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Vol. 58. Núm. 4.
Páginas 320-321 (julio - agosto 2016)
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Plan de formación en neurorradiología intervencionista-neurointervencionismo. La radiología ante su futuro
Training plan for interventional neuroradiology: radiology facing the future
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F. Fortea Gil
Grupo Español de Neurorradiología Intervencionista (GeNI), España
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Probablemente sea la radiología la especialidad médica que más cambios tecnológicos y conceptuales ha experimentado en los últimos 30 años. Los radiólogos que hoy se encuentran en la cincuentena comenzaron su andadura radiológica de la mano de los rayos X incidiendo sobre placas de plata, con la ayuda inestimable de medios de contraste vasculares o digestivos, para incorporar en poco tiempo nuevas maneras de visualizar los órganos del cuerpo humano empleando otras formas de energía. Primero fueron los ultrasonidos, y poco tiempo después los campos magnéticos. Y en medio se desarrolló un modo nuevo de utilizar los rayos X incidiendo sobre detectores específicos que reconstruían la anatomía humana a partir de algoritmos matemáticos.

Todo esto cambió radicalmente nuestra capacidad de diagnosticar enfermedades. Recuérdese, a modo de muestra, lo que era el páncreas antes de la llegada de la ecografía: una estructura que cuando enfermaba deformaba el marco duodenal en los estudios digestivos con contraste, y poco más.

O pensemos también en cómo se diagnosticaba un tumor cerebral antes de la llegada de la tomografía computarizada, analizando los desplazamientos que producía sobre las arterias que lo rodeaban, y poco, o quizá bastante más, en el caso de que los vasos que lo nutrían fuesen tumorales.

Por si no fuera suficiente, en paralelo a este gran desarrollo tecnológico se produjo también un cambio conceptual profundo: a nuestra cada vez mayor capacidad diagnóstica se añadieron capacidades terapéuticas apoyadas en nuestros conocimientos anatómicos y en nuestra tecnología, en lo que se ha venido a llamar «radiología intervencionista».

Y aquí estamos, ya bien empezado el siglo xxi, luchando los radiólogos por defender todos estos logros. Y decimos «defender» porque el verbo cuadra con la doble obligación que nos compete: la de poner en valor y la de proteger lo que creemos propio.

En el ámbito del diagnóstico, la mayor facilidad en la obtención de las imágenes, añadida al abaratamiento de la tecnología, han determinado (como es el caso de la ecografía) que estas técnicas hayan dejado de ser de uso exclusivo de los radiólogos para ser realizadas cada vez más por otros especialistas, en la línea de lo que empezaron cardiólogos y ginecólogos. Y si esta práctica ha podido, en el mejor de los casos, hacer que tales técnicas sean más accesibles, no es asegurable que hayan aumentado su nivel de calidad.

En el ámbito de la terapéutica ha sucedido algo similar y, si bien prácticamente en ningún centro se incorporó la cardiología intervencionista (ni tan siquiera la radiología vascular cardiológica diagnóstica) a los servicios de radiología, lo cierto es que corremos el peligro de perder otras áreas del intervencionismo radiológico si no somos capaces de visualizar con rigor y realismo cuál debe ser el futuro de estas técnicas. Esto ha sucedido ya en parte con la radiología intervencionista vascular, y puede ampliarse.

En el caso de la neurorradiología intervencionista, el grupo profesional al que me corresponde la responsabilidad de presidir enfrentó ya este problema en 2007 y presentó, ante la Comisión Nacional de la especialidad de Radiodiagnóstico, una petición de desarrollo de un Área de Capacitación Específica (ACE) en Neurorradiología Intervencionista de acceso multidisciplinario, desde la radiología, la neurocirugía y la neurología.

Nos basábamos entonces en la experiencia desarrollada en los Estados Unidos, que tuvo continuidad en Europa con la aparición de las recomendaciones de formación en este ámbito promovidas por la Union Europeéne des Médecins Spécialistes (UEMS), publicadas en 2012.

Se trataba de dar cauce de formación reglada a los futuros neurorradiólogos intervencionistas, así como de certificar a los ya ejercientes, proporcionando a ambos una titulación oficial. La carencia de esta titulación es, sin duda, nuestro mayor problema profesional.

El acceso multidisciplinario permite incorporar, como ya nos sucedió en el ámbito del diagnóstico con otras fuentes de energía distintas a los rayos X, otras áreas de conocimiento, en este caso clínicas, que resultan imprescindibles para el buen ejercicio actual de la neurorradiología intervencionista. El objetivo es desarrollar esta área de nuestra especialidad desde la radiología, pero también desde el realismo que supone conocer y aceptar lo que necesitamos para una correcta formación, y de la asunción controlada de una realidad multidisciplinaria. Lo contrario lleva, en el mejor de los casos, a una práctica médica insuficiente; en el peor, a un crecimiento no tutelado, asilvestrado, de la actividad neurointervencionista, con previsibles funestas consecuencias para pacientes y profesionales.

Las ACE han comenzado su desarrollo dentro del Plan de Troncalidad del Ministerio de Sanidad. La ACE específica propuesta no fue resuelta por el Ministerio de Sanidad en la primera «promoción» de nuevas ACE, y está pendiente de tramitación. En tanto esto se produce, y teniendo en consideración que no existe un horizonte temporal definido para ello, las sociedades médicas implicadas (Grupo Español de Neurorradiología intervencionista [GeNI], Sociedad Española de Neurorradiología [SENR], Sociedad Española de Neurocirugía [SENEC] y Sociedad Española de Neurología [SEN]) decidieron elaborar un plan de formación de ámbito societario que, aunque no permitiese la obtención de un título oficial, diera respuesta (al menos temporal) a esta necesidad de formación, el cual fue firmado en mayo de 2015 y del que este artículo pretende dar noticia al colectivo de radiólogos españoles.

El plan establece diferentes itinerarios formativos según la procedencia del candidato a formarse, que complementen lo ya adquirido durante la formación mediante el sistema de residencia y de cuyo detalle puede obtenerse información completa en https://www.neurointervencionismo.es/wp-content/uploads/2015/12/Plan-de-formacion-en-neurorradiologia-intervencionista-neurointervencionismo-10122015.pdf

Contempla 2 años de formación, define el programa a aplicar a los diferentes candidatos, incorpora las necesarias salvaguardas acerca de la cualificación de los centros formadores, así como de las condiciones limitadas en las que un especialista de esta manera formado puede desarrollar su actividad profesional, y provee de mecanismos de recertificación y reversión de la acreditación.

Auspiciando desde el GeNI el desarrollo y la implantación de este plan de formación, en el que ya se encuentran incluidos tres candidatos, pretendemos dar respuesta apropiada al momento de desarrollo profesional en que se encuentra nuestra especialidad, desde y por la radiología, y esperamos y deseamos que así sea entendido.

En nuestra opinión, el mejor modo de defender la radiología es proyectarla cada vez más en la clínica, y no se nos ocurre mejor plataforma que desde la radiología terapéutica, que por otra parte resulta ser, sin duda, la más demandante del apoyo de nuestra otra vertiente, la radiología diagnóstica.

Las actuaciones de los radiólogos, tanto diagnósticas como terapéuticas, deberían encuadrarse como interconsultas clínicas entre profesionales que sólo se diferencian en las herramientas que utilizan para enfrentarse a los problemas que plantean sus pacientes; unos con un microscopio, otros con recursos de imagen macroscópica, otros con habilidades quirúrgicas…

Y nuestra proyección en la clínica debe ser del alcance necesario en cada una de nuestras actuaciones, asumiendo en su caso la responsabilidad del ingreso de los pacientes, para lo que debemos estar adecuadamente preparados. Si así no lo hacemos, otros lo harán por nosotros, en detrimento de una presencia en el hospital que legítimamente nos corresponde.

El futuro de la radiología depende mucho de ello. Y más aún el de los radiólogos.

Responsabilidades éticasProtección de personas y animales

Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado

Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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