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Vivir es moverse, progresar, desarrollarse, estar haciéndose permanentemente. </p><p class="elsevierStylePara"> Contamos, según distintos autores de nuestra disciplina, con bastantes elementos que pueden servirnos de "factores de crecimiento profesional". Todos abren líneas y marcan espacios de profesionalidad, sirven para la implantación de un "modus operandi". </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">¿Qué factores impulsan el desarrollo profesional?</span></p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"> Asumir marcos de referencia y valores enfermeros propios </p><p class="elsevierStylePara"> "El modelo biomédico en el que hoy nos movemos mayoritariamente propone un pensamiento demasiado unidireccional, demasiado reduccionista y estrecho para que pueda servir como único punto de referencia a la enfermería. En el campo de la salud y de los cuidados de enfermería se ha propuesto una perspectiva más global y holística que permite aprehender los fenómenos humanos en todas sus dimensiones"<span class="elsevierStyleSup">1</span>. La salud y el bienestar, la expansión de la persona, un entorno sano y un excelente servicio de cuidados constituyen un sistema de valores sobre los que se ha de fundamentar la profesión. </p><p class="elsevierStylePara"> Nuestro hacer enfermero ha de estar impregnado de un enfoque propio, de una visión particular del mundo y de los fenómenos de su interés disciplinar. Así, los fundamentos del ejercicio de nuestra profesión, o paradigmas, han de estar ligados a una manera concreta de ver a la persona, la salud, el entorno y el cuidado<span class="elsevierStyleSup">2</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> La enfermería se centra en el cuidado a la persona (individual o social). Ella es su objeto de atención; no la enfermedad ni el tratamiento. Desde su propio enfoque, se concibe a la persona como un ser, sano o enfermo, que demanda cuidados de salud y que, de acuerdo con la visión humanista y holística adoptada por ella, es un todo indivisible, único y en evolución, que es libre y que actúa de acuerdo con sus opciones, sus valores, sus creencias. Un ser que se interrelaciona con los otros (familia, grupo, colectividad...), y con su entorno físico, psicosocial, político, económico, espiritual, cultural y organizacional<span class="elsevierStyleSup">3</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Ser profesional de la salud y no de la enfermedad. Con sus cuidados la enfermera ayuda a prevenir la enfermedad y a promover, mantener, mejorar y recuperar la salud. Entendiendo la salud como un proceso dinámico y continuo de interacción, de desarrollo de las capacidades de la persona, su equilibrio, su independencia, su adaptación al medio, la asunción de sus compromisos vitales. </p><p class="elsevierStylePara"> La enfermera entiende el cuidado como un proceso de interrelación dinámico, como un compromiso de apoyo, de acompañamiento, que se hace presente en todas las actividades de enfermería; ejerce el papel de "colaboradora del cliente", que es el auténtico protagonista principal de su propia salud, implicándole en el proceso y favoreciendo el desarrollo de sus potencialidades. La enfermera contempla también todos los elementos que configuran el entorno por la influencia que ejerce sobre la persona y sobre la salud. </p><p class="elsevierStylePara"> Actúa desde el conocimiento y la experiencia profesional y avanza adoptando un modelo conceptual que la guíe, oriente y le permita desarrollar su propio rol autónomo, y con un proceso sistemático como instrumento de cuidados, haciendo uso de un lenguaje propio y dejando constancia escrita de su atención... </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Un lenguaje propio: el diagnóstico enfermero</span></p><p class="elsevierStylePara"> Hay una convicción bastante generalizada de que el lenguaje enfermero es hoy otra de las prioridades; "existe consenso en que la utilización del diagnóstico enfermero es la piedra angular del desarrollo de la enfermería profesional"<span class="elsevierStyleSup">4</span>. Aunque aquí nos centramos en el diagnóstico enfermero (DE) como lenguaje disciplinar, existen y se están desarrollando distintas taxonomías enfermeras que conforman el paisaje lingüístico global de nuestra disciplina. </p><p class="elsevierStylePara"> Van der Bruggen especifica que el DE "es factor de desarrollo profesional porque nos ofrece un idioma y unas fórmulas estándar que nos permiten entendernos entre nosotros, con otros profesionales de la salud, con los medios informáticos y financieros, los gobiernos, las empresas de salud, etc. Nos permite forjar nuestro propio vocabulario científico, y así ayuda a mantener la existencia y el desarrollo de una ciencia específica: la ciencia de enfermería"<span class="elsevierStyleSup">5</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> El DE, en cuanto factor de profesionalización, actúa como elemento unificador, diferenciador, base de datos para la investigación, y como cualificador en el mercado de valores. </p><p class="elsevierStylePara"> Es evidente la importancia que tiene el hecho de disponer y compartir un lenguaje universalmente aceptado, que permita describir uniformemente lo que hacemos, comunicarlo y dejar constancia de ello en los diferentes ámbitos de la atención de la salud y en los medios de comunicación. Un lenguaje común y propio, además, nos es necesario para especificar y denominar ante los agentes de salud y ante la sociedad "lo que nosotros hacemos", diferente del producto de otras profesiones. Como dice Affara, "la falta de un lenguaje propio de los cuidados, y su relegación, han llevado a las autoridades sanitarias y sociales a que la terminología médica y su clasificación de enfermedades haya sido aplicada a los cuidados enfermeros. Y peor aún: se ha dejado al sector comercial y a los fabricantes de productos farmacéuticos la responsabilidad de decidir la forma en que los cuidados enfermeros deben aparecer en sus sistemas de producción. Como afirma Pôlet, "hasta que los otros profesionales de la salud no utilicen para señalar los fenómenos que atendemos el propio lenguaje enfermero, no podremos decir de verdad que se ha conseguido un verdadero desarrollo profesional"<span class="elsevierStyleSup">7</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Hoy existe una conciencia colectiva de que el DE es indispensable para diferenciar nuestro producto del de otras profesiones. M. Gordon insiste también en que es urgente concretar los problemas de salud que resuelve enfermería con una terminología y un lenguaje propio y común del colectivo. Si asumimos que la enfermera, como parte del sistema de salud, se ocupa de forma particular de las respuestas humanas a los problemas de salud de la persona, y éstas respuestas inciden en el restablecimiento y promoción de la salud y el bienestar, en episodios concretos de enfermedad, en situaciones de desarrollo, estos problemas han de ser descritos y denominados de forma específica por la enfermera, para que puedan ser recogidos y contabilizados en los balances, presupuestos y estudios del sistema sanitario, y para poder demostrar así la aportación específica de enfermería al campo de la salud<span class="elsevierStyleSup">8</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Como ya se ha dicho y repetido en múltiples ocasiones, es evidente ­y así nos lo recuerdan J. Clarck y N. Lang­ que "si no estamos en condiciones de describir y denominar los cuidados de enfermería, no podremos jamás controlarlos, ni financiarlos, ni llevar a cabo investigaciones en este campo, ni actuar de forma que sean tenidos en cuenta en la elaboración de las políticas sanitarias. Se corre el riesgo de que la aportación de enfermería pase inadvertida, resulte infravalorada, y desaparezca sin dejar huellas"<span class="elsevierStyleSup">6</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> En su trabajo "La medición del producto enfermero", R.M. Hernández destaca que para medir el producto enfermero no sólo se ha de contar la contribución a la reducción de costos, sino la eficacia de los servicios, diferenciando su contribución específica a los resultados en la salud de los usuarios/clientes<span class="elsevierStyleSup">9</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> La Associació Catalana d'Infermeria (ACI) asegura que "el producto enfermero no existe, a menos que haya de él una constancia concreta, y eso hace que no sea valorado, y que sea difícilmente valorable y cuantificable"<span class="elsevierStyleSup">10</span>, y destaca entre sus líneas de acción "la necesidad de sistematización y estandarización de los cuidados enfermeros de acuerdo con los instrumentos de medida de la actividad asistencial"<span class="elsevierStyleSup">11</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Se pone de manifiesto que el producto enfermero puede ser considerado: </p><p class="elsevierStylePara"> ­ como componente de un producto del hospital (producto intermedio) </p><p class="elsevierStylePara"> ­ o como un producto diferenciado. </p><p class="elsevierStylePara"> Como un componente de un producto del hospital, serán otros profesionales los que se lo atribuirán englobándolo en su propia aportación al producto final. En cambio, si se considera como diferenciado, formará parte de la línea de productos del sistema sanitario, y será contabilizado como "producto específico" en los programas de la administración y en la distribución de los recursos humanos y materiales. Pero esto no es suficiente. Los DE y su enfoque habrán de estar presentes, como un elemento más, en la planificación coordinada de la atención al cliente que realiza el equipo de salud, para que tenga sentido y valor. </p><p class="elsevierStylePara"> Como base para investigaciones, y con la mirada en el futuro, el DE adquiere una dimensión capital. Ante unos servicios cada vez más complejos y tecnificados, con escenarios nuevos, que nos exigirán prestar unos cuidados todavía sin definir, pero sin duda influenciados por factores como los "costos" sanitarios, los imperativos de la "oferta-demanda", la "financiación pública-privada", los avances tecnológicos..., se nos demandará una preparación cada vez más amplia, más especialización, y fundamentar nuestro trabajo en la investigación. Pero, como afirma la OMS en su documento "Enfermería más allá del año 2000", el problema principal con que nos podemos encontrar es la ausencia de un lenguaje común adecuado que nos permita describir los servicios que prestamos al cliente"<span class="elsevierStyleSup">12</span>. En este sentido, los DE, al identificar y describir problemas que resolvemos, constituyen un importante elemento para obtener y proporcionar datos para nuestra investigación. </p><p class="elsevierStylePara"> Los DE deberían convertirse, además, para la enfermera en un valor de cambio en el mercado de valores profesionales. </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Valor de mercado y de uso en una profesión (diferente al mercado de trabajo)</span></p><p class="elsevierStylePara"> No sólo vamos a conseguir el desarrollo profesional perfeccionando nuestro producto enfermero, ni sólo desarrollando estrategias para elevar la calidad de nuestros servicios y nuestro funcionamiento colectivo; además, en un mundo competencial como el que vivimos, hemos de estar presentes y competir en los foros de influencia de la sociedad para "hacernos valer". Es decir, hemos de concurrir con nuestros activos a lo que hoy se conoce como el "mercado de valores profesionales"<span class="elsevierStyleSup">5</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> La demostración, no sólo de los costos, sino del "valor" intrínseco de los servicios enfermeros y las estrategias para hacer llegar a los centros de decisión datos objetivos sobre "cómo la enfermería contribuye a mejorar la situación sanitaria" constituyen una de las preocupaciones del CIE. "Las profesiones, como dice Affara, se ejercen en el marco de un verdadero contrato social"<span class="elsevierStyleSup">6</span>, en el que compiten con sus "valores", su prestigio, su influencia y la calidad de sus servicios. </p><p class="elsevierStylePara"> Como dijimos en la primera parte de este trabajo, los servicios profesionales en la sociedad se rigen, como cualquier otro intercambio humano por las leyes del mercado: por ejemplo, un profesional de arquitectura, farmacia, medicina, etc. vende sus servicios de acuerdo con unos principios de tasación de valores de uso y de cambio, que suelen estar regulados por los flujos de la oferta-demanda, y en esta interrelación se suelen utilizar los mecanismos del <span class="elsevierStyleItalic">marketing</span><span class="elsevierStyleSup">5</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Los servicios de enfermería son considerados como "servicios de alto valor de uso y de cambio". La OMS afirma, por ejemplo, que "el ejercicio de la enfermería es un valioso recurso para la salud"<span class="elsevierStyleSup">13</span>. El <span class="elsevierStyleItalic">Libro Blanco de Enfermería</span><span class="elsevierStyleSup">14</span> destaca que "es un elemento clave para lograr la mejora de la calidad asistencial en materia de salud", a juicio de las enfermeras. Y, sin embargo, se da la paradoja de que, en general, estas mismas enfermeras consideran que sus servicios gozan de poco prestigio, reconocimiento y poder social. En el ranking de prestigio de las profesiones, la enfermera, en nuestro país, se percibe con "un prestigio social" inferior al de los técnicos y peritos, maestros, podólogos, militares, trabajadores sociales... Sólo, detrás de ella, percibe a las secretarias (pág. 115). </p><p class="elsevierStylePara"> La enfermería actual debería entrar con decisión en el concierto de este "mercado" haciendo evidente las cotas de calidad y de necesidad social de sus servicios. </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">La investigación</span></p><p class="elsevierStylePara"> Por todos es conocida la importancia que tiene la investigación para abrir caminos y avanzar en todos los ámbitos de actuación, y la necesidad que tenemos de basar nuestras actuaciones y de inspirar nuestra práctica de cuidados en la evidencia que nos ofrece, e ir dejando de lado la intuición<span class="elsevierStyleSup">15</span>. No menos necesaria es la investigación para avanzar en el propio conocimiento enfermero, en lo que son los fenómenos de interés de la disciplina. A la vez, disponer de estrategias para la investigación en enfermería contribuirá al desarrollo de la infraestructura y de la base de conocimientos para un enfoque más orientado hacia el futuro de la enseñanza y el ejercicio de la enfermería<span class="elsevierStyleSup">16</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> No es mi intención repetir lo que ya se está diciendo en diferentes ámbitos, incluyendo la necesidad de elevar el nivel de formación con licenciatura y doctorado para poder investigar. Pero sí quiero incidir en el papel que debería tener la investigación en este momento para demostrar cuantitativa y cualitativamente la aportación específica de los cuidados enfermeros en el campo de la salud y la incidencia directa sobre las personas atendidas y sobre el colectivo. Según el CIE no se dispone de datos que lo demuestren, y en un momento en que todo debe ser cuantificado, la aportación de enfermería pasa inadvertida o silenciada; sin embargo, es muy poco lo que se ha hecho por demostrar esta aportación. </p><p class="elsevierStylePara"> Esto es lo que ha motivado que grupos de enfermeras de diferentes países estén uniendo sus esfuerzos para cuantificar y demostrar esta aportación. Dado que la situación por la que atraviesa el mundo sanitario tiene connotaciones muy semejantes en los países del mundo occidental: cada vez menos recursos, un aumento constante del gasto, más especialidades y situaciones más complejas, y una necesidad de justificar los rendimientos, tiene interés compartir los diseños de investigación y trabajar sobre las mismas hipótesis y contrastes de resultados. Es la idea que presentó hace poco en Barcelona la profesora L. Aiken, una de las enfermeras estadounidenses que desarrollan este estudio<span class="elsevierStyleSup">17,18</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Seguro que ustedes, como yo, comparten la necesidad de demostrar nuestra aportación específica a la salud de los españoles. Dada la envergadura de este tipo de trabajos, considero que los organismos profesionales como los colegios, los consejos regionales y el Consejo General de Enfermería deberían unir sus esfuerzos para hacer estas investigaciones, ya que estarían en condiciones de abordarlas como representantes de los colegiados y porque dispondrían de recursos. Aportarían un gran servicio, y yo desde este foro, que me parece adecuado, les lanzo este reto. Unan estrategias y esfuerzos y conecten con estas iniciativas internacionales. </p><p class="elsevierStylePara"> Me pareció también sumamente interesante, tal como se están sucediendo los acontecimientos en nuestro país, otra idea que presentó la profesora L. Aiken: demostrar con investigaciones cómo se están moviendo las tasas de profesionales en los centros asistenciales. Por todos es admitido que, sobre todo, en los hospitales: </p><p class="elsevierStylePara"> ­ ha aumentado la complejidad de las situaciones que tienen las personas a las que se atiende, </p><p class="elsevierStylePara"> ­ se han reducido sensiblemente las estancias medias, </p><p class="elsevierStylePara"> ­ suelen ser, con frecuencia, personas más mayores, </p><p class="elsevierStylePara"> ­ y han aumentado las exigencias de los usuarios y las demandas de calidad. </p><p class="elsevierStylePara"> Aun asumiendo que haya que hacer cambios organizativos que faciliten el trabajo y se pida aumento de rendimiento como a cualquier profesional, es evidente que las situaciones mencionadas exigen una mayor fuerza de enfermería. Y esto hay que demostrarlo. Ya que los datos orientan, según las investigaciones, a que en los últimos años las tasas de los diferentes profesionales en los centros se ha elevado en algunos casos hasta casi el 50%, y la de enfermería no ha ido en paralelo. Siendo precisamente los profesionales que más presencia continua tienen al lado de la persona que requiere la atención, su tasa ha disminuido, según datos que ofreció esta profesora, si se consideran las variables citadas. </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Reflexiones sobre otros cambios</span></p><p class="elsevierStylePara"> Es evidente que hay otros elementos que contribuyen al desarrollo profesional, y que, además, se requieren otros apoyos y realizar determinados cambios en la organización de los cuidados. Haré referencia a cambios en las formas de trabajar y organizar nuestra actividad, y en esto tienen algo que ver las propias enfermeras, las gestoras y las organizaciones. </p><p class="elsevierStylePara"> Quiero exponer a la reflexión dos formas de gestionar los cuidados que en estos momentos se están dando en enfermería y que yo valoro por la filosofía que tienen: la enfermera que está junto a la cama del enfermo es la que toma las decisiones. </p><p class="elsevierStylePara"> Una de ellas se refiere a la fuerza que está cobrando, de nuevo, en EE.UU. la figura de los "hospitales magnéticos"<span class="elsevierStyleSup">19</span>, llamados así por el atractivo que provocan en profesionales y usuarios. En ella veo un rayo de esperanza para la profesión por resaltar la importancia de la enfermera dedicada al cuidado directo. Las características de estos hospitales "magnéticos" son las siguientes: </p><p class="elsevierStylePara"> ­ la directora de Enfermería es un miembro formal del comité responsable de tomar decisiones en el hospital; </p><p class="elsevierStylePara"> ­ los servicios de enfermería se organizan en una estructura horizontal, con poco personal supervisor, y la toma de decisiones está descentralizada a nivel de las unidades, dando a los profesionales enfermeros de las unidades grados de autonomía y responsabilidad para que la organización de los cuidados y la plantilla permita cubrir las necesidades de cuidados de sus clientes; </p><p class="elsevierStylePara"> ­ se da una buena comunicación entre enfermeras y médicos. </p><p class="elsevierStylePara"> Según la profesora L. Aiken, actualmente gestores de los hospitales de los EE.UU. están pidiendo a la ANA (Asociación Americana de Enfermería) que acredite sus centros como "hospitales magnéticos", porque en ellos "se aseguran unos buenos cuidados enfermeros y, si surgen a los usuarios problemas no esperados, tienen mayores posibilidades de solución". </p><p class="elsevierStylePara"> ¿Se imaginan lo que supone para los profesionales de enfermería que una persona elija acudir a un centro u otro porque "se le aseguran unos buenos cuidados enfermeros"? Desde las páginas web pueden encontrar ustedes cómo hay hospitales que se anuncian ya como "hospitales magnéticos", porque a través de la prensa se ha difundido que en estos centros los cuidados enfermeros consiguen mejores resultados en los pacientes, traducidos en un índice de menor mortalidad. </p><p class="elsevierStylePara"> La otra forma de gestión que quiero resaltar es la innovación que se ha producido en los últimos años en torno a lo que se ha denominado "la enfermera principal" (traducido en España como "la enferme ra primaria")<span class="elsevierStyleSup">20</span>. La clave de esta innovación consiste en que una enfermera es quien se hace cargo del enfermo desde que llega hasta que se va de alta. Ella es responsable de todas las decisiones relativas a los cuidados enfermeros que requiere el cliente y coordina el que da el resto de compañeros de los otros turnos. Anima al enfermo a participar en sus cuidados, y ambos comparten las decisiones y trabajan por unos objetivos comunes. </p><p class="elsevierStylePara"> Este sistema no sólo tiene que ver con la organización de los servicios, sino con el hecho de hacer evidentes las creencias y valores que impregnan la enfermería. En este sistema cobra significado la relación enfermera-cliente; esta relación adquiere una dimensión totalmente diferente respecto al crecimiento personal y profesional. Este sistema se apoya en el rol autónomo de la enfermera, que pasa de ser una mera practicante a dar a la persona y gestionar unos cuidados basados en el conocimiento y la experiencia, dando relevancia a la planificación y evaluando los resultados. </p><p class="elsevierStylePara"> En ambos casos, la enfermera se convierte en la persona clave del sistema, y es el contacto principal con los usuarios, con los familiares y con la comunidad. Y así es percibido por ellos. Son dos sistemas a meditar. </p><p class="elsevierStylePara"> Las direcciones de Enfermería, a mi modo de ver, tienen gran parte de responsabilidad en el rumbo que lleva la profesión. Se les está pidiendo con insistencia que orienten más su gestión hacia los cuidados, y no sólo hacia los números. Y que prioricen los valores y roles específicos de enfermería. </p><p class="elsevierStylePara"> En contraste con las situaciones anteriores, quiero aludir a un estudio realizado en nuestro país sobre el "perfil profesional"<span class="elsevierStyleSup">21</span> requerido por gestores y direcciones de enfermería de hospitales a la enfermera que pide trabajo. En este perfil, aunque son muchos y diversos los criterios que dicen tener, acaban priorizándose los aspectos técnicos (y esto hoy sigue ocurriendo según el testimonio de enfermeras recién graduadas). Las direcciones de Enfermería de los centros deberían ser pioneras en la tarea de facilitar el cambio y potenciar los roles y valores enfermeros. Tendría que acabarse ya, de una vez por todas, el que a una enfermera recién graduada, cuando pide trabajo, se le pregunte prioritariamente por las "técnicas que sabe hacer" y no por otros aspectos del cuidado. </p><p class="elsevierStylePara"> Otro tema a meditar sería cómo se van asumiendo las responsabilidades en los centros de trabajo. Como dice P. Benner, la responsabilidad debe estar acorde con el desarrollo de las competencias profesionales y con la experiencia en la práctica clínica de la enfermera. Describe éste como un proceso que va desde "novicia" a "experta", pasando por cinco niveles. Tema que además facilita el desarrollo de la carrera profesional<span class="elsevierStyleSup">22</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Soy muy consciente de que en mi exposición no trato el tema del liderazgo ni la formación de manera particular, sí indirectamente, pero me ha parecido que aquí no podía, por el tiempo, abordarlo todo, ni agotarlo. </p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Conclusión</span></p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"> Como conclusiones de mi reflexión, resumo los elementos que considero indispensables para empezar a avanzar en nuestro desarrollo profesional, y de lo cual estoy plenamente convencida: </p><p class="elsevierStylePara">   </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Asumir un enfoque enfermero tomando como guía uno de los modelos de enfermería y trabajar con metodología. Es impensable hoy no hacer las cosas planificadamente. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Centrar nuestra atención en el cliente; considerarnos principalmente profesionales de la salud y el bienestar, no de la enfermedad. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Incluir el entorno como elemento de nuestro interés: el entorno de las personas y el entorno en que se dan los cuidados, preocuparnos por él. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Considerar el cuidado como ayuda y soporte. Ser facilitadores. Acompañar a las personas en sus experiencias individuales de salud. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Asumir, desde la autonomía y la responsabilidad, nuestro propio rol desarrollando las competencias profesionales en los diferentes campos de actividad ­hospitalario y comunitario­ en sus diferentes ámbitos y perspectivas. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Utilizar y desarrollar el lenguaje enfermero, haciéndolo indispensable en el campo sanitario: que haya que utilizarlo o referirse a él. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Fundamentar el trabajo en el conocimiento, la evidencia y la investigación. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Colaborar con los otros profesionales desde la igualdad y la interdisciplinariedad. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Buscar la calidad y concienciarse de que nuestro trabajo es necesario para la sociedad y que nosotros somos los que estamos capacitados legalmente para él por nuestros conocimientos. </p><p class="elsevierStylePara"> ­ Unir esfuerzos los profesionales de la docencia y de la asistencia para avanzar conjuntamente, y dialogar para acercar posturas, ya que los intereses son comunes y seguro que las diferencias son más de forma que de fondo. </p><p class="elsevierStylePara"> En mi discurso he puesto cierto énfasis en cambios internos, personales, de cada uno de los profesionales, muy necesario pero insuficiente para avanzar si el discurso de las instituciones y personas que nos representan en la sociedad no hacen también cambios internos y externos y no están impregnados de los mismos valores. Ellos han de ser garantes de la calidad de los cuidados enfermeros ante la sociedad. Deben impulsar y facilitar los cambios y las investigaciones. </p><p class="elsevierStylePara"> Y acabo con un pensamiento de nuestra colega Sally Glen: "La calidad de enfermería no puede medirse en términos de cantidad de actividades, sino únicamente en términos de cualidades personales y profesionales desplegadas en la actividad. La clave del perfeccionamiento en la práctica ha de ser, por tanto, el perfeccionamiento de las tendencias emocionales y motivacionales. En realidad, el desarrollo profesional requiere el desarrollo personal»<span class="elsevierStyleSup">23</span>. </p><p class="elsevierStylePara"> Desde aquí, muchas gracias a las personas que han estado cerca de mí mientras he elaborado esta ponencia y me han ayudado con sus sugerencias y apoyo incondicional. </p>" "tienePdf" => false "bibliografia" => array:2 [ "titulo" => "Bibliografía" "seccion" => array:1 [ 0 => array:1 [ "bibliografiaReferencia" => array:23 [ 0 => array:3 [ "identificador" => "bib1" "etiqueta" => "1" "referencia" => array:1 [ 0 => array:2 [ "referenciaCompleta" => "Soins que marquen difference. Les valeurs de la profession. Québec: Canadá, 1995." 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