La infección por COVID-19 constituye una pandemia con 72.172.270 contagios confirmados y 1.612.932 fallecidos en todo el mundo (fecha 13 de diciembre de 2020)1.
Todo ello ha supuesto en pocos meses un reto para los sistemas de salud a nivel mundial, que han tenido que hacer frente a una gran carga asistencial. La crisis ha obligado a los médicos a tomar decisiones de clasificación difíciles sobre qué tipo de atenciones tienen un alto valor inmediato y son esenciales para obtener resultados óptimos. Lo más desafiante son las situaciones en las que el retraso en la atención tiene una influencia adversa importante sobre la calidad de vida o de muerte digna según los deseos del paciente, como el caso que nos ocupa.
Los pacientes con necesidad de cuidados paliativos son un grupo especialmente vulnerable ante la situación impuesta por la actual pandemia, con peor pronóstico debido a su enfermedad de base y la pérdida de continuidad asistencial durante este periodo en donde los servicios de urgencias y atención primaria se han visto sobresaturados.
La enfermedad COVID-19 significó un reajuste organizativo asistencial de todos los centros hospitalarios y de sus diferentes unidades incluidas las unidades de cuidados paliativos (UCP). En el Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid supuso un reto para el equipo multidisciplinar. Pese a este reajuste asistencial durante la pandemia (apertura de nuevas camas y conversión de unidades para atención exclusiva a pacientes afectados por dicha enfermedad) la unidad con 7 camas de hospitalización UCP ha sido la única del centro que ha mantenido su actividad asistencial específica.
Así pues, el objetivo de este estudio fue analizar los cambios en los parámetros de actividad y el perfil de los pacientes paliativos ingresados, los cuales no padecían infección por COVID, en el periodo de pandemia.
Se realizó una cohorte prospectiva de todos los pacientes ingresados en la UCP desde su apertura el 12 de diciembre de 2019 hasta el 1 junio de 2020. Se comparan parámetros de actividad asistencial de dos periodos de tiempo: previa pandemia de 90 días (desde apertura el 12 diciembre 2019 hasta 13 marzo 2020) y periodo pandemia de 70 días (14 marzo 2020 al 1 junio 2020).
Se comparan frecuencias con Chi-cuadrado y exacta de Fisher y las medias con la t de Student y la U de Mann-Whitney. Intervalos de confianza y nivel de significación >95%.
Se obtuvo un tamaño muestral de 101 pacientes (siendo 42 [42%)] mujeres, de edad media 80,2±12,66 años).
Durante la pandemia hubo incremento de ingresos (56 vs 45 ingresos) provenientes del domicilio (36 [64%] vs. 13 [29%]; p<0,001%), de menor edad (76,69±13,2 vs. 84,62±10,33; p<0,001), más varones (39 [70%] vs. 20 [44%]; p=0,01) y con una menor estancia media (7,18± 9,91 vs. 13,06±17,49; p<0,001).
Se incrementó la necesidad de control sintomático de últimos días (supervivencia inferior a 3 días) siendo 12 pacientes (27%) vs. 28 pacientes (51%); p=0,01.
No hubo diferencias en la enfermedad de ingreso, siendo oncológica la más frecuente en ambos periodos (86 vs. 71%; p: 0,07).
El acompañamiento familiar durante el ingreso en periodo COVID se mantiene (75 vs. 85%; p:ns) pese a las restricciones requeridas, sin brote COVID en la unidad (2 pacientes importados). Además, al analizar el subgrupo de los pacientes provenientes de domicilio en ambos periodos no encontramos diferencias en el soporte familiar, siendo en ambos óptimo (fig. 1).
Resultados de la actividad asistencial: A) Comparativa entre periodo no COVID (12-12-2019 a 13-3-2020) y COVID (14-3-2020 a 1-6-2020): se objeta aumento en número de ingresos procedentes de domicilio (p<0,001) de 13 pacientes en periodo no COVID a 36 pacientes durante la pandemia. La edad de los pacientes (p<0,001) ingresados durante la pandemia descendió en 8 años (de 85 a 77 años). La estancia media disminuye en 6 días (p<0,001) de 13 a 7 días. El paciente oncológico continuó siendo el perfil más frecuente y la presencia familiar durante el ingreso fue preservada. B) Comparativa en supervivencia (p:0,01): durante la pandemia, aumentaron los pacientes con supervivencia menor a 3 días (28 pacientes en comparación a 13), siendo similar la estancia entre 4-7 días y disminuida la estancia mayor a 7 días (13 pacientes en periodo COVID en comparación a 23). C) Diferencias respecto motivo de ingreso (p: 0,1742): en periodo COVID aumentó el porcentaje de pacientes en situación de últimos días (68,7% en comparación al 46% previo). Tanto el mal control sintomático como el empeoramiento funcional fueron motivos de ingreso más frecuentes durante el periodo no COVID.
Como conclusiones, se puede observar que las necesidades de ingreso en las UCP hospitalarias se incrementaron especialmente para pacientes oncológicos en seguimiento domiciliario.
La actividad aumentó durante la pandemia, siendo pacientes de menor edad provenientes de domicilio en los que la situación inestable de últimos días propiciaba el ingreso.
Teniendo en cuenta que, en situaciones de final de vida, las necesidades de los familiares aumentan a medida que se acerca el fallecimiento, se mantuvo la participación de los seres queridos en el acompañamiento familiar, adaptando la actividad a la aplicación de los protocolos hospitalarios establecidos de prevención y atención a pacientes y familias al final de la vida.
Todo lo anterior refleja la necesidad de asegurar una correcta continuidad asistencial en pacientes con necesidad de cuidados paliativos, los cuales han sido especialmente vulnerables durante la pandemia.