Presentamos el caso de una mujer de 37 años de edad con antecedente de carcinoma ductal infiltrante T2N1M0 de mama izquierda diagnosticado 18 meses antes. Tras el diagnóstico se procedió a resección quirúrgica que resultó ser incompleta, por lo que se inició tratamiento con quimiorradioterapia. La paciente no tenía otros antecedentes patológicos médicos o quirúrgicos. Por autopalpación de nódulo en mama derecha (contralateral a la de su tumor inicial) se realizó ecografía mamaria de control. La prueba descartó afectación de la mama derecha pero detectó de forma incidental adenopatía axilar izquierda patológica. Se realizó por este motivo punción-aspiración con aguja fina ecoguiada de la adenopatía izquierda sospechosa. La citología fue positiva para malignidad y compatible con carcinoma ductal. Dada la recidiva de la enfermedad se realizó tomografía por emisión de positrones (PET). En la PET se apreció captación a nivel gástrico, motivo por el cual se indicó la realización de gastroscopia.
Endoscópicamente se apreciaron a nivel de fundus y cuerpo gástricos varias lesiones de unos 3-5mm de diámetro, superficialmente ulceradas, con aspecto de lesión submucosa (fig. 1). Se tomaron biopsias de las lesiones que se remitieron al servicio de Anatomía Patológica para estudio histológico. Tras tinción con hematoxilina-eosina se apreció invasión neoplásica con pérdida de la arquitectura glandular normal. Mediante inmunohistoquímica (GATA-3) se confirmó el origen mamario de las metástasis (fig. 2).
La paciente falleció 4 meses después de la realización de la gastroscopia, a pesar del tratamiento quimiorradioterápico, por complicaciones derivadas de su enfermedad oncológica.
Aunque relativamente poco frecuente la extensión metastásica del cáncer de mama al tracto gastrointestinal es posible1–4. Habitualmente el carcinoma ductal de mama se asocia con metástasis hepáticas, pulmonares y cerebrales1,5,6. Las metástasis a nivel ginecológico, retroperitoneal y, con menor frecuencia, gastrointestinal son más típicas del carcinoma lobar de mama que del carcinoma ductal1,4–7, siendo muy infrecuentes en este segundo supuesto7. Incluso en los casos de histología mixta del tumor es el componente lobar el que tiende a metastatizar a nivel del tubo digestivo1. La región más frecuentemente afectada dentro del tracto gastrointestinal es el estómago1–4,6,7. Existen series que describen una incidencia de metástasis gástricas de entre el 4 y el 18% en las autopsias realizadas a pacientes con diagnóstico de neoplasia de mama6,7. Hay que tener en cuenta además que el cáncer de mama es la segunda neoplasia que con más frecuencia metastatiza al estómago, siendo superada tan solo por el melanoma maligno6–9. Habitualmente la afectación gástrica se presenta en forma de linitis plástica por infiltración tumoral1–4,6. Otras formas de presentación menos habituales incluyen lesiones nodulares, polipoides y ulceradas1–3,7,9.
La endoscopia es el mejor método para valorar la afectación del tracto gastrointestinal1–4,8,9. La valoración endoscópica es obligatoria en pacientes con antecedente de neoplasia de mama y síntomas digestivos, incluso aunque el diagnóstico de la enfermedad oncológica haya tenido lugar hace más de 30 años1,2,7,8. Se han descrito también casos de afectación gástrica por metástasis de mama en pacientes sin antecedentes oncológicos ni neoplasia de mama conocida en el momento del diagnóstico6. No existe una sintomatología digestiva específica y las manifestaciones clínicas pueden incluso confundirse con los efectos secundarios del tratamiento oncológico o con otras enfermedades digestivas1,4,7–9. Esta circunstancia puede retrasar, en los casos que debutan con este tipo de metástasis, el diagnóstico definitivo y el tratamiento1,9. La ecoendoscopia permite objetivar la extensión en profundidad de la lesión y localizar la zona más propicia para la toma de biopsias1–4. El estudio inmunohistoquímico de las biopsias gástricas resulta fundamental para el diagnóstico histológico4,6–8. Diferenciar entre neoplasia gástrica primaria y enfermedad metastásica gástrica es imprescindible de cara a establecer el plan terapéutico apropiado4,6–8. El aumento de la esperanza de vida de los pacientes con neoplasias de mama podría condicionar un aumento en la detección de este tipo de lesiones2,3,9 que pese a los avances en el tratamiento con quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal siguen asociándose a un mal pronóstico4,6–8.