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Vol. 45. Núm. 2.
Páginas 71-73 (marzo - abril 2023)
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EDITORIAL
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Anorexia nerviosa tras la pandemia de COVID-19. Nuevos retos para la fisioterapia
Anorexia nervosa after the COVID-19 pandemic. New challenges for physiotherapy
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E.J. Minano-Garridoa,
Autor para correspondencia
emiliojose.minanog@um.es

Autor para correspondencia.
, D. Catalán-Matamorosb,c, A. Gómez-Conesad
a Escuela Internacional de Doctorado, Universidad de Murcia, Murcia, España
b Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Medicina, Universidad de Almería, Almería, España
c Instituto de Cultura y Tecnología, Universidad Carlos III de Madrid, Madrid, España
d Grupo de Investigación Metodología y Evaluación en Ciencias Sociales, Campus de Excelencia Internacional Mare Nostrum, Universidad de Murcia, Murcia, España
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Según la Organización Mundial para la Salud, antes de la pandemia de COVID-19, más de mil millones de personas ya sufrían algún tipo de trastorno mental y el 82% de ellas vivían en países de renta baja o media. Tras la pandemia, estas cifras han aumentado considerablemente y se calcula que trastornos como la ansiedad o la depresión han aumentado entre el 25% y el 27%1. Para complicar más la situación, la pandemia de COVID-19ha acentuado las deficiencias de los sistemas sanitarios y las desigualdades económicas y parece más acertado que nunca tomar medidas urgentes para mejorar los tratamientos, la educación y la concienciación en materia de salud mental.

La pandemia de COVID-19 provocó una disrupción de las rutinas y un aislamiento social en la población general, lo que afectó a las ya de por sí vulnerables personas con trastornos del comportamiento alimentario (TCA), en especial a adolescentes y jóvenes2. De hecho, tras la pandemia de COVID-19, las unidades de TCA han visto aumentado el número de casos y de hospitalizaciones y señalan una disminución de la edad de las pacientes3, con una prevalencia de la anorexia nerviosa (AN) del 4% en mujeres y del 0,3% en hombres4.

La AN es uno de los trastornos mentales más graves y complejos. Se desarrolla con una elevada y frecuente comorbilidad de otros trastornos, como los del humor y la depresión en aproximadamente el 75%, de la ansiedad entre el 25% y el 75%, con el de ejercicio físico excesivo en alrededor del 70%5. Provoca graves consecuencias somáticas que son causa de más de la mitad de las muertes de las pacientes y presenta las tasas más altas de suicidio de los trastornos mentales: es el trastorno mental con la tasa de mortalidad más elevada4.

La AN se caracteriza por la imposibilidad de mantener un peso en rangos normales e intenso miedo a la ganancia de peso, lo que lleva a las personas al uso de dietas muy restrictivas, a actitudes purgativas y a ejercicio físico excesivo, lo que genera una lucha activa para el mantenimiento del bajo peso, con el consecuente sufrimiento.

La importante pérdida de peso y la desnutrición severa mantenidas en el tiempo provocan graves consecuencias físicas en las personas con AN, como pérdida de masa ósea, complicaciones cardiacas y hormonales, anemia, alteraciones electrolíticas, pérdida de fuerza y de masa muscular, alteraciones del sueño, dificultad de concentración, problemas dentales, dérmicos, del cabello y de las uñas, disminución del sistema inmunitario, riesgo vital, imposibilidad de mantener un empleo, abandono de los estudios, ruptura de las relaciones sociales, de pareja y sexuales, disminución importante de la calidad de vida; en definitiva, es un trastorno que termina afectando a todos los ámbitos de la vida de la persona y su entorno6-8.

La edad de inicio de la enfermedad ha ido disminuyendo, con casos diagnosticados a los 10 años. Así mismo, entre un quinto y un tercio de las adolescentes diagnosticadas con AN necesitan tratamiento en cuidados intensivos en el transcurso de su enfermedad9 y, en la mayoría de los casos, esta empieza antes de los 20 años, con picos de prevalencia a los 12 y a los 17 años, y casos raros después de los 30 años.

Según una encuesta sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 realizada en los Países Bajos y Estados Unidos, en una muestra de más de 1.000 personas con TCA, las personas con AN (más del 60% de las encuestadas) señalaron aumento de la restricción alimentaria y de miedo y ansiedad por el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre su salud mental y física10.

Los fisioterapeutas expertos en salud mental tienen la responsabilidad de estar atentos y de detectar y abordar los problemas de salud mental que lleva asociados la COVID-1911. Según las recomendaciones de la Haute Autorité de Santé (HAS), en Francia, los fisioterapeutas deben estar incluidos en los equipos de tratamiento de la AN12 y en otros países europeos existe la figura del fisioterapeuta en los servicios de salud mental desde hace décadas. Sin embargo, en España, la guía de práctica clínica sobre los TCA publicada en el año 200913 no recoge la figura del fisioterapeuta en los tratamientos de los TCA ni, por tanto, de la AN.

Una revisión de expertos de las guías y recomendaciones clínicas europeas sobre el diagnóstico y tratamiento de la AN en adolescentes describe la configuración de tratamientos nutricionales, de psicoterapia y farmacológicos, señala la debilidad de la evidencia, en especial en la renutrición y los tratamientos farmacológicos, y no aborda un análisis de la fisioterapia en la AN14.

La necesidad de incluir la fisioterapia en los servicios de salud mental en España es patente debido a los resultados beneficiosos del tratamiento fisioterápico en los problemas de salud y trastornos mentales y, especialmente ahora, por los preocupantes datos después de la pandemia de COVID-19.

Los tratamientos de fisioterapia en AN incluyen la detección precoz del trastorno, con la intención de disminuir el riesgo de cronificación y las consecuencias somáticas y psicosociales. Si el diagnóstico se confirma, se aconseja informar al paciente y a su familia para crear una alianza de tratamiento, evitando la estigmatización y explicando los objetivos del tratamiento.

Los tratamientos se establecen en función de la gravedad: tratamiento extrahospitalario, hospitalización en unidades especializadas u hospitalización de día9. El tratamiento multidisciplinar será organizado con diferentes profesionales de la salud para crear equipos de expertos capaces de aplicar el más adecuado12,13. En los casos de gravedad extrema, el tratamiento se lleva a cabo mediante la hospitalización en unidades de cuidados intensivos, en los que el abordaje precoz de fisioterapia es relevante en la evolución física y respiratoria del paciente15.

En cuanto al tratamiento de fisioterapia en la AN, hasta hace relativamente poco tiempo, se recomendaba restringir la actividad física en las personas que la presentaban, con la intención de controlar su tendencia a la hiperactividad física; sin embargo, el tratamiento por medio de ejercicio físico adaptado al paciente no solo ha resultado eficaz en el control de la tendencia a la hiperactividad física, sino que también ha aportado beneficios cardiorrespiratorios, con aumento de la fuerza y la autonomía, mejora del humor, del sueño y de la calidad de vida y de control de la ansiedad16, además de resultar seguros y no tener un impacto negativo en el peso o el IMC17.

A pesar de la evidencia científica, la fisioterapia no ha sido aún considerada una especialidad necesaria en los servicios de salud mental españoles y los fisioterapeutas no están integrados en las unidades de hospitalización especializadas en los TCA. Los colegios profesionales y las sociedades científicas de fisioterapia deben actuar con responsabilidad, y rapidez, ante las autoridades sanitarias de cara a incluir los tratamientos de fisioterapia y, por ende, a los profesionales fisioterapeutas, en las unidades de salud mental y de TCA.

En conclusión, la pandemia de COVID-19 ha provocado un aumento en las tasas de hospitalización por AN, con aumento de síntomas y complicaciones asociadas. La pandemia de COVID-19, el aislamiento social y la manera diferente de interactuar tras ella han provocado un aumento de los problemas de salud mental y, en comparación con otros trastornos mentales, el empeoramiento de los síntomas ha resultado mayor en los pacientes con AN, ya de por sí un grupo considerado especialmente vulnerable.

Las instituciones que gestionan los servicios de salud deben ofrecer un apoyo rápido que contribuya a mejorar la salud mental no solo en el periodo pospandémico, sino que, además, suponga implementar estrategias para brindar un mejor apoyo continuado. De igual modo, la creciente evidencia del efecto de los tratamientos de fisioterapia en los TCA también aconseja el aumento de los recursos sanitarios, con puestos de fisioterapeutas expertos en salud mental para mejorar los servicios de salud y las unidades especializadas en salud mental.

Financiación

Este trabajo se ha desarrollado con recursos de la Universidad de Murcia, sin financiación externa.

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