En los últimos 20 años, se han producido avances importantes en todo el mundo con respecto a la adopción de la prescripción como competencia desarrollada por parte de las enfermeras. Las enfermeras de varios países, incluido Reino Unido, Estados Unidos (EE. UU.), Nueva Zelanda, Países Bajos, Irlanda, Australia, Canadá y Suecia pueden prescribir. Los factores que han impulsado este desarrollo incluyen la necesidad de un acceso más rápido y más eficiente a los medicamentos, un mejor uso de los conocimientos y habilidades de las enfermeras, la necesidad de de redistribuir las cargas de trabajo y abordar la escasez de médicos, y el desarrollo de roles avanzados enfermeros1.
En 1994, en el Reino Unido, las enfermeras comunitarias fueron el primer grupo de enfermeras en poder prescribir sobre una lista restringida de medicamentos. Esta lista incluía: laxantes; preparaciones antifúngicas; emolientes; algunos analgésicos, productos sustitutivos de la nicotina; antihelmínticos y otros fármacos antiparasitarios; preparaciones para el manejo del catéter; aparatos para estoma; y vendajes para heridas, entre otros. La prescripción independiente en el Reino Unido se extendió posteriormente para incluir otros grupos de enfermeras de primer nivel en 2001, farmacéuticos en 2006, optometristas en 2007 y otros profesionales de la salud (incluidos fisioterapeutas y podólogos) en 2013.
Las enfermeras prescriptoras en el Reino Unido tienen los derechos de prescripción independiente más extendidos en todo el mundo. Estas enfermeras pueden recetar cualquier medicamento de manera autónoma dentro de su área de competencia y son responsables de la evaluación, el diagnóstico y las decisiones sobre el manejo clínico requerido en pacientes con afecciones diagnosticadas o no diagnosticadas. Con el fin de satisfacer las necesidades, el número de estas enfermeras ha aumentado constantemente en los últimos 5 años2. Además, si se aceptan, las propuestas recientes Consejo de Enfermería y Obstetricia del Reino Unido (Nurse and Midwifery Council-NMC) 2017 se incluirán estos conocimientos y habilidades sobre prescripción en la educación pregrado de Enfermería para poder apoyar este aumento.
Para acceder a la formación específica para poder prescribir, las enfermeras tituladas de nivel 1 (de carrera profesional) deben tener al menos tres años de experiencia (de las cuales un año debe ser en el área en la que tienen la intención de prescribir) y una formación académica a nivel de grado. Los programas formativos son normalmente de seis meses de duración e incluye un número de clases presenciales y aprendizaje supervisado en prácticas. Esto contrasta con algunos países, por ejemplo, Estados Unidos, Canadá y Australia, donde la formación para prescribir es a nivel de maestría es un componente del programa de Enfermería Práctica Avanzada que suele ser de dos años de duración1.
Hay alrededor de 37,000 prescriptores independientes en el Reino Unido, lo que representa aproximadamente el 5% de la fuerza laboral de Enfermería. Estas enfermeras trabajan en una variedad de roles de práctica avanzada, en una amplia gama de entornos clínicos (incluida la atención primaria, secundaria y terciaria) y prescribir medicamentos a través de un rango de áreas terapéuticas, por ejemplo infecciones, respiratorias, condiciones de riesgo, diabetes y dolencias menores3. Aunque estas enfermeras sólo tienen que disponer del nivel de grado y tener 3 años de experiencia4, más del 50% tienen una formación académica a nivel de máster, y la mayoría tiene más de 5 años de experiencia antes de emprender el programa de prescripción.
Los pacientes están satisfechos con las enfermeras que adoptan el rol prescriptor, considerando que contribuyen a desarrollar unos servicios de salud más ágiles. Las mismas enfermeras prescriptoras describen un aumento de su satisfacción y mayor autonomía por la capacidad de aportar respuesta al pacientes en un episodio completo de atención. Es evidente que las enfermeras que prescriben lo hacen en condiciones de seguridad y terapéuticamente prescriben los medicamentos apropiados5. Hay poca diferencia entre enfermeras y médicos respecto al tipo y la dosis de medicación prescritos6. Así lo muestran los resultados clínicos de los pacientes recogidos en sus historias, tales como la presión sistólica, la hemoglobina glicosilada, lipoproteínas de baja densidad, la adherencia a la medicación, la satisfacción del paciente y la calidad de vida relacionada con la salud, que son comparables a las de los médicos prescriptores7, y muestran un mayor ahorro en términos de costes poner un punto después de la cita.8
Ampliar el papel de la enfermera en el Reino Unido para incluir la prescripción ha mejorado el uso de los conocimientos y habilidades de las enfermeras, y posibilitado el desarrollo de roles de Práctica Avanzada. Estos roles son centrales para satisfacer las necesidades y demandas profesionales y una garantía de conlleva servicios más eficientes y mejora la accesibilidad de los pacientes a sus medicamentos, más rápidos y con mayor ahorro de costes.
La formación para prescribir ha sido reconocida como una de las áreas necesarias para el desarrollo competencial de las enfermeras, siendo un gran desafío, ya que decidir sobre la prescripción se percibe como una tarea compleja9.
Las propuestas para incluir los conocimientos y habilidades de prescripción en los programas de pregrado en Enfermería en el Reino Unido dará lugar a nuevos retos, que deberán ser gestionados adecuadamente.