de antígenos; NS/NC: no sabe/no contesta; IC: intervalo de confianza; PCR: proteína C reactiva.
La mayoría de los participantes (85%) no eran fumadores activos, pero la tasa de no consumidores de alcohol (nunca o al menos en los últimos 12 meses) no alcanzaba el 20%. Si bien la mayoría de los participantes no respondió sobre el tipo de tabaco que fumaba, el 98% declaró consumir bebidas fermentadas (cerveza y/o vino). La ausencia de consumo excesivo de alcohol en los últimos 12 o más meses fue similar en chicos y chicas con un 49% y 50%, respectivamente (tabla 2).
Tabaco y alcohol durante el confinamiento (03-05/2020)
Consumo tabaco | n | % (IC 95%) | Consumo alcohol | n | % (IC 95%) |
---|---|---|---|---|---|
Frecuencia de consumo | 152 | Frecuencia consumo | 153 | ||
No, de manera habitual | 110 | 72(65-79) | A diario o casi a diario | 5 | 3,2(1-7) |
No (exfumador) | 20 | 13 (8-19) | 5-6 días por semana | 2 | 1,3(0-5) |
Sí, pero no a diario | 8 | 5 (3-10) | 3-4 días por semana | 6 | 4(1,8-8) |
Sí, fumaba a diario | 13 | 8 (5-14) | 1-2 días por semana | 39 | 25(19-33) |
NS/NC | 1 | 0,7 (0-3) | 2-3 días en un mes | 19 | 12(8-18) |
Tipo tabaco | 153 | Una vez al mes | 16 | 10(6-16) | |
Cigarrillos | 8 | 5 (2,7-10) | Menos de 1 vez al mes | 34 | 22(16-29) |
NS/NC | 132 | 86(80-91) | No en el último año, he dejado de beber | 10 | 6(3-11) |
Otro tipo | 1 | 0,7 (0-3) | Nunca o solamente unos sorbos para probarlo | 20 | 13(9-19) |
Tabaco de liar | 12 | 7,8(4,5-13) | NS/NC | 2 | 1,3(0-5) |
Exposición al humo | 153 | Tipo alcohol | 153 | ||
1-5 horas al día | 16 | 10 (6,5-16) | Cerveza | 79 | 52(44-59) |
>5 horas al día | 5 | 3,3 (1-7) | Vino o cava | 70 | 46(38-54) |
<1 hora al día | 12 | 8 (4,5-13) | Aperitivos con alcohol | 17 | 11(7-17) |
NS/NC | 3 | 2 (0,6-6) | licores, anís o pacharán | 9 | 6(3-11) |
Nunca o casi nunca | 117 | 76(69-82) | güisqui, coñac, combinados | 39 | 25(19-33) |
Fumó en pipas de agua (sí) | 16 | 10(6-16) | «bebidas locales» (sidra, carajillo, etc.) | 5 | 3(1-7) |
Frecuencia pipas de agua | 16 | Bringe drinking(hombres) | 153 | ||
1-2 días/semana | 1 | 6 (1-28) | 1-2 días/semana | 4 | 3(1-6,5) |
2-3 días/semana | 6 | 37(18-61) | 3-4 días/semana | 1 | 1(0-4) |
3-4 días/semana | 5 | 31(14-56) | De 2-3 días/mes | 6 | 4(2-8) |
A diario o casi a diario | 1 | 6 (1-28) | Una vez al mes | 7 | 4,5(2-9) |
Menos 1 vez/mes | 1 | 6 (1-28) | Menos 1 vez/mes | 25 | 16(11-23) |
e-cigarrillo (vaper) (sí) | 4 | 3 (1-7) | No en últimos 12 meses | 31 | 20(15-27) |
Frecuencia vaper | 6 | Nunca en toda mi vida | 45 | 29(23-37) | |
3-4 días/semana | 2 | 33(10-70) | NS/NC | 34 | 22(16-29) |
1 vez al mes | 1 | 17(3-56) | Bringe drinking(mujeres) | 153 | |
Menos 1 vez/mes | 1 | 17(3-56) | 1-2 días/ semana | 2 | 1(0-5) |
Nunca | 2 | 33(10-70) | 2 a 3 días en un mes | 5 | 3(1-7) |
Cachimba vs. tabaco | 153 | Una vez al mes | 7 | 4,5(2-9) | |
Igual | 94 | 61(53-69) | Menos de 1 vez al mes | 26 | 17(12-24) |
Mejor | 13 | 8 (5-14) | No en últimos 12 meses | 38 | 25(19-32) |
Peor | 43 | 28(21-36) | Nunca en toda mi vida | 39 | 25(19-33) |
NS/NC | 3 | 2(1-6) | NS/NC | 36 | 23(17-31) |
NS/NC: no sabe/no contesta; IC: intervalo de confianza
En cuanto a la alimentación y el ejercicio físico (tabla 3), más de las tres cuartas partes de los estudiantes tenían un nivel de actividad física moderado o alto, y aunque la mitad percibe un aumento de peso y la otra mitad una pérdida de peso durante el confinamiento, la media presenta un peso saludable. La adherencia a la dieta mediterránea fue buena en menos de la mitad de la muestra.
Dieta mediterránea, percepción de la salud y ejercicio físico
Variable | N | n | % (IC 95%) |
---|---|---|---|
Alta adherencia a la DM | 147 | 60 | 40,8 (33,2-49) |
Desayuno diario | 152 | 103 | 67,8 (60-74,7) |
Desayuno diario en residencia habitual | 151 | 80 | 53 (45-60,8) |
Clasificación IPAQ | 145 | ||
Bajo | 19 | 13,1 (8,5-19,6) | |
Moderado | 26 | 17,9 (12,5-25) | |
Alto | 100 | 69 (61-75,9) | |
IMC | 151 | ||
Peso insuficiente | 10 | 6,6 (3,6-11,8) | |
Normopeso | 117 | 77,5 (70,2-83,4) | |
Sobrepeso | 17 | 11,3 (7,1-17,3) | |
Obesidad | 7 | 4,6 (2,3-9,3) | |
Percibió cambio de peso | 153 | ||
No, no percibí cambio alguno | 42 | 27,4 (21-35) | |
Sí, percibí un aumento de peso | 56 | 36,6 (29,4-44,5) | |
Sí, percibí una disminución de peso | 55 | 36 (28,8-43,8) | |
Cepillado diario de dientes habitualmente | 153 | ||
Ocasionalmente, no todos los días | 1 | 0,6 (0,1-3,6) | |
1 vez/día | 15 | 9,8 (6-15,5) | |
2 vez/día | 67 | 43,8 (36,2-51,7) | |
3 o más veces/día | 70 | 45,7 (38-53,6) | |
Percepción general salud | 153 | ||
Excelente | 8 | 5,2 (2,7-10) | |
Muy Buena | 47 | 30,7 (24-38,4) | |
Buena | 74 | 48,4 (40,6-56,2) | |
Regular | 23 | 15 (10,2-21,5) | |
Mala | 1 | 0,6 (0,1-3,6) |
M(DE) | Rango | P50 (P25- P75) | |
---|---|---|---|
Escala Estrés percibido (PSS) | 29,4 (6,8) | 10-43 | 30 (25-35) |
Escala Insomnio Athens (AIS5) | 3,5 (3) | 0-14 | 3 (1-6) |
N | n | % (IC 95%) | |
---|---|---|---|
Clasificación estrés clínico | 153 | ||
No (no-leve) | 76 | 49,7 (41,5-57,8) | |
Sí (moderado-severo) | 77 | 50,3 (42,1-58,5) | |
Clasificación insomnio | 153 | ||
Orgánico | 114 | 74,5 (66,8-81,2) | |
No orgánico | 39 | 25,5 (18,8-33,1) |
DE: desviación estándar; DM: dieta mediterránea; IC: intervalo de confianza; IMC: índice de masa corporal; IPAQ: Cuestionario Internacional Actividad Física.
La prevalencia observada de insomnio orgánico y estrés clínico fue de 74,5% y 77%, respectivamente. Una salud autopercibida como buena o mejor que buena fue contestada por el 84,3% de los estudiantes (tabla 3).
Los modelos multivariantes mostraron la influencia del estrés, el insomnio y la salud autopercibida entre sí, destacando también la participación de otros factores para cada una de estas variables dependientes (tabla 4). Algunos de estos factores no alcanzaron la significación estadística, pero mostraron una tendencia clara y no fueron eliminados del modelo porque al hacerlo, la calidad del modelo, evaluada a través de los AIC, descendía. El único factor que alcanzó la significación estadística en el modelo de estrés percibido fue la salud autopercibida, que se mostró como un factor de riesgo, cuando esta es inferior a buena, para percibir estrés. En el modelo de insomnio, la salud percibida y la adherencia a la dieta mediterránea se mostraron como factores significativamente protectores de tener insomnio orgánico, siendo, por tanto, factores de riesgo para el insomnio no orgánico (insomnio por causas externas). Por último, mientras que en el modelo de salud autopercibida, el insomnio orgánico es un factor protector (frente al no orgánico) de haber percibido una salud inferior a la buena, lo que significa que el insomnio no orgánico es un factor de riesgo para una mala autopercepción de salud. Y el estrés clínico es un factor de riesgo para la autopercepción de una salud inferior a la buena.
Modelos multivariantes
Modelo Estrés Modelo Insomnio SP Salud | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
Variables | Coef(p-val) | OR(IC 95%) | Coef(p-val) | OR(IC 95%) | Coef(p-val) | OR(IC 95%) |
C. Alc (nunca) | 0,36(0,453) | 1,44(0,55-3,74) | ||||
C. Alc(inusual) | 0,77(0,052) | 2,16(1,00-4,79) | ||||
SP Salud(peor que bien) | 1,97(0,002) | 7,22(2,24-32,38) | -1,41(0,005) | 0,24(0,09-0,65) | ||
AIS5 (orgánico) | -0,76(0,07) | 0,46(0,20-1,06) | -1,35(0,007) | 0,26(0,09-0,69) | ||
AMD (bueno) | -0,94(0,02) | 0,39(0,17-0,87) | ||||
PSS (estrés clínico) | -0,83(0,055) | 0,44(0,18-1,00) | 1,91(0,003) | 6,76(2,10-30,29) | ||
IMC | 0,11(0,06) | 1,12(1,00-1,27) |
AIS5: Escala Insomnio Athens; AMD: Adherencia a la Dieta Mediterránea; C. Alc: consumo de alcohol; Coef: coeficiente; IC 95%: intervalo de confianza 95%; IMC: índice de masa corporal; OR: odds ratio; PSS: Escala de estrés percibido; p-val: valor de p; SP Salud: salud autopercibida.
En este estudio se ha evidenciado la interrelación entre mala salud autopercibida, estrés e insomnio, mediados en parte por el estilo de vida, como la adherencia a la dieta mediterránea y el consumo de alcohol durante el confinamiento. Además, una mala salud percibida se ha relacionado con un bajo rendimiento académico, resultado que también se ha vinculado con alteraciones del sueño o consumo de alcohol26,27. Esto podría magnificarse en el caso de los estudiantes de primer año que también sufren la presión de adaptarse a un nuevo nivel académico. En este sentido, se ha reportado una correlación positiva entre la salud autopercibida y las cinco áreas del cuestionario de adaptación al nivel de estudios universitarios28.
Sobre esta base, en España, un estudio similar incluyó a 13.754 estudiantes universitarios, exponiendo que el 65% eran mujeres, aunque fueron seleccionados de todas las áreas del conocimiento, por lo que nuestro porcentaje es mayor por tratarse de estudios sanitarios donde la prevalencia de mujeres es mayor a la media universitaria29. Otro estudio sobre población universitaria española, donde el 22% pertenecían a estudios de ciencias de la salud, reportó datos muy similares al de este estudio en cuanto al perfil sociodemográfico y el consumo de alcohol16.
En cuanto al consumo de tóxicos legales, la mayoría refirieron ser no fumadores y con un consumo moderado a bajo de alcohol, principalmente bebidas fermentadas, donde más de la mitad de los encuestados reportaron atracones menos de una vez al mes. Antes de la pandemia, los datos disponibles de la ENSE 201730 para las mujeres reportan un 19% de consumo diario de tabaco en nuestra región, un 6% superior al reportado en nuestro estudio. Y, la última encuesta publicada EDADES3 muestra un incremento en dicho consumo hasta el 28%, cifra muy superior a la nuestra. Sin embargo, la ENSE30 refiere que el consumo diario de alcohol fue del 24% en nuestra región y la EDADES3 muestra en torno al 5%, de nuevo cifras superiores al de este estudio. Según estos resultados, parece que la población universitaria, al menos en ciencias de la salud, tiene un menor consumo diario de drogas legales y, por tanto, un mejor estilo de vida en este sentido que el conjunto de mujeres.
El consumo excesivo de alcohol es frecuente en la población universitaria, aunque en nuestro estudio la tasa semanal fue baja. Así pues, antes de la pandemia, la EDADES3 2022, refiere que el binge drinking es realizado por el 10% de las mujeres y el 20% de los hombres. Siendo estas cifras muy superiores a las del estudio y probablemente se deba a que este tipo de consumo está asociado a la participación en eventos sociales cancelados durante el confinamiento. Igualmente, otra investigación en Holanda, bajo las mismas circunstancias, triplica las cifras de nuestro estudio, expone que el 9,8% de las mujeres universitarias refirieron el binge drinking31, por lo que este tipo de práctica podría estar sujeto a factores culturales.
Aunque se han reportado cambios en los estilos de vida y particularmente en los hábitos alimentarios durante el confinamiento32, hemos observado una adherencia a la dieta mediterránea del 40%, como la reportada por estudiantes italianos que tienen un entorno sociocultural similar33.Teniendo en cuenta que una dieta saludable medida como adherencia a la dieta mediterránea también ha mostrado influencia como factor protector directo contra el insomnio orgánico y como potenciador indirecto de la salud autopercibida a través del IMC.
Por otra parte, es ampliamente conocido que el insomnio aumenta con el estrés, en nuestro estudio también se ve influenciado negativamente y, por tanto, de forma saludable, con la adherencia a la dieta mediterránea. Se informaron resultados similares anteriormente34.
En cuanto a la salud autopercibida, esta mostró una asociación negativa con el estrés clínico y el insomnio derivado de estilos de vida (no orgánicos). Pero, a su vez, el estrés clínico se incrementa significativamente con el consumo habitual de alcohol.
Un estudio previo en nuestro país reportó la asociación entre la mala calidad del sueño con el mal estado de salud autopercibido (odds ratio [OR]=1,70; IC 95%: 1,37-2,12) y la mala alimentación medida como baja adherencia a la dieta mediterránea (OR=1,37; IC 95%: 1,10-1,72)29. Y otro estudio observó la asociación entre una baja actividad física y una mala salud autopercibida35. Estos datos son consistentes con los nuestros y llevan a prestar atención a los hábitos de descanso como un foco importante para tener en cuenta dentro de los estilos de vida saludables. Además, los resultados conjuntos de alimentación y actividad física reportados por Dalmases et al.35 son consistentes con nuestro resultado del IMC como factor de riesgo para el modelo de salud autopercibida, ya que la alimentación y la actividad física son los principales factores determinantes del IMC. Es necesario señalar que el estudio de Dalmases et al.35 se realiza en una población con una edad media (desviación estándar) de 47 (19) años, por lo que, nuestro estudio podría ser el primero que aporta estos resultados en una población universitaria joven.
La cantidad de nicotina consumida y el estrés percibido se han identificado como predictores significativos de la disminución de la calidad del sueño15. En nuestro estudio, el insomnio se midió como orgánico (propio de la persona) o inorgánico (derivado de los estilos de vida), siendo este último un factor de riesgo para el estrés clínico (agrupación de estrés moderado y severo) y viceversa. El consumo habitual de alcohol es un factor de riesgo para el estrés clínico, que a su vez disminuye la salud percibida por uno mismo.
Un estudio reciente, refiere que, tras la pandemia, los estudiantes expresaron alteraciones psicoemocionales, como ansiedad, depresión y estrés. Expone cifras superiores a las de nuestro estudio y expresa que dichas alteraciones emocionales pueden afectar al rendimiento académico36.
Finalmente, aunque nuestros resultados se centran en la salud mental de los estudiantes universitarios en ciencias de la salud durante la pandemia por COVID-19, pensamos que el desequilibrio observado en el eje estrés-sueño-salud podría tener aún mayor relevancia clínica en determinados sectores de la población cuya salud mental se ve afectada por determinantes sociales. En este sentido, nuestros resultados ponen de manifiesto un foco de atención que podría ser objeto de intervenciones enfermeras en el marco preventivo y terapéutico antes de que este tipo de desequilibrios lleguen a ser clínicamente preocupantes.
Una limitación que presenta este estudio es la baja tasa de respuesta obtenida proporcionando una muestra reducida que podía derivar en problemas de potencia estadística, como se ha observado en algunas variables dentro de los modelos multivariantes, aunque no se eliminaban de ellos porque afectaba decisivamente al modelo, haciendo patente la influencia que ejercían estas variables. Así, atribuimos su tendencia a la significación al número de estudiantes que accedieron a responder. El tamaño muestral obtenido podría estar condicionado por las numerosas encuestas que han recibido los alumnos tras el confinamiento para evaluar múltiples acontecimientos relacionados con la salud de este colectivo y que podrían restar interés en responder a una nueva encuesta o quizás debido al sesgo de memoria. A pesar de reenviarla buscando aumentar el número de respuestas, esto retrasó el análisis de los datos y su envío para la publicación del estudio. Respecto al diseño, un estudio transversal no permite establecer relaciones de causa-efecto, sin embrago es un diseño eficiente para determinar el perfil de una población en relación con un tema de estudio e identificar factores de riesgos, que son los objetivos de este estudio.
En conclusión, los resultados de nuestro estudio evidencian que durante el confinamiento los estudiantes disminuyeron el consumo de drogas y la mayoría realizó un nivel alto de actividad física, manteniendo así un IMC saludable. También, se muestra que el consumo de alcohol favorecía el estrés clínico, la dieta mediterránea era un factor protector contra el insomnio inorgánico y el IMC se mostró como un factor de riesgo de mala salud autopercibida. Nuestros resultados apoyan los hallazgos de la literatura sobre estos factores.
La prevención y el correcto manejo del eje estrés-sueño-salud no solo podría tener efectos beneficiosos en la población estudiada, sino que podría extrapolarse a otros sectores de la comunidad. En este sentido, es previsible que los resultados descritos se magnifiquen en poblaciones vulnerables como familias de pocos recursos económicos o pacientes con problemas de salud mental previamente establecidos, por lo que, es recomendable realizar una evaluación exhaustiva e intervenciones por parte de las enfermeras de salud mental en estos grupos.
FinanciaciónNo se ha recibido financiación pública/privada.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Responsabilidades éticasEl protocolo de este estudio ha sido aprobado por un comité ético competente que vela por el cumplimiento de la legislación vigente y los preceptos éticos de la investigación en ciencias de la salud.
Declaración de consentimiento del pacienteTodos los participantes recibieron el consentimiento informado antes de su reclutamiento.
Declaración de disponibilidad de datosLos datos están disponibles a petición del interesado.
A todas las personas que han participado en el estudio, ya que sin su colaboración no se hubiese podido llevar a cabo.