La ingesta de cuerpos extraños en adultos es una situación rara o accidental, más común en reclusos y pacientes con trastornos psiquiátricos1. Concomitantemente, la probabilidad que estos provoquen apendicitis aguda es muy extraño. Son objetos que suelen transitar espontáneamente por el tracto gastrointestinal, especialmente los romos1,2. La prevalencia de apendicitis aguda por cuerpos extraños es de 0.0005%, siendo estos agujas, piercings, dientes e inclusive perdigones de cacería2. Además, si el lumen del apéndice se obstruye por estos, la probabilidad de desarrollar apendicitis aguda es <1%3.
Presentamos el caso de un varón de 60 años con antecedentes de hipertensión arterial y angioplastia coronaria tras infarto. Paciente aficionado a la cacería, por lo que consume carne de caza que, en ocasiones, contienen perdigones de plomo.
Acude a urgencias tras presentar clínica de 8 días con dolor en fosa iliaca derecha (FID) sin otra sintomatología. A la exploración destacaba dolor en FID con defensa voluntaria, sin irritación peritoneal. Analítica sin elevación de parámetros inflamatorios y ecografía de abdomen con apéndice cecal aperistáltico, no compresible con plastrón inflamatorio asociado. Se solicita tomografía abdominal (TC) para completar estudio de plastrón apendicular. Se informa de apendicitis aguda y se observa cuerpo extraño metálico en el interior del apéndice (fig. 1). Se realiza apendicectomía laparoscópica en la que se objetiva apendicitis aguda gangrenosa retrocecal. Se realiza apertura de pieza operatoria encontrando perdigón de plomo en el tercio distal del lumen del apéndice (fig. 2).