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Vol. 128. Núm. 6.
Páginas 219-225 (febrero 2007)
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Competencias de los comités de ética asistencial y autoevaluación de sus componentes. Estudio CEA-CAT (2)
Assistential ethics committees competency and autoevaluation of its components. CEA-CAT (2) study
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Salvador Ribas Ribasa
a Máster en Bioética y Derecho por la Universidad de Barcelona y Máster Universitario en Ensayos Clínicos por la Universidad de Sevilla.
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Fig. 1. Autoevaluación de los comités de ética asistencial (CEA), según las áreas de las competencias. Análisis estratificado por CEA según la media. Máx.: puntuación máxima.
Fig. 2. Gráfico de dispersión de la correlación entre la puntuación total en la relevancia de las habilidades y la autoevaluación de los comités de ética asistencial.
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En la bibliografía médica son diversas las propuestas sobre el perfil profesional del consultor de ética o del que desee formar parte de un comité. Entre ellas merece atención la de Moreno1, que propone que todo consultor de ética, con independencia de su formación humanista o clínica, debe ser hábil en observar y participar en estructuras sociales informales donde pueda desarrollar su papel, en llevar a cabo dinámicas de grupo y también en actuar como mediador, además de estar familiarizado con estrategias de negociación. Por su parte, La Puma y Schiedermayer2 consideran que quien desee actuar como consultor de ética debe ser hábil a la hora de identificar y analizar conflictos éticos en la práctica clínica, tener un buen conocimiento sobre las enfermedades, ser hábil en la comunicación y en la relación con los demás en la resolución de diferencias y tener habilidades para la formación y la docencia. A diferencia de Moreno, La Puma y Schiedermayer, que dan mayor importancia a habilidades y conocimientos, otros como Ross et al3 conceden más relevancia a actitudes y virtudes.

Las 3 propuestas tratan de definir competencias que debería tener un consultor de ética y, en suma, podemos distinguir 3 áreas: la de los conocimientos, la de las habilidades y la de las actitudes. En la literatura sobre el tema pueden encontrarse otras propuestas relativas al perfil más adecuado para formar parte de un comité, pero si tuviéramos que resaltar una, sería el informe Core competencies for health care ethics consultation4, elaborado por la Task Force on Standards on Bioethics Consultation, coordinada por la American Society for Bioethics and Humanities (ASBH), donde colaboraron representantes de distintos colectivos profesionales, como médicos, enfermeras, filósofos y teólogos, amén de distintos organismos, como la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations, la American Medical Association o el Department of Veterans Affairs, entre otros.

El informe de la ASBH fue el resultado de un consenso acerca del perfil más recomendable y las competencias y grado de exigencia que son aconsejables para todo aquel que desee formar parte de un equipo, de un comité o que quiera actuar como consultor ético a título individual. Propone un total de 26 competencias clasificadas en 3 áreas: habilidades, conocimientos y actitudes o virtudes. Respecto a las habilidades, la ASBH distingue 3 clases:

­ Las habilidades de contenido o juicio ético (ethical assessment skills) para poder identificar el conflicto ético que justifica la necesidad de la consulta ética y ser capaz de evaluar cuál es la información más relevante del caso.

­ Las habilidades procedimentales (process skills) para afrontar los conflictos éticos dentro del mismo contexto clínico-asistencial.

­ Las habilidades interpersonales (interpersonal skills) para afrontar del mejor modo las relaciones personales que se susciten en cada caso, como, por ejemplo, saber representar de modo adecuado los puntos de vista de las partes implicadas o saber escuchar.

La diferencia principal entre las 3 clases de habilidades radica en que, mientras que las primeras pueden adquirirse acudiendo a cursos de formación, las habilidades de procedimiento e interpersonales tan sólo pueden adquirirse con la experiencia.

Respecto a cada uno de los conocimientos, el informe subraya que deberían revisarse de modo continuo, de acuerdo con los avances científicos y demás cambios organizativos y legislativos. Por último, la ASBH aconseja estar en posesión de varias virtudes que clasifica en 5 grupos:

­ La tolerancia y la paciencia, para ayudar a personas que se encuentren en situaciones difíciles, y la compasión.

­ La honestidad y el conocimiento de uno mismo para establecer un clima de confianza en las reuniones.

­ El coraje para afrontar las situaciones en que pudiera darse alguna lucha de poder.

­ La prudencia y la humildad para afrontar las situaciones en que pudiera darse un conflicto entre la moral particular de cada uno y el papel como consultor de ética.

­ La integridad para mostrar a profesionales de la salud, pacientes y familiares que se puede confiar en ellos en el momento de pedir ayuda para resolver un conflicto ético.

En el informe se proponen 2 niveles de posesión de cada una de las competencias: el básico y el avanzado. Según sea el modelo de servicio de consulta ética (individual, equipo o comité), el nivel requerido será uno u otro. Por ejemplo, mientras para un consultor individual se exige un nivel de posesión avanzado respecto a la habilidad de identificar el conflicto ético de un caso, para los componentes de un comité se exige un nivel básico.

Con el propósito de encontrar un modo de evaluar las habilidades, los conocimientos y las actitudes de los componentes de los comités de ética asistencial (CEA), se quiso realizar un estudio empírico en todo el territorio catalán, al que se dio el nombre de Estudio CEA-CAT, con el cual también se averiguó la estructura y el funcionamiento de los CEA catalanes y se conoció la actividad que habían realizado durante los años 2000, 2001 y 20025.

Material y método

El estudio fue multicéntrico. Se distribuyó un cuestionario de tipo autoevaluativo a cada una de las personas que en el año 2003 formaron parte de un CEA acreditado. En el cuestionario se incluyeron variables sociodemográficas y las competencias del informe de la ASBH; respecto a éstas, se pedía a los encuestados que indicasen qué importancia concedían a cada una de ellas y, después, se autoevaluaran. A las competencias de la ASBH añadimos 3 nuevas habilidades, con lo que quedaron un total de 28 competencias (tabla 1).

Con el análisis de las puntuaciones sobre las competencias de la ASBH se quiso averiguar: a) la importancia que cada componente de un CEA daba a cada una de las competencias; b) la autoevaluación de los CEA, y c) el nivel de coincidencia entre la opinión de los componentes de los CEA y el grado de posesión propuesto por el grupo de expertos de la ASBH.

Validez de los datos

En aras de ratificar la validez de las puntuaciones e identificar posibles incoherencias en las respuestas, realizamos un análisis estadístico para averiguar si los componentes de los CEA de Cataluña entendían del mismo modo la relación que la ASBH establece entre las actitudes y sus habilidades homólogas. La relación es la siguiente:

­ La tolerancia, la paciencia y la compasión se reflejan en la práctica en saber escuchar y saber comunicar los intereses de cada una de las partes implicadas en un caso.

­ La prudencia y la honestidad son virtudes que ayudan en la habilidad de llegar a un consenso.

­ El coraje influye en la habilidad para implicar a todas las partes del caso y promover una comunicación efectiva entre ellas.

­ La integridad se equipara a la habilidad en la utilización de los recursos disponibles para implementar la opción elegida tras la consulta ética.

Importancia y consenso con las competencias de la ASBH

La relevancia y el consenso con las competencias propuestas por la ASBH se obtuvieron con un análisis descriptivo sobre las puntuaciones obtenidas por cada una de las competencias y por la puntuación total del conjunto de competencias que forman cada una de las áreas (habilidades, conocimientos y actitudes). El análisis se realizó con los valores brutos y con los recodificados.

Las opciones para responder a las cuestiones relativas a las habilidades, los conocimientos y las actitudes respecto a la importancia y la autoevaluación se recogen en la tabla 2.

Conocimos la importancia que los componentes de los CEA de Cataluña dan a cada una de las competencias calculando las medias con sus respectivas desviaciones estándar (DE). Para averiguar el grado de acuerdo en las respuestas de los componentes de los comités, calculamos las puntuaciones máximas, las mínimas y los intervalos. Así pues, cuanto menor fuera el intervalo (es decir, la diferencia entre las puntuaciones máximas y mínimas, y también la DE), mayor sería el grado de acuerdo entre los componentes de los CEA.

Por otro lado, se realizaron asimismo análisis con las siguientes agrupaciones, según el tipo de conocimiento y habilidad:

­ Agrupamos los conocimientos de la ASBH en 2 grupos: a) conocimientos que versan sobre bioética y humanidades en general (conocimientos 1, 2 y 7), y b) conocimientos sobre gestión y organización sanitaria (conocimientos 3-6).

­ Agrupamos las habilidades en 3 nuevas variables, siguiendo la clasificación propuesta por la ASBH: a) habilidades de contenido o juicio ético (habilidades 1 y 2); b) habilidades procedimentales (habilidades 3-6), y c) habilidades interpersonales (habilidades 7-12).

Para averiguar el consenso o disenso con cada una de las competencias recomendadas por la ASBH comparamos los valores recodificados con el nivel de posesión mínimo exigido por la ASBH para cada uno de los componentes de un comité.

Autoevaluación de los comités

Obtuvimos la autoevaluación de los comités comparando los resultados con 3 fuentes de datos basales: a) la puntuación máxima teórica, tanto en valores brutos como recodificados; b) la importancia que los propios componentes de los comités dan a cada una de las competencias. Para este análisis, calculamos el intervalo de mejora, que es la diferencia entre la puntuación media de cada competencia obtenida en la relevancia y la obtenida en la autoevaluación de los comités, y c) el nivel de posesión exigido por la ASBH para, como mínimo, un componente de un comité, una vez recodificados los valores.

Asimismo, efectuamos el análisis de la autoevaluación para cada uno de los 3 tipos de habilidades (de contenido, procedimentales e interpersonales).

Análisis de relaciones entre variables

Quisimos averiguar si había alguna relación entre algunas variables, sólo a modo descriptivo, sin entrar si existía una dependencia causal. Para este análisis utilizamos tablas de contingencia con la prueba de la *2 y análisis de correlación. Los análisis fueron los siguientes: a) relación entre relevancia de las competencias y autoevaluación de los comités; b) relación entre puntuaciones de la autoevaluación de los comités y ubicación geográfica, antigüedad y ámbito organizativo de actuación de los comités; c) relación entre la relevancia de las competencias y el sexo, la edad, el perfil profesional, el tiempo de formación en bioética y la antigüedad de los componentes de los comités, y d) relación entre el sexo y la puntuación sobre la importancia que los componentes de los comités otorgan a los conocimientos sobre bioética, humanidades y gestión y organización hospitalarias.

Satisfacción de los comités con la legislación vigente en temas de bioética

Por último, efectuamos un análisis descriptivo del grado de satisfacción de los comités con la legislación vigente en temas de bioética. También realizamos un análisis de la relación de la satisfacción con la legislación y la antigüedad y el perfil profesional de los componentes de los comités.

Resultados

Recibimos 161 cuestionarios de un total de 25 comités, de los que 3 cumplimentaron más de 10 cuestionarios. La edad media de las personas en el momento de responder al cuestionario fue de 47 años5.

En general existe acuerdo con las competencias consensuadas por la ASBH y no hallamos diferencias importantes en su comprensión, al no haber incoherencias entre la puntuación dada a las actitudes y la de sus habilidades homólogas, lo cual permite sacar conclusiones válidas con relación a las competencias. Por otro lado, que la honestidad sea la actitud considerada más importante, y la segunda más importante de entre todas las competencias, nos permite deducir que las respuestas de los componentes de los CEA han sido sinceras y honestas.

La relevancia de las competencias: habilidades, conocimientos y actitudes

Con relación a la importancia de cada una de las competencias para formar parte de un comité, la considerada menos importante es el conocimiento del funcionamiento del sistema sanitario (conocimiento 3), con una media (DE) de 3,28 (0,83) y 1,34 (0,48) con valores brutos y recodificados, respectivamente. La competencia considerada más importante es la habilidad para identificar el conflicto planteado en un caso (habilidad 1), con una media de 4,55 (0,57) y 1,98 (0,16), respectivamente. En la tabla 1 se muestran los resultados obtenidos con valores brutos.

Tras el análisis de los valores brutos, las puntuaciones sobre la relevancia de las habilidades, conocimientos y actitudes han sido de 59,81 (6,97), 32,44 (5,09) y 16,66 (2,30), respectivamente. De las 3, la de actitudes es el área considerada más importante, al obtener el 83% sobre toda la puntuación posible, seguida de las habilidades con un 79%. El área a la que se concede menor relevancia es la de los conocimientos, que obtiene un 72% del total de la puntuación posible, con una diferencia de más de 10 puntos respecto al área de las actitudes (tabla 3).

De las habilidades, las que se juzgan más relevantes son la habilidad para identificar el conflicto que se plantea en un caso (habilidad 1), la habilidad necesaria para analizar los conflictos (habilidad 2) y saber escuchar bien y comunicar el interés, el respeto, la ayuda y la empatía por cada una de las partes implicadas en un caso (habilidad 7), con unas medias de 4,55 (0,57), 4,29 (0,69) y 4,37 (0,66), respectivamente (tabla 1). Cabe precisar que un 58% considera que ser hábil en identificar el conflicto en un caso es «muy importante»; en las habilidades 2 y 7 hay un intervalo de sólo 2 puntos, lo que indica consenso entre los componentes de los comités a la hora de dar importancia a ambas habilidades.

Los resultados de los valores brutos con relación a las habilidades han quedado confirmados por los análisis con los valores recodificados: un 97% recomienda disponer de la habilidad 1 en un nivel alto, mientras que respecto a las habilidades 2 y 7 opina lo mismo un 90% de los encuestados. Por el contrario, se consideran poco importantes, con una media de 3,76 (0,76) y 3,54 (0,89), la habilidad para participar en reuniones, formales e informales (habilidad 3), y para utilizar las estructuras institucionales y los recursos para ayudar en el cumplimiento de la decisión tomada (habilidad 5), respectivamente; un 40% de los que respondieron el cuestionario otorga un grado de importancia «normal».

Las 3 habilidades que añadimos a las propuestas por la ASBH (habilidades 13-15) reciben puntuaciones altas, con unas medias de 3,89 (0,82), 3,92 (0,80) y 3,96 (0,77), respectivamente, con valores brutos.

Con relación a los conocimientos, los considerados más relevantes son los relacionados con temas de bioética (conocimiento 2) y los conocimientos sobre legislación en materia de bioética (conocimiento 9), con unas puntuaciones de 3,92 (0,85) y 3,92 (0,85), respectivamente. Merecen menor importancia el conocimiento del funcionamiento de la organización sanitaria (conocimiento 3) y la gestión de los recursos del centro donde actúa el comité (conocimiento 6), con una puntuación de 3,28 (0,83) y 3,40 (0,82), respectivamente, resultados a su vez confirmados con el análisis de los valores recodificados.

En el análisis relativo al tipo de conocimiento, el conocimiento general de humanidades se considera ligeramente más importante que tener conocimiento de la organización y la gestión de los recursos sanitarios, obteniendo un 72,06% del total de la puntuación posible el primero, frente al 70% del segundo (tabla 4).

Respecto a las actitudes, el coraje es la virtud que se considera menos importante, con una media de 3,71 (0,82). La prudencia es la actitud que muestra menos variabilidad, al tener un intervalo de sólo 2 puntos.

Con relación a las habilidades, las consideradas más importantes son las relacionadas con el juicio o contenido ético (más del 88% sobre la puntuación total), seguidas de las habilidades interpersonales (el 79% de la puntuación posible); por último están las habilidades procedimentales, que han obtenido un 76,37% sobre la puntuación total. En la tabla 5 se exponen los resultados obtenidos por cada clase de habilidad. Estos resultados confirman la tesis de que la comunicación y el diálogo, antes que los procedimientos, constituyen aspectos importantes para los médicos a la hora de resolver conflictos éticos en la práctica clínica (p. ej., en el momento de explicar el diagnóstico y el pronóstico en términos comprensibles a pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos)6.

El consenso con la ASBH

Con relación al consenso sobre la importancia que se otorga a las competencias, entre los componentes de los CEA existe un acuerdo ligeramente mayor en la puntuación de actitudes y habilidades que en la de los conocimientos, donde hallamos unos intervalos de 3 y 4, y unas DE superiores a 0,80. Donde hay mayor consenso en la valoración es en la habilidad para analizar un conflicto (habilidad 2), la de escuchar bien (habilidad 7) y la virtud de la prudencia, todas ellas con un intervalo de sólo 2 puntos y unas DE de 0,69, 0,66 y 0,74, respectivamente.

En lo que se refiere al nivel de posesión exigido por la ASBH, existe consenso con cada una de las competencias, al puntuar todas entre 1 y 2 en los valores recodificados. Los componentes de los CEA en Cataluña también conceden importancia a las competencias que, según la ASBH, no es absolutamente necesario que posean todos los componentes de un comité. De éstas cabe destacar que se considera muy importante el conocimiento de códigos éticos (conocimiento 8); incluso se le concede una relevancia mayor que a otros conocimientos que la ASBH estima indispensables, como los conocimientos de la gestión del hospital (conocimiento 7) o las creencias y preferencias de la población (conocimiento 6).

La autoevaluación de los comités

El área de las actitudes es la que más destacan los comités, con casi un 80% sobre la puntuación total, seguida del área de los conocimientos, con un 77,9%. En cambio, el área de las habilidades es la que menos puntuación ha obtenido, un 75% (tabla 3).

Más en detalle, de entre todas las habilidades, la que menos poseen los comités es la de utilizar las estructuras institucionales y los recursos para ayudar en el cumplimiento de la decisión tomada (habilidad 5), con una puntuación de 3,49 (0,98). Sin embargo, también es la variable a la que se concede menor importancia. La segunda habilidad con la puntuación más baja es la de educar a cada una de las partes implicadas en los aspectos éticos del caso (habilidad 8), con un media de 3,51 (0,84) (tabla 1).

Las habilidades en que más destacan los comités son las que ayudan a escuchar bien y a comunicar el interés por cada una de las partes implicadas (habilidad 7), y las que sirven para identificar el conflicto que se plantea en un caso (habilidad 1), con unas puntuaciones de 4,04 (0,73) y 3,96 (0,75), respectivamente.

Con relación a los conocimientos, los que más puntuación han obtenido son los relacionados con el ámbito clínico y asistencial (conocimiento 4), con la organización del hospital (conocimiento 5) y con la legislación (conocimiento 9), con una media de 4,20 (0,76), 4,25 (0,78) y 4,01 (0,84), respectivamente. Los conocimientos que poseen en un menor grado son el conocimiento de las distintas teorías éticas y los distintos razonamientos morales (conocimiento 1) y el de las creencias y preferencias generales de la población (conocimiento 7), con unas puntuaciones de 3,60 (0,88) y 3,61 (0,82), respectivamente.

Por último, los comités poseen todas las actitudes con una media superior a 4, exceptuando la virtud del coraje, que ha obtenido una media de 3,64 (0,90).

En los análisis estratificados puede observarse que todos los comités han obtenido en autoevaluación una puntuación similar a la media, a excepción de 2 (los comités 2 y 17), que se autoevalúan ligeramente por encima de los demás, con unas medias en las habilidades de 67,67 (5,24) y 66,63 (9,10), respectivamente (fig. 1).

Fig. 1. Autoevaluación de los comités de ética asistencial (CEA), según las áreas de las competencias. Análisis estratificado por CEA según la media. Máx.: puntuación máxima.

Llama la atención la variabilidad en las DE, sobre todo a la hora de evaluar las habilidades. Mientras que la mayoría de los comités se mueven con unas DE entre 4 y 8, hay un grupo formado por 4 comités en que aparecen DE de hasta 11 y 14,44. A diferencia de éstos, destacan los valores de un comité con unas DE de tan sólo 0,38 y 0,63 a la hora de autoevaluarse en habilidades y actitudes.

En lo que refiere a la autoevaluación según las habilidades, aquellas de las que más disponen los comités son las relacionadas con el juicio o contenido ético, mientras que las procedimentales y las interpersonales las poseen en 4 puntos por debajo de las de contenido. En la tabla 6 se muestran los resultados.

Tomando como referencia el nivel exigido por los propios componentes de los CEA, que se ha obtenido de las puntuaciones sobre la importancia de cada competencia, se reconoce que en algunas competencias todavía hay que mejorar, mientras que en otras se está por encima del nivel necesario para formar parte de un comité (tabla 1).

Tras el cálculo por área, en la de los conocimientos es en la que más destacan los comités, mientras que reconocen que hay que mejorar las áreas de habilidades y actitudes, con unos intervalos de mejora de ­3,45 y ­0,74, respectivamente (tabla 3). Respecto a las habilidades, los comités reconocen que han de mejorar en las interpersonales y las relacionadas con el juicio ético, con unos intervalos de ­1,44 y ­0,99, respectivamente.

En lo que refiere a cada una de las competencias, los comités manifiestan que han de mejorar en la habilidad para identificar el conflicto ético en un caso (habilidad 1) y en la habilidad para superar las barreras de comunicación entre los implicados en el caso (habilidad 11), con 0,59 y 0,43 puntos, respectivamente, por debajo del nivel de relevancia; este último dato es importante si tenemos en cuenta que la identificación de los conflictos éticos es una tarea muy valorada por los profesionales de la salud7,8.

En el área de los conocimientos encontramos las mejores puntuaciones. De ellos, destacan 3 por su máxima puntuación, a saber: los conocimientos sobre el sistema sanitario, sobre la organización del hospital y sobre el ámbito clínico y asistencial. Tan sólo hay un conocimiento, con un intervalo de mejora de ­0,09, al que los comités deben prestar más atención: el relativo a temas de bioética y a conceptos que en general se manejan en los CEA (tabla 1).

En resumen, los componentes de los comités reconocen que, sobre un total de 27 competencias, han de mejorar en 19, siendo la habilidad para identificar un conflicto ético la que más atención precisa, y también la más valorada por los médicos y aquellos que en alguna ocasión han pedido consulta a un comité.

Siguiendo el criterio de la ASBH en relación con el grado de posesión que, como mínimo, un componente de un comité debe poseer, los CEA se acercan bastante en todas las competencias donde se exige un nivel avanzado, es decir, 2 puntos, llegando a una media de 1,85 (0,36) y 1,88 (0,33) en las mejores puntuaciones con los valores recodificados. Por otro lado, en las áreas donde se pide un nivel básico, los comités cumplen completamente al obtener puntuaciones superiores a 1,40, cuando bastaba con 1 punto. Los resultados de los valores recodificados confirman los obtenidos con los valores brutos.

Análisis de relación y satisfacción con la legislación

Tras analizar la relación entre la importancia concedida a las competencias y la autoevaluación de los comités, se observa una correlación positiva en las áreas de las habilidades y las actitudes, con un valor de p menor de 0,05 en ambas, aunque con un coeficiente de correlación no muy elevado, de 0,247 y 0,259, respectivamente (tabla 7). En algunas habilidades y actitudes existe una relación entre relevancia y nivel de posesión en los comités, que se confirma en los análisis de correlación, tanto en los valores brutos como en los recodificados, mientras que respecto a los conocimientos no se aprecia relación alguna. Estos resultados indican que un comité posee en mayor grado aquellas habilidades y actitudes consideradas más importantes, lo cual indica que, según el grado de importancia concedido a una competencia, mayor interés se muestra en poseerla. En otras palabras, a más interés, más posesión (fig. 2).

Fig. 2. Gráfico de dispersión de la correlación entre la puntuación total en la relevancia de las habilidades y la autoevaluación de los comités de ética asistencial.

También se aprecia una relación entre las horas de formación recibidas y la importancia concedida a las competencias. En la tabla 8 se muestra la correlación positiva con relación a las habilidades: a más horas de formación recibidas, mayor importancia se otorga a las habilidades.

Con relación a la puntuación que médicos y enfermeras dan a unas competencias u otras, se aprecia alguna diferencia en la puntuación que otorgan a los conocimientos y a las habilidades. Mientras que los médicos conceden mayor importancia a las habilidades, a las que otorgan más del 80% de la puntuación, las enfermeras dan mayor importancia a los conocimientos. Por otro lado, médicos y enfermeras dan la misma puntuación a las habilidades interpersonales. Sin embargo, los médicos conceden más importancia que las enfermeras a las habilidades de contenido ético y procedimental.

Por último, a pesar de no haber gran diferencia entre los grupos, en general los profesionales de la salud de un perfil profesional clínico-asistencial están menos satisfechos con la legislación que el resto de los profesionales: un 31% de ellos juzga escasa la ayuda de la legislación. En la tabla 9 se recogen los resultados obtenidos en el análisis de relación.

Conclusiones

Los componentes de los CEA en Cataluña están de acuerdo con las competencias propuestas por la ASBH que debe poseer todo miembro de un comiténcia a unas competencias antes que a otras.

Llama la atención que se dé menor importancia a la virtud del coraje que a las otras 3 actitudes (la prudencia, la tolerancia y la honestidad), y también que el conocimiento sobre el funcionamiento del sistema de salud sea el menos valorado por los componentes de los CEA. Esto demuestra que la importancia de poseer unas competencias u otras depende, en gran medida, del tipo de servicio de consulta ética que se vaya implementar en un hospital, lo que confirma la conclusión a la que llegó el grupo de trabajo de la ASBH, que asigna a cada competencia distintos niveles de exigencia de posesión según se trate de un consultor individual de ética, un equipo o un comité. El hecho de que el coraje o el conocimiento del sistema sanitario no tengan tanta importancia en Cataluña como en un hospital estadounidense puede deberse a la diferencia entre el sistema sanitario catalán y el norteamericano, o a la diferencia del contexto cultural. Mientras que en EEUU sí hay consultores individuales de ética, en Cataluña no se tiene constancia de ellos, y por eso, al tener el apoyo del resto del comité, una actitud como la del coraje no sería tan importante para afrontar situaciones de alto riesgo ético.

También se concede mayor importancia a las actitudes y habilidades que a los conocimientos, lo que refuerza la tesis de quienes defienden que ser experto en bioética no consiste tanto en tener conocimiento como en saber qué hacer con él9,10. Esta distinción es crucial porque es en los comités donde se hace bioética, y tener conocimientos sobre principios o procedimientos de nada sirve si uno no es hábil a la hora de ponerlos en práctica.

El hecho de que la habilidad para identificar un conflicto ético haya obtenido la mayor puntuación nos conduce a la misma conclusión de los estudios de Orr y Moon7 y Youngner et al8: lo más importante de un comité es la habilidad que sus componentes tienen para identificar y clarificar conflictos éticos en un caso determinado. Esta conclusión está corroborada por los resultados que obtuvo Dalmases11: de entre 17 competencias, los médicos sitúan la competencia para identificar y resolver problemas como la tercera más importante. Los propios comités reconocen que en este aspecto todavía han de mejorar más, lo cual confirma a su vez la importancia de esta habilidad.

Por último, dada la correlación positiva que existe entre la importancia que dan los componentes de los CEA a las competencias y la evaluación que se hacen a sí mismos, podemos concluir que se es tanto más competente cuanto mayor interés e intención se muestra por poseer una habilidad. Todo ello refuerza la importancia del discurso bioético de virtud en detrimento del procedimental: que alguien tenga interés y voluntad por mejorar redunda en su competencia, en el beneficio de quienes lo rodean y en la calidad de la bioética en general. A una conclusión similar llegó Nandi12 tras una revisión de la literatura sobre ética médica, en la que se reconoce la necesidad de formación de habilidades cognitivas, aunque el desarrollo de éstas dependa en última instancia del carácter del médico.

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