Nursing Now1 es una campaña respaldada e impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)2 y el Consejo Internacional de Enfermería (CIE). Un movimiento global que trasciende al ámbito internacional para que desde los distintos países y sus contextos sanitarios, tomen en cuenta la participación plena de las enfermeras y matronas como contribución necesaria para la consecución del acceso a la salud, la cobertura universal, y por tanto para la Salud Global. Garantizar esa participación, a través del pleno desarrollo de su potencial, de la mejora de las condiciones laborales, del acceso a las estructuras de organización y formando parte de las estrategias y políticas en salud, permitiría alcanzar su máxima expresión en todos los ámbitos y contextos. El informe “Triple Impacto” desarrollado por el Grupo de Trabajo Salud Global del Parlamento británico, tras un análisis de la evidencia científica respecto a las deficiencias en los sistemas, sanitarios, y entrevistas a enfermeras líderes internacionales y expertos en Salud pública y Salud Global, demuestra que la intervención enfermera mejora la salud de las comunidades, la equidad en género y las economías de los países. La participación enfermera en todas las estructuras sanitarias, políticas y sociales, teniendo en cuenta el derecho a la salud, la equidad y la solidaridad, es determinante para el avance y el desarrollo de los países. una conclusión determinante a tener muy en cuenta3.
El CIE y el Burdet Trust, Comité ejecutivo de la Campaña2 junto con la OMS, han hecho grandes esfuerzos desde el comienzo en el 2018, para impulsar junto con los líderes de campaña de los distintos países y sus grupos regionales, nacionales y locales una serie de acciones de divulgación demostrando la contribución de las enfermeras a la salud y al bienestar de la población. En este mismo sentido, se muestra la necesidad de mejorar las condiciones laborales de las enfermeras, especialmente mermadas en nuestro contexto en los últimos años, teniendo en cuenta su impacto en la seguridad del paciente. Por tanto, se requiere una mayor representación y liderazgo en las instituciones y en las mesas de debate, así como una mayor representación enfermera en la toma de decisiones en un sistema sanitario altamente medicalizado y tecnificado, que genera despersonalización en la atención a personas cada vez más envejecidas, con multimorbilidad y complejidad. Asimismo, se hace un llamamiento a la reflexión de los responsables políticos y a nivel estratégico sobre el aumento de la tasa en la esperanza de vida para considerarlo además de un éxito, garantizar la atención y cuidados a este grupo poblacional vulnerable y frágil, más dependiente y con más necesidades para que vivir más tiempo no sea un fracaso. En España, la esperanza de vida ha aumentado a 83,24 años, para ambos sexos y, según la última proyección del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud, de la Universidad de Washington, en el 2040 los españoles llegarán a los 85,8 años de edad media, casi tres años por encima del promedio actual. Esta realidad demográfica junto con la prevalencia de enfermedades como el Alzheimer, las enfermedades cardio-vasculares, EPOC, cáncer, etc. y otros indicadores de salud, apuntan hacia la necesidad de primar el cuidado excelente, específico y sostenido, especializado y supervisado, y no precisamente hacia una mayor inversión en tecnología, técnicas quirúrgicas, o medicamentos (Choosing Wisely)4.
Este contexto demográfico, político y social, sumado a una situación de crisis permanente en la que el nivel de gasto y su contención siempre supera al presupuesto, plantea un desafío inquietante y un reto de futuro para los sistemas sanitarios y el bienestar social. La razón de ser de los sistemas y las garantías de sostenibilidad de los mismos genera con frecuencia ambigüedades y contradicciones fundamentales. Muchas de las respuestas a la contención de gasto están basadas en la desinversión de capital humano, que por otro lado es esencial mantener para no poner en riesgo los estándares de calidad, la seguridad asistencial y la felicidad de la ciudadanía5.
Actualmente, la participación de las enfermeras es exigida por los pacientes más expertos en los procesos clínicos complejos donde la educación sanitaria en el mismo, el control y seguimiento y una mayor accesibilidad, puede determinar la evolución de la enfermedad y evitar complicaciones o actuaciones de mayor impacto (ingresos, intervenciones, reagudizaciones y otras complicaciones) y ello es un reconocimiento expreso del que se espera respuesta. Sin embargo, no sólo los pacientes expertos exigen y eligen tomar partido por las enfermeras como gestoras de sus procesos y autocuidado, el propio contexto poblacional nos pone en alerta.
Esta situación, plantea la necesidad imperiosa de que las enfermeras se signifiquen como agentes y responsables del cuidado, con voz y acción, con protagonismo y presencia. Necesitamos, reivindicar nuestro desarrollo competencial y nuestra lícita intervención autónoma y colaborativa, sin olvidar la faceta de abogados de la ciudadanía. Asumir la responsabilidad como evaluadores y analistas, como asesores de políticas en salud. Defender políticas globales, estructurales y también concretas que sean socialmente justas y apropiadas, a través del activismo y la participación.
Pocos son los foros donde las enfermeras se reúnen como iguales con políticos y gestores de alto nivel para proponer/reivindicar intervenciones o roles profesionales, sustentados con evidencia sobre el beneficio, satisfacción y el uso óptimo de recursos (roles especialistas, avanzados o específicos en procesos de gestión compleja)6,7. Es posible también, que las enfermeras olvidemos que la difusión y adopción de evidencias y modelos asistenciales por parte de los decisores políticos, requiere una planificación estratégica centrada en cómo y a quién comunicar dichas evidencias con perspicacia política y diplomacia. Igualmente, hay propuestas que aun siendo factibles y trasladadas con éxito desde los foros científicos, no suelen prosperar en los entornos clínicos por nuestra falta de visión, coraje y espíritu innovador. Oportunidades que se pierden cuando desde la gestión tampoco se propicia e impulsa la innovación y desarrollo, quedando como asignatura pendiente la mejora real en la calidad de los procesos y de los consecuentes resultados en los pacientes, sin olvidar la merma en el desarrollo profesional homogéneo de las enfermeras al impedir aplicar su máximo potencial.
Insistir en que el despliegue de la Campaña conlleva la fuerza y el apoyo de la OMS y el CIE en todas las regiones del mundo, a ellos se han sumado organismos, entidades, instituciones educativas y académicas, organizaciones de apoyo a la comunidad y bien social. Para que el alcance y consecución de objetivos sea el deseable ha de darse la solubilidad necesaria entre dos factores que conviven paralelos, la apuesta efectiva de los políticos con valentía y confianza, y la implicación ineludible de las enfermeras en todos los niveles de desarrollo, investigación, docente, asistencial y gestor.
Las cuestiones que plantea Nursing Now1 han de traducirse en motivación y seguridad para reclamar el papel de las enfermeras como miembros de pleno derecho, con una mayor participación y mejor posicionamiento en el sistema, especialmente en cuestiones fundamentales como el diseño, la toma de decisiones, las intervenciones y la evaluación de resultados. En definitiva, las enfermeras somos capaces de dar respuestas innovadoras a los problemas actuales de salud de la población garantizando cobertura y accesibilidad, continuidad y eficiencia, contribuyendo a su necesaria sostenibilidad.
Nursing Now, ha de ser el estandarte definitivo de una profesión que ya ha rendido cuentas, medido su capacidad y también sus obstáculos para el progreso. Por ello, y consecuente a la reflexión planteada deberíamos cuestionar y plantear aspectos de nuestra responsabilidad con máximo interés y pendientes de quiénes dirijan nuestro destino y el de los Cuidados, estos podrían ser cuestiones como:¿Están presentes los cuidados en las agendas políticas? ¿Y si no lo están, de quien depende?¿Estamos decididas las enfermeras a reclamar y exigir los espacios de participación, definir nuestro contrato social, representación y participación en lugar de ser solo ocupacionales?¿Conocen los políticos a las enfermeras?, ¿Las convocan?, ¿Se proveen de sus opiniones, criterios, asesoramiento, para tratar del cuidado en sus programas o estrategias?
Desde este preliminar y desde nuestro contexto actual, hemos de reflexionar los profesionales.
Nursing now es la excusa necesaria para tomar la posición al respecto de nuestras responsabilidades, la atención y el cuidado, la promoción y educación de la salud, el análisis de la situación y la detección de problemas y determinantes. El diseño de propuestas para resolver las necesidades, la participación y el diálogo deben formar parte indispensable del puzle de las estrategias en salud y para la sociedad. También construir canales y estructuras de transmisión del liderazgo desde nuestras experiencias y aprendizaje, transferir el liderazgo cultivado y aprendido para que nuestros futuros profesionales sean protagonistas y piedra angular de la salud poblacional, protagonistas del diálogo constructivo en políticas y de su propia gobernanza.
Deberíamos de ser capaces de continuar el pulso de la campaña Nursing Now tras el fin de la misma. Los impulsores brindan la oportunidad para que esta iniciativa sea el comienzo de un nuevo espacio de trabajo que unifique los intereses de la profesión y nos permita seguir trabajando en objetivos comunes que nos fortalezcan como colectivo. Hagámoslo posible.