La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica de muy larga evolución, donde procesos intercurrentes se van a presentar en las personas con EM con una frecuencia 3 veces mayor que en las personas sin EM. El conocimiento de la comorbilidad, su definición y su medida (índice de Charlson) van a permitir un mejor tratamiento de los pacientes, de forma que actuando sobre los procesos intercurrentes podemos mejorar la progresión de la discapacidad, que está estrechamente relacionada con el número de procesos morbosos concurrentes y con los estados y hábitos de salud. Pero, además, la presencia de procesos concurrentes va a retrasar el diagnóstico de la EM, con lo que supone de retraso en el inicio del tratamiento.
La comorbilidad que esperamos encontrar en la EM va a abarcar, sobre todo, a otras enfermedades autoinmunes (tiroiditis, lupus eritematoso o pénfigo), pero también enfermedades generales como asma o alteraciones osteomusculares, y sobre todo alteraciones psiquiátricas. Todas estas situaciones deberemos recogerlas en escalas multidimensionales (Disability Expectancy Table, DET), que nos permitirán conocer mejor la evolución real y la calidad de vida de los pacientes, y saber cómo la EM, los procesos concurrentes e intercurrentes que acompañan la evolución de los pacientes así como los tratamientos que se administran, afectan a los pacientes con EM, para abordar globalmente el estado de salud y poder mejorar su calidad de vida.
Multiple sclerosis (MS) is a long-term chronic disease, in which intercurrent processes develop three times more frequently in affected individuals than in persons without MS. Knowledge of the comorbidity of MS, its definition and measurement (Charlson index) improves patient management. Acting on comorbid conditions delays the progression of disability, which is intimately linked to the number of concurrent processes and with health states and habits. Moreover, the presence of comorbidities delays the diagnosis of MS, which in turn delays the start of treatment.
The main comorbidity found in MS includes other autoimmune diseases (thyroiditis, systemic lupus erythematosus, or pemphigus) but can also include general diseases, such as asthma or osteomuscular alterations, and, in particular, psychiatric disturbances. All these alterations should be evaluated with multidimensional scales (Disability Expectancy Table, DET), which allow more accurate determination of the patient's real clinical course and quality of life. These scales also allow identification of how MS, concurrent and intercurrent processes occurring during the clinical course, and the treatment provided affect patients with MS. An overall approach to patients’ health status helps to improve quality of life.
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