El síndrome de burnout entre los profesionales de cuidados intensivos ha sido ampliamente documentado internacionalmente. Pocos estudios abordan la prevalencia en América Latina, y específicamente en Argentina no existen estudios de peso que aborden esta problemática. El objetivo del presente estudio fue determinar la prevalencia de burnout entre las enfermeras de cuidados intensivos de Argentina y los factores de riesgo relacionados.
Materiales y métodosEncuesta en línea, autoadministrada, para evaluar variables demográficas y puntuación en el Índice de Burnout de Maslach en 486 enfermeras de cuidados críticos entre los meses de junio y septiembre de 2016.
ResultadosEl 84,4% de los participantes presentan niveles moderados/altos de síndrome de burnout (IC 95% 80,8 a 87,4). No se encontró asociación significativa entre el burnout y el género, la edad, los años de práctica, el grado académico, el rol o la multiplicidad de empleos. No hubo diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia de burnout entre los distintos tipos de población de atención (neonatal, pediátrica o de adultos). Se encontró que la variable relación enfermera:paciente de 1:3 o más se encuentra estadísticamente relacionada con las subescalas de agotamiento emocional y despersonalización (p=0,002 y 0,0039, respectivamente).
ConclusiónMás del 80% de las enfermeras que tienen a cargo el cuidado de pacientes críticamente enfermos en Argentina muestran niveles moderados/altos de burnout y esto se relaciona con una relación enfermera:paciente≥1:3.
Burnout syndrome among intensive care professionals has been widely documented internationally. Few studies address the incidence and prevalence in Latin America. And there are no validated studies about the situation in Argentina. Our goal was to determine burnout prevalence among intensive care nurses in Argentina and related risk factors.
Materials and methodsOnline self-administered survey evaluating demographic variables and the Maslach Burnout Inventory in 486 critical care nurses between June and September 2016.
ResultsA percentage of 84.4 of participants show moderate or high levels of burnout syndrome (95% CI 80.8 to 87.4). No significant association was found between burnout and gender, age, years of practice, academic degree, role or multiplicity of jobs. There was no statistical difference in burnout prevalence among different types of populations of care (neonatal, paediatric or adult care). Nurse to patient ratios of 1:3 or higher was found to be a statistically significant risk factor for emotional exhaustion and depersonalization sub-scales (P=.002 and .0039, respectively).
ConclusionMore than 80% of nurses caring for critically ill patients in Argentina show moderate or high levels of burnout syndrome and this is related to a high nurse:patient ratio (1:3 or higher).
El estudio del síndrome de desgaste profesional o burnout enmarca no solo el aspecto moral, ético y humanístico de la profesión, sino también los derechos del profesional como trabajador a la protección de su propia salud, de tal manera que el padecimiento de este síndrome no obedece simplemente a cuestiones individuales de vulnerabilidad, debilidad, problemas psicológicos, desgaste anticipado, etc., sino que deriva especialmente de la interacción del profesional con las condiciones organizativas propias del trabajo.
El desgaste profesional es un proceso progresivo y dinámico, en el cual ciertos antecedentes que funcionan como desencadenantes y facilitadores dan lugar a una respuesta disfuncional adaptativa que acaba provocando el desarrollo del burnout con nefastas consecuencias para el trabajador, los pacientes, el sistema sanitario y la comunidad en general.
No hay estudios previos de peso sobre esta temática en la Argentina.
¿Implicaciones del estudio?Conociendo la prevalencia de síndrome de burnout en enfermeras intensivistas en Argentina y sus variables asociadas, pretendemos aproximarnos al diagnóstico situacional, a fin de poder, en el futuro, diseñar estrategias de afrontamiento para su reducción.
El síndrome de burnout (SB) fue descrito por primera vez por Freudenberger en 1975 como una sensación de fracaso y agotamiento, resultante de una sobrecarga de trabajo que no puede ser equilibrada de manera efectiva por recursos personales, energía personal y mecanismos de afrontamiento1. Luego, Christine Maslach amplía esta definición en 1979, describiendo el burnout como el fenómeno resultante de la exposición prolongada a los factores de estrés interpersonal dentro del entorno laboral y profesional, caracterizado por extrema fatiga y pérdida del idealismo y de la motivación laboral2. En estudios posteriores (2001), Maslach describió 3 dimensiones específicas de burnout: agotamiento emocional, sentimientos de despersonalización (cinismo) y falta de progreso, e ineficacia3. Burnout es entonces un término utilizado para definir el agotamiento extremo que se relaciona con un interés disminuido en el trabajo y los problemas profesionales asociados. Sin embargo, las personas expuestas a un estrés prolongado y sostenido en el trabajo no necesariamente desarrollarán burnout, porque si se mantienen los niveles de realización personal, motivación y compromiso es posible que se generen mecanismos efectivos para neutralizar los efectos del estrés4. No obstante, debe tenerse en cuenta que el SB difiere de la depresión en que el primero afecta solo a la esfera laboral o profesional, mientras que la depresión implica aspectos de la vida personal diaria5. El diagnóstico de SB consta de 3 componentes: 1) altos niveles de agotamiento emocional (AE); 2) altos niveles de despersonalización (D), y 3) baja realización personal (RP).
En el SB, el componente de AE representa la respuesta individual básica al estrés laboral. La D es la falta de interés por el otro, o cinismo. Ambos indicadores representan el contexto interpersonal del agotamiento y se refieren a una respuesta negativa, insensible o extremadamente distante a los sujetos de atención. La RP se relaciona con el compromiso, la eficacia, la eficiencia y el alcanzar logros profesionales, y su bajo nivel representa la autopercepción del burnout y se manifiesta por incompetencia, falta de progreso y baja productividad6.
Las unidades de cuidados intensivos (UCI) se caracterizan por generar un considerable nivel de estrés laboral debido a la alta demanda de atención que requieren los pacientes y las familias, la demanda continua de esfuerzo físico y emocional, las complejas relaciones interprofesionales y el alto nivel de formación y conocimiento que se requiere para realizar las tareas. Numerosos estudios han demostrado que los trabajadores de cuidados intensivos corren un mayor riesgo de desarrollar SB7–10, reportando la relación que existe entre elevados niveles de burnout y la aparición de conflictos interpersonales dentro del equipo de atención11, manifestaciones físicas de la enfermedad, problemas emocionales, absentismo, alta rotación de los trabajadores, desempeño deficiente, actitudes negativas y deterioro de la calidad de la atención12–14. El SB también puede afectar los resultados del proceso de atención, como, por ejemplo, el aumento en las infecciones relacionadas con los cuidados y los errores15.
Se ha descrito ampliamente que el agotamiento afecta a médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud16,17 debido a su alta exposición al estrés, especialmente en contextos específicos como los servicios de terapia intensiva, oncología, cuidados paliativos y servicios de emergencia18–21.
Poncet et al. estudiaron a 2.497 enfermeras de cuidados intensivos en un estudio multicéntrico francés y encontraron los niveles más altos de SB relacionados con las siguientes variables: enfermeras más jóvenes, ciertos modelos organizativos, la calidad de las relaciones interprofesionales y aspectos relacionados con decisiones al final de la vida22. Verdon et al. estudiaron a 97 enfermeras en una UCI quirúrgicos y encontraron que la alta dependencia del paciente, el tipo de organización de la unidad, la representación vocacional y la falta de reconocimiento de las enfermeras eran factores de riesgo asociados con el desarrollo del burnout23. Más recientemente, Merlani et al. estudiaron a 3.052 enfermeras y médicos de la UCI en un estudio multicéntrico y encontraron que la edad de las enfermeras (<40 años) y la mortalidad de los pacientes eran factores de riesgo asociados al burnout en la subescala de D24. Guntupalli et al. compararon las puntuaciones de SB entre enfermeras y terapeutas respiratorios en un hospital de Houston y encontraron que las enfermeras presentaban mayores niveles de SB que los terapeutas respiratorios, especialmente aquellas que trabajaban en el turno de noche25. Embriaco et al. estudiaron 189 UCI y pudieron identificar que el 46,5% de los participantes del estudio presentaron altos niveles de burnout y encontraron una relación significativa entre los factores organizacionales y la calidad de las relaciones interprofesionales y la prevalencia de burnout26. Zhang et al. realizaron un estudio de prevalencia de burnout en 17 UCI de 10 hospitales de cuarto nivel en el noreste de China, reportando que el 16% de los participantes registraban niveles altos de burnout27. En el ámbito de la pediatría crítica, Lawrence et al. realizaron un estudio de prevalencia de burnout y su relación con factores profesionales entre 232 enfermeras de unidades de cuidados críticos pediátricos, de las cuales el 65% demostró tener niveles moderados a elevados de agotamiento emocional, el 43% presentó niveles moderados a elevados de despersonalización y el 27% demostró bajos niveles de RP. La falta de autonomía, de liderazgo y de recursos resultaron ser los factores de riesgo para burnout hallados en su estudio28.
En la tabla 1 se resumen los hallazgos de los estudios más relevantes sobre prevalencia de SB.
Prevalencia de burnout en el equipo sanitario en distintos países
Año | Autor | Población estudiada | n | Prevalencia, % | País |
---|---|---|---|---|---|
2002 | Shanafelt et al.7 | Médicos residentes UCI | 115 | 76 | EE. UU. (Washington) |
2007 | Poncet et al.22 | Enfermeras UCI | 2.497 | 33 | Francia |
2008 | Verdon et al.23 | Enfermeras UCI | 97 | 28 | Suiza |
2008 | Da Silva y Menezes29 | Enfermeras y médicos UCI | 354 | 43 | Brasil |
2008 | Lederer et al.30 | Enfermeras y médicos UCI | 183 | 40,4 | Austria |
2009 | Cho et al.31 | Enfermeras UCI | 1.365 | 53 | Corea |
2009 | Moreira et al.32 | Enfermeras UCI | 151 | 35,7% | Brasil |
2011 | Merlani et al.24 | Enfermeras y médicos UCI | 3.052 | 41 | Suiza |
2011 | Elkonin et al.33 | Enfermeras UCI | 30 | 24,8 | Sudáfrica |
2011 | Nooryan et al.34 | Médicos y enfermeras UCI, UCIN y UCIP | 106 | Armenia | |
2012 | Loiselle et al.35 | Enfermeras UCI | 71 | 47,83 | Canadá |
2012 | Embriaco et al.26 | Enfermeras y médicos UCI | 978 | 46,5 | Francia |
2012 | Cimiotti et al.15 | Enfermeras UCI | 7.076 | 37,8 | EE. UU. (Penn) |
2012 | Czaja et al.36 | Enfermeras UCIP | 173 | 45 | EE. UU. |
2012 | Goetz et al.37 | Enfermeras UCI y UCInt | 86 | 17,7 | Alemania |
2012 | Raftopoulos et al.38 | Enfermeras UCI y SEM | 1.482 | 65,1 | Chipre |
2013 | Myhren et al.39 | Enfermeras y médicos UCI | 145 | 19,4 | Noruega |
2013 | Teixeira et al.40 | Médicos y enfermeras UCI | 300 | 31 | Portugal |
2014 | Guntupalli et al.25 | Enfermeras y TR UCI | 213 | 54 | EE. UU. (Houston) |
2014 | Zhanget al.27 | Enfermeras UCI | 486 | 16 | China |
2012 | Karanikola et al.41 | Enfermeras UCI | 152 | 25 | Grecia |
2014 | Mason et al.42 | Enfermeras UCI | 26 | 58 | EE. UU. |
2015 | Liu et al.43 | Enfermeras UCI | 215 | 55 | China |
2016 | Dyrbye y Shanafelt44 | Médicos residentes | 4.287 | 49,6 | EE. UU. |
SEM: Servicio de Emergencias; TR: terapeutas respiratorios; UCI: Unidad de Cuidados Intensivos; UCIN: Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales; UCInt: Unidad de Cuidados Intermedios; UCIP: Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos.
A nivel regional, el trabajo que más ha aportado al conocimiento de la incidencia de burnout en el personal de enfermería fue el publicado por Moreira et al., quienes pesquisaron la prevalencia de burnout en un hospital de la región sur de Brasil, encontrando que el 42,6% de las enfermeras de cuidados intensivos presentaba altos niveles de burnout32.
En Argentina hay 179.175 personas trabajando como personal de enfermería, de las cuales 73.373 (40,95%) poseen el título de técnicos en enfermería, 86.073 (48,03%) tienen formación de auxiliar en enfermería y 19.729 (11,02%) poseen el título de grado de licenciatura en enfermería45. No existen datos oficiales sobre qué proporción del total de la población de enfermería se dedica específicamente a los cuidados intensivos.
Si bien a nivel nacional no existen trabajos publicados que describan la situación de burnout en el personal de enfermería de cuidados intensivos, Aspiazu analiza cualitativamente las problemáticas que más afectan a las enfermeras en nuestro país. Puntualmente destaca la sobrecarga laboral, el pluriempleo, las deficiencias en la infraestructura y los bajos salarios46.
Asociado a esto, existe una grave escasez de enfermeras, tal como indica el Observatorio Global de Salud de la Organización Mundial de la Salud en 2018: nuestro país presenta una densidad de 4,21 enfermeras por cada 1.000 habitantes, mientras que Brasil posee 7,44, Estados Unidos 9,88 y Alemania 13,74 para la misma población47.
Teniendo en cuenta este contexto, nos propusimos determinar la prevalencia y los factores de riesgo asociados con el SB entre enfermeras de cuidados intensivos en nuestro país. El presente estudio se realizó entre los meses de junio y septiembre de 2016.
Materiales y métodosSe realizó un estudio observacional, cuantitativo y de corte transversal entre enfermeras que se desempeñan en UCI en nuestro país entre el 1 de junio y el 1 de septiembre de 2016. Dada la falta de datos oficiales para el cálculo de una población de enfermeras en cuidados intensivos, se seleccionó una muestra no probabilística con base en el padrón de asociados al Capítulo de Enfermería de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, sociedad científica que nuclea a todos los profesionales de cuidados intensivos en nuestro país. Dicho padrón se compone de 1.005 enfermeras, quienes trabajan tanto en el sector público como en el privado, atendiendo población adulta, pediátrica y neonatal.
La invitación para participar se cursó por correo electrónico, el cual contenía un enlace privado a un formulario de Google con 2 secciones: una demográfica, en la que se evaluaron variables tales como género, edad, grado académico (auxiliar, técnico, licenciatura o posgrado), años de práctica, población de atención (neonatal, pediátrica o adultos), pluriempleo (poseer más de un trabajo de tiempo completo), función principal (asistencial, gestión, investigación o docencia) y relación promedio enfermera:paciente en el empleo principal. La otra sección contenía la encuesta de Índice de Burnout de Maslach, adaptada y validada por Gil-Monte al castellano48. El Índice de Burnout de Maslach es una escala de 22 ítems dividida en 3 subescalas:
- 1.
AE: compuesta de 9 ítems que miden la sensación de estar emocionalmente agotado por las demandas laborales.
- 2.
D: consta de 5 ítems que miden el grado de distancia, los sentimientos y la frialdad relacionados con el sujeto de cuidado.
- 3.
RP: comprende 8 ítems que miden el grado de satisfacción laboral y los sentimientos de competencia.
Cada ítem se puntúa con una escala de Likert que va de 0 (nunca) a 6 (todos los días) ?el término «burnout» nunca se incluye? y se valora la frecuencia de cada experiencia enunciada. Valores altos de AE y D están asociados con un alto grado de burnout, mientras que los valores de PR se consideran inversamente, como compensadores. Para el propósito de este estudio, se consideró la evaluación del burnout moderado/alto definida por Moreira32, como se muestra en la tabla 2.
Subescalas del Índice de Burnout de Maslach
Nivel del burnout | AE | D | RP |
---|---|---|---|
Alto | ≥27 | ≥10 | 0-33 |
Moderado | 19-29 | 6-10 | 34-39 |
Bajo | <19 | ˂6 | ≥40 |
AE: agotamiento emocional; D: despersonalización; RP: realización personal.
Adaptada de Moreira et al.32.
Los datos fueron analizados utilizando el paquete estadístico R versión 3.4.2, y fueron utilizados indicadores de estadística descriptiva para analizar las variables demográficas.
Para establecer una asociación entre presencia/ausencia de burnout y las variables (categóricas) que fueron estudiadas como posibles factores de riesgo se utilizó el test exacto de Fisher. Los intervalos de confianza (IC) construidos para diferencia de proporciones y odds ratio están basados en la aproximación normal, ya que los tamaños muestrales garantizan que dicha aproximación es aceptable. Para analizar la relación entre los componentes de burnout (AE, D y RP) y los distintos niveles de las variables estudiadas como posibles factores de riesgo se utilizó un método no paramétrico (test de Kruskal-Wallis basado en rangos). En todos los casos se estableció un valor p significativo de 0,05.
Para confirmar la asociación significativa de las variables se aplicó el modelo de reducción suficiente de la dimensión y selección de estabilidad de variables49,50.
ResultadosDe las 1.005 invitaciones enviadas, se obtuvieron 486 respuestas, representando el 48,35% de índice de respuesta. Se analizaron los datos y se aplicó un test de Cronbach para medir la validez interna del cuestionario, obteniéndose un resultado de 0,88.
La participante promedio de la encuesta fue una enfermera de 31 a 40 años de edad, con título de licenciada en Enfermería y de 11 a 20 años de práctica, que trabaja en una UCI de adultos con una relación enfermera:paciente habitual de 1:3 o más. El detalle de las variables demográficas obtenidas se muestra en la tabla 3.
Variables demográficas estudiadas
Variable | n | % |
---|---|---|
Género | ||
Masculino | 111 | 22,8 |
Femenino | 375 | 77,2 |
Edad (años) | ||
24-30 | 69 | 14,2 |
31-35 | 106 | 21,8 |
36-40 | 98 | 20,2 |
41-45 | 77 | 15,8 |
46-50 | 69 | 14,2 |
>50 | 67 | 13,8 |
Grado académico | ||
Auxiliar | 25 | 5,1 |
Técnico | 140 | 28,8 |
Licenciatura | 252 | 51,9 |
Posgrado | 69 | 14,2 |
Rol principal | ||
Asistencial | 403 | 82,9 |
Gestión | 69 | 14 |
Docencia | 13 | 2,7 |
Investigación | 2 | 0,4 |
Población a la que atiende | ||
Adultos | 379 | 78 |
Pediátricos | 66 | 13,6 |
Neonatos | 41 | 8,4 |
Años de práctica en UCI | ||
˂1 | 5 | 1 |
1-5 | 94 | 19,3 |
6-10 | 119 | 24,5 |
11-20 | 154 | 31,7 |
>20 | 114 | 23,5 |
Tiene más de un empleo | ||
Sí | 236 | 48,6 |
No | 250 | 51,4 |
Relación enfermera:paciente | ||
1:1 | 15 | 3,1 |
1:2 | 121 | 24,9 |
1:3 | 165 | 33 |
>1:3 | 185 | 38 |
UCI: Unidad de Cuidados Intensivos.
Tomando los valores de referencia para burnout detallados en la tabla 2, pudimos establecer que el 84% de la muestra (410 de 486) mostró tener unos valores moderados o altos en al menos una de las subescalas (IC 95% 80,8 a 87,4). El 46,7% presenta niveles moderados o altos de AE, el 63,5% presenta niveles moderados o altos de D y el 77,1% presenta niveles moderados o bajos de RP.
La tabla 4 muestra la distribución de frecuencias para los distintos niveles de AE, D y RP, así como los valores medios y un IC del 95% para esos valores.
Valores obtenidos para las subescalas de síndrome de burnout
Subescala | Frecuencia | % |
---|---|---|
Agotamiento emocional | Media 26,1; IC 95% 25,4-26,9 | |
Alto | 227 | 46,7 |
Moderado | 104 | 31,9 |
Bajo | 155 | 21,4 |
Despersonalización | Media 11,5; IC 95% 11,2-11,9 | |
Alto | 309 | 63,5 |
Moderado | 131 | 9,5 |
Bajo | 46 | 27 |
Realización profesional | Media 29,0; IC 95% 28,5-29,5 | |
Alto | 375 | 77,1 |
Moderado | 98 | 20,2 |
Bajo | 13 | 2,7 |
El comportamiento de las variables demográficas descritas en la tabla 3 es casi idéntico para el grupo con valores moderados o altos y bajos de burnout. No se encontraron diferencias significativas en el cálculo de la odds ratio (IC 95%, p=0,05) para las variables demográficas (tabla 5). Por ejemplo, en relación con la variable sexo, la prevalencia de burnout moderado o alto entre los enfermeros varones es del 89,2% (OR 1,68, IC 95% 0,90 a 3,40), mientras que entre las mujeres es del 82,9%, pero no se obtuvieron valores p estadísticamente significativos. Hallazgos similares se obtuvieron al analizar el grado académico: enfermeras con título de licenciatura presentan una prevalencia del 81,4% de burnout moderado o alto, mientras que las técnicas en enfermería presentan una prevalencia del 84,2% (OR 1,02, IC 95% 0,60 a 1,69). Al analizar la variable pluriempleo, quienes declararon tener un solo trabajo a tiempo completo presentaron una prevalencia de burnout moderado o alto del 84,7%, mientras que quienes respondieron tener más de un trabajo presentaron una prevalencia del 84% (OR 1,06, IC 95% 0,65 a 1,73). No obstante, no se pudo establecer un valor p significativo de estas relaciones.
Odds ratio para las variables demográficas estudiadas
Variable | p | OR | IC 95% |
---|---|---|---|
Género masculino | 0,136 | 1,68 | 0,90-3,40 |
Licenciatura | 1,000 | 1,02 | 0,60-1,69 |
Más de un trabajo | 0,900 | 1,06 | 0,65-1,73 |
Edad>45 años | 0,889 | 0,94 | 0,56-1,65 |
Relación E:P≥1:3 | 0,889 | 1,06 | 0,61-1,80 |
E:P: enfermera:paciente; IC 95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio.
Al analizar el comportamiento, los valores de AE y D en función de la relación enfermera:paciente obtuvieron unos valores de p de 0,002 y 0,0039, respectivamente, para una relación enfermera:paciente de 1:3 (fig. 1). Al ser AE y D variables categóricas, no se calculó la odds ratio.
Con el fin de confirmar una asociación significativa entre las variables, se aplicó un modelo para la reducción suficiente de la dimensión. Este procedimiento de selección de variables permite establecer qué combinación de estas es útil para explicar la variabilidad de la respuesta. Se limitó el análisis a las variables ordinales: edad, años de ocupación, proporción de enfermeros y educación, ya que la metodología no es de aplicación para variables de regresión nominal.
Al aplicar este modelo se encontró que los valores de AE pueden ser explicados por las variables edad, años de práctica y relación enfermera:paciente. Los valores de D pueden ser explicados por la edad, la relación enfermera:paciente y el nivel de educación. En ambos casos el coeficiente estimado para la edad es negativo, lo que implica que unos valores mayores de edad corresponden a unos valores bajos de AE y D. También encontramos que la edad explica la variable RP.
Además, para estimar el peso estadístico de tales coeficientes, se implementó un procedimiento basado en la selección de estabilidad. Repetimos N=100 veces el procedimiento de las variables de selección, con una proporción de los datos del 90%, y mediante un estudio de simulación de variabilidad. Obtuvimos que para la escala AE, la edad es seleccionada el 95% de la veces como variable relevante, la antigüedad profesional el 87% de las veces y la relación enfermera:paciente el 71% de las veces. Para explicar D todas las veces fueron seleccionadas edad y relación enfermera:paciente, mientras que para explicar RP resultó seleccionada la variable edad.
DiscusiónSe obtuvo un porcentaje de respuesta del 48,35%. Este porcentaje se encuentra de la media reportada en la bibliografía. Autores citan que existe una escasa respuesta por parte de los profesionales a causa de la falta de motivación y confianza en que los resultados de los estudios cambien sus realidades36,37. Nuestro estudio confirma que existe una alta prevalencia de burnout moderado y grave entre las enfermeras que se desempeñan en servicios de cuidados críticos, y que la principal variable asociada con esto es la relación enfermera:paciente igual o mayor a 1:3.
Los datos fueron obtenidos de una muestra amplia de enfermeras que se desempeñan en servicios de cuidados críticos de todo el país, tanto del sector público como del sector privado, atendiendo población adulta, pediátrica y neonatal.
Se confirma, lo descrito por diversos autores7–44 respecto de la prevalencia de burnout entre los trabajadores de la salud, y más específicamente sobre las enfermeras de cuidados intensivos.
Asimismo, es posible establecer diferencias entre las variables que otros autores vinculan con este fenómeno. Poncet et al. pudieron establecer que los factores que más se asociaban con la prevalencia de burnout fueron las características personales, los factores organizacionales, la participación en investigación, las relaciones interpersonales del equipo y los factores asociados al final de la vida22.
Verdon et al. establecieron que el género femenino sería un factor protector de burnout, mientras que los niveles de formación más bajos, la edad más baja y el género masculino se asociaron a mayor incidencia de burnout23.
Guntupalli et al. determinaron que el género, la posición jerárquica y los años de experiencia no tuvieron incidencia en los resultados de burnout, así como tampoco resultó ser factor de riesgo el trabajo de tiempo extra25.
Nuestro trabajo parece estar en línea con el de Guntupalli et al.25, ya que no pudimos encontrar diferencias significativas de burnout según edad o género. Pero sí pudimos establecer una relación estadísticamente significativa entre la carga de trabajo (relación paciente:enfermera mayor o igual a 3) y el desarrollo de burnout, aspecto este último que no fue analizado por los autores anteriormente mencionados.
También pudimos demostrar que si bien variables tales como edad, la antigüedad o el nivel de formación no tienen un efecto directo sobre el nivel de burnout, la asociación o combinación de algunas de estas variables explican en mayor proporción los valores de una o más escalas. Así es como el AE puede ser explicado por la combinación de edad y años de práctica, y la D puede ser explicada principalmente por la edad y el nivel de formación. En ambas subcategorías, la relación enfermera:paciente siempre resultó ser variable de selección.
Nuestro trabajo es también consistente con la realidad expuesta por Aspiazu en relación con que las condiciones de trabajo, y más específicamente la sobrecarga laboral, son un factor característico de la realidad laboral del personal de enfermería en nuestro país46. Esto se ve agravado por la escasez crítica de personal de enfermería, lo que redunda en una mayor sobrecarga sobre el personal actualmente activo y, consecuentemente, mayor desgaste y burnout profesional.
ConclusiónNuestro trabajo pudo establecer que la mayoría del personal de enfermería de cuidados intensivos en Argentina presenta niveles moderados o altos de burnout. No se pudo establecer una asociación estadísticamente significativa entre el nivel de burnout y el género, la edad, la experiencia laboral, el grado académico, el rol o el pluriempleo. Tampoco se encontraron diferencias significativas de burnout entre las enfermeras que trabajan con adultos, pacientes pediátricos o neonatales.
Sí fue posible establecer que la cantidad de pacientes por enfermera es una variable que incide en el nivel de burnout. Una cantidad igual o superior a 3 pacientes por enfermera es un factor de riesgo estadísticamente significativo para las subescalas de AE y D (p=0,002 y 0,0039, respectivamente).
Además, pudo establecerse que la combinación de edad (enfermeras más jóvenes), una relación enfermera:paciente elevada y una mayor antigüedad en la práctica podrían resultar en niveles altos de AE, mientras que la edad (enfermeras más jóvenes), menos educación y una relación enfermera:paciente elevada podrían explicar mayores valores de D.
La escasez de enfermeras y la falta de estrategias de gestión de recursos humanos que permitan reducir la carga de trabajo y asegurar dotaciones de enfermeras acordes tienen como resultado unos altos niveles de estrés y desgaste profesional.
Son necesarios cambios urgentes en los modelos de organización, así como implementar programas y modelos que permitan identificar los factores protectores de burnout, de manera que se pueda hacer frente a esta situación crítica del sistema de salud.
Conflicto de interesesLas autoras no tienen conflictos de intereses que declarar.
A nuestros colegas, principales afectados de esta terrible situación.