Los pseudopólipos colónicos o pólipos postinflamatorios que aparecen en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) son lesiones elevadas de naturaleza inflamatoria no neoplásica. Histológicamente difieren de los pólipos adenomatosos o hiperplásicos. Aunque se asocian a formas extensas de la enfermedad no se consideran factor de mal pronóstico1.
Presentamos el caso de un varón de 37 años que consultó inicialmente por diarrea de 4 deposiciones/día líquidas de 2 meses de evolución, acompañado de fiebre y pérdida de peso. En la analítica destacaba la presencia de anemia ferropénica. La colonoscopia mostraba desde 20cm de margen anal hasta ángulo hepático múltiples pólipos de 5-10mm sésiles que tapizaban la totalidad de la pared (fig. 1). La histología los definió como pseudopólipos inflamatorios, con arquitectura glandular alterada y un aumento del infiltrado inflamatorio, similares a los pseudopólipos de la colitis ulcerosa (fig. 2). En la entero-RMN se observó una dilatación de todo el colon hasta recto, con aspecto de tubo rígido y pérdida de morfología de pliegues. Con el diagnóstico inicial de enfermedad inflamatoria intestinal indeterminada se inició tratamiento con mesalazina, 4 gramos/día.
Tinción hematoxilina-eosina x 100 aumentos. 2.A: mucosa de intestino grueso con la arquitectura conservada, criptas revestidas por células caliciformes y escaso infiltrado inflamatorio linfocitario de carácter inespecífico en la lámina propia. 2.B: formación polipoide con epitelio colónico distorsionado mostrando algunas criptas levemente dilatadas y otras ramificadas, rodeadas por lámina propia inflamatoria.
Tras 7 meses de mejoría clínica, precisó ingreso hospitalario por brote moderado-severo, con actividad endoscópica grave en colon transverso, puentes mucosos y úlceras profundas. Se inició tratamiento con infliximab 10mg/kg y azatioprina 2,5mg/kg. Después de 18 meses, se mantiene en remisión clínica con curación mucosa e histológica (fig. 3).
Los pseudopólipos representan la complicación local más frecuente en la colitis ulcerosa1. Surgen como consecuencia de la reparación mucosa tras una inflamación crónica. Pueden presentarse tanto en fase activa como inactiva de la enfermedad y mostrar una distribución difusa o localizada. En nuestro paciente aparecen ya en el momento del diagnóstico, probablemente debidos a una actividad mucosa subclínica previa.
Aparecen en un 10-62% de las colitis ulcerosas, aunque pueden verse en colitis infecciosa, diverticulosis, cercanos a anastomosis y ocasionalmente, en cuadros isquémicos1,2. Su tamaño varía generalmente desde pocos milímetros hasta 1cm; si bien pueden llegar a formar una masa (pseudopoliposis gigante) que simule un adenoma velloso o adenocarcinoma3,4, o causar incluso una oclusión intestinal5.
La pseudopoliposis per se no requiere un tratamiento médico específico. En aquellos casos que provoquen sintomatología como hemorragia por ulceración o síntomas obstructivos pueden precisar tratamiento endoscópico o quirúrgico. El control de la actividad inflamatoria se puede asociar a una disminución de su tamaño6. Tampoco suponen un estado precanceroso, aunque se ha visto que su presencia se asocia a un mayor riesgo de cáncer colorrectal, probablemente como resultado de una mayor inflamación previa de la mucosa adyacente7,8. La displasia sobre pseudopólipos gigantes se ha descrito de forma anecdótica9.
En nuestro caso destacan los hallazgos endoscópicos iniciales, con una gran afectación polipoidea continua, en un segmento aislado de colon, sin mostrar la mucosa adyacente, haciendo sospechar otro tipo de patología: poliposis juvenil, pólipos hamartomatosos o poliposis adenomatosa familiar. Estas entidades presentan una transcendencia clínica y un tratamiento diferente. Por este motivo, es importante recordar estas lesiones al establecer un diagnóstico diferencial ante un hallazgo endoscópico similar. Los pólipos postinflamatorios representan un marcador de riesgo de malignidad en los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. Ante su presencia se recomienda inspeccionar la mucosa circundante con cautela, en ocasiones pueden dificultar una correcta visualización por su tamaño o disposición, y acortar el intervalo de vigilancia endoscópica de displasia a 2-3 años. La cromoendoscopia sería la técnica de elección siempre que esté disponible10.