El pasado 27 de junio conocimos la desafortunada noticia del fallecimiento de nuestro amigo Gonzalo de las Heras a la edad de 69 años, unos 7 meses después de descubrírsele la enfermedad. Afrontó el proceso con una gran serenidad, conocedor y experto, como era, de la enfermedad que lo afectaba.
Gonzalo había nacido en Gijón, Asturias, hijo de padres farmacéuticos. Era el segundo de 5 hermanos. Cursó sus estudios de bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media de la Cuenca del Nalón para estudiar seguidamente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, donde conoció a la que sería su esposa Esther Palmero. Se licenció en 1973. Gonzalo y Esther contrajeron matrimonio en 1974 y tuvieron 3 hijos, Gonzalo, Arturo y Eduardo. Realizó la residencia en el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, empezando a trabajar inmediatamente después como médico adjunto en 1978. Realizó una estancia en el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico de Valencia con el Dr. Luis Aparisi, en 1978, para adquirir formación en exploraciones funcionales digestivas, especialmente las pancreáticas que las implementó posteriormente en su hospital. Fue en este momento cuando despertó su entusiasmo por la patología pancreática que perduró durante toda su vida. Como consecuencia de ello a finales de 1979 publicó su primer artículo en la Revista Española de Enfermedades del Aparato Digestivo titulado «El test de Lundh en la pancreatitis crónica».
En 1989 fue socio cofundador de la Asociación Nacional para el Estudio del Páncreas (ANEP), actualmente denominada Asociación Española de Pancreatología. Participó de forma activa en todas las reuniones que ha realizado la asociación, organizando en Santander las de los años 1994 y 2007. También fue miembro en la Sociedad Española de Enfermedades Digestivas y de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG) desde su fundación en 1999.
En 1991 defendió su tesis doctoral titulada «Historia natural de la pancreatitis crónica alcohólica. Estudio clínico y funcional», dirigida por el Dr. Fernando Pons.
Posteriormente, en 1995 se trasladó durante 6 meses a la Unidad de Páncreas del Royal Infirmary Hospital de Manchester dirigida por la Dra. Joan Braganza para experimentar sobre los efectos de los antioxidantes en la pancreatitis crónica.
Debido a su buen hacer fue nombrado Subdirector Médico del Hospital Marqués de Valdecilla en 2000, cargo que desempeñó durante casi 3 años. Una vez cumplido este compromiso en 2003, con ilusiones renovadas, realizó una estancia de casi un año en la Sección de Endoscopia Digestiva del Hospital Clínic de Barcelona para adquirir conocimientos sobre ultrasonografía endoscópica que después aplicaría en su hospital.
Según sus compañeros su mayor mérito fue organizar, partiendo de la nada, la unidad de pruebas funcionales digestivas, especialmente las pancreáticas. De hecho fue una unidad de referencia en la Comunidad Cántabra. Posteriormente también puso en marcha, como se ha comentado la ultrasonografía endoscópica.
En 2002 participó en la redacción del primer Tratado de Páncreas Exocrino publicado en nuestro país. También publicó múltiples artículos entre los que cabe destacar el efecto de los antioxidantes sobre el dolor en la pancreatitis crónica, aspectos epidemiológicos de esta enfermedad, análisis de determinadas mutaciones presentes en la pancreatitis hereditaria, algunos aspectos referentes a la pancreatitis autoinmune y participó activamente en la elaboración de los consensos sobre la actuación en la pancreatitis aguda y crónica.
En 2009 sufrió la pérdida de su esposa después de una prolongada enfermedad.
Gonzalo se jubiló en 2013 pero mantuvo su actividad intelectual matriculándose como alumno senior en la Facultad de Historia de la Universidad de Cantabria. También mantuvo sus grandes aficiones, el golf y la música clásica, además de compartir buenos momentos con sus amigos.
Siempre será recordado por su buen hacer y su carácter afable, abierto y amigable, y muy especialmente, por su optimismo que procuraba transmitir a los que le rodeaban. M. Dolores Prieto, sus hijos, hermanos y demás familiares, amigos y compañeros, los que hemos tenido la suerte de compartir buenos y no tan buenos momentos con él, notaremos el vacío que ha dejado entre nosotros y lo recordaremos con gran cariño.
Hasta siempre Gonzalo, querido amigo.
