Former Soviet émigrés in the United States are on average older than other immigrant groups, with adults over 65 comprising a large portion of the Russian-speaking population. Despite known risks associated with old-age migration, however, researchers and providers have underestimated adjustment difficulties for Russian-speaking elderly in U.S. These older adults tend to acquire a new culture with difficulty and remain highly oriented towards their heritage culture. However, limited research examines how acculturation to both the culture of origin and the host culture contributes to wellbeing for this immigrant group. This study assesses the adaptive value of host and heritage acculturation across several domains in the lives of older émigrés from the former Soviet Union resettled in the Baltimore and Washington, DC areas in the United States. Acculturation level with respect to both host and heritage culture was measured with the Language, Identity, and Behavior Scale (LIB; Birman & Trickett, 2001) and used to predict psychological, family, social, and medical care adjustment outcomes. Results suggest that acculturation to the host or heritage culture has different functions depending on life domain. Particularly, high American acculturation contributed to better adjustment in the psychological, family, and social domains. Heritage acculturation was associated with better outcomes in the social domain and had mixed effects for psychological adjustment. Theoretical implications highlight the importance of evaluating multiple life domains of adapting through a bilinear acculturation model for the understudied population of elderly immigrants.
Las personas ex-soviéticas que se exiliaron a los EE.UU. tienen una media de edad superior a la de otros grupos de inmigrantes; entre ellas, los adultos que superan los 65 años suponen un gran porcentaje de la población ruso parlante. A pesar de que se conocen los riesgos asociados con la inmigración de personas mayores, los investigadores y agentes que prestan servicios han subestimado las dificultades de adaptación de las personas mayores ruso parlantes en los EE.UU. A estas personas les cuesta adquirir una nueva cultura y siguen muy orientados hacia su cultura de origen. No obstante, no abunda la investigación que analice de qué manera contribuye al bienestar de este grupo de inmigrantes la aculturación tanto en la cultura de origen como en la cultura de acogida. Este estudio analiza el valor adaptativo de la aculturación de origen y de acogida en diversas facetas de la vida de las personas de más edad que se exiliaron de la antigua Unión Soviética y se establecieron en EE.UU. en zonas de Baltimore y Washington DC. El nivel de aculturación tanto en la cultura de acogida como en la de origen se ha medido con la Escala de Idioma, Identidad y Comportamiento (LIB; Birman & Trickett, 2001), que se utilizó para predecir el grado de ajuste psicológico, familiar, social y sanitario. Los resultados indican que la asimilación de la cultura de acogida o de origen tiene funciones diferentes dependiendo de la faceta de la vida. En concreto una elevada aculturación estadounidense contribuía a una mejor adaptación en las facetas psicológica, familiar y social. La aculturación de origen se asociaba a mejores resultados en la faceta social aunque eran contradictorios en el ajuste psicológico. Las implicaciones teóricas destacan la importancia de evaluar las distintas facetas de la vida en la adaptación a un modelo de aculturación bilineal en el caso de la población de inmigrantes mayores, escasamente estudiada.