Marzo de 2012, coincidiendo con este número de la revista, es el mes de partida de la primera beca editorial de Radiología, beca que lleva el nombre del primer editor de una revista radiológica española. Don Celedonio Calatayud Costa, padre de la Revista Española de Electrología y Radiología Médicas (enero de 1912), y fundador de la Sociedad Española de Electrología y Radiología Médicas (febrero de 1917), tenía en la curiosidad por las cosas, por el conocimiento y la ciencia, un motor que le impulsó, durante toda su vida, a tomar estas y muchas otras iniciativas1. Pero Don Celedonio, como todos los que luego le fueron sucediendo en la historia entrecortada y sincopada de la revista, aun lleno de motivación, carecía de todo tipo de formación para dirigirla. Eran otros tiempos, sin embargo. La relevancia de los contenidos de una revista, y su impacto global, poco tenían que ver entonces con lo que ahora pueden tener. Incluso en una revista como Radiología, en los niveles inferiores del factor de impacto, la relevancia y el impacto no son hoy desdeñables. Y, sin embargo, la falta de formación editorial es generalizada2. Dirigir una revista científica no es fácil. Son muchos los problemas, las necesidades estratégicas, las necesidades económicas,… las dudas. Si se tiene que juzgar la ciencia, la escritura, la expresión, la ortodoxia o la heterodoxia, la idoneidad y la conveniencia, si se tiene que trepar por las pendientes del factor de impacto, si a la vez debiera tenerse claro que es necesario mantener los oídos tapados, cerrar la boca y abrir los ojos, no es descabellado pensar que, para tantas y diversas tareas, lo adecuado es introducirse en las formas de hacerlas antes de hacerlo2. La idea es simple, se trata de empezar a aprovechar las curvas de aprendizaje, del mismo modo que nuestros residentes lo hacen todos los días en los servicios de radiología. Radiología tiene una historia y, sobre todo, un futuro por delante, del que depende. Los que deban dirigirla en ese tránsito se encontrarán con retos mayores que los actuales, partiendo de la base de que mantener y mejorar lo logrado es más complejo que conseguirlo. Cada escalón que la revista sube es un aumento en los grados de la pendiente. La caída, por lo tanto, puede ser peligrosa. Teniendo esto presente, estoy convencido de que ofertar formación editorial médica, formar a nuestros jóvenes para el futuro, es una forma de garantizarlo. Es una forma de evitar que los esfuerzos sean individuales y los recambios inciertos. La primera convocatoria de la Beca Editorial Dr. Calatayud mueve al optimismo. Si no hubiera despertado interés, las perspectivas no serían buenas. Pero el número de las solicitudes ha sido mayor de lo esperado, y ha dejado fuera a candidatos con currículos no solo prometedores, sino necesarios. Aunque tengamos que lamentarlo, el hecho no deja de demostrar que la idea no es mala, que las razones para lanzarla pueden tener peso. Y también, que entre nuestros residentes y radiólogos jóvenes, los hay con intereses realmente «académicos». Otros perfiles.
La beca editorial pretende introducir, enseñar y familiarizar con el mundo editorial médico. Pretende crear una cantera de radiólogos interesados en las publicaciones y en la ciencia. Nuestras publicaciones y nuestra ciencia. Pretende ilusionar y empujar a los residentes, encender inquietudes, estimular los currículos y, al final, mejorar Radiología gracias a los profesionales que, cada vez mejor formados, la impulsen y, además, la hagan suya. Hoy, en el mes de marzo de 2012, empezamos con la primera de las becas, en un programa anual que se repetirá año tras año, si es que la necesidad y el interés lo justifican. Un programa para residentes y radiólogos jóvenes que cualquier interesado podrá encontrar en la sección de becas de la web de la SERAM. Pero, aunque la beca solo sea una, las puertas están abiertas de par en par. Quiero llamar a los residentes de Radiología, a aquellos que dejaron de serlo en un pasado reciente, y a todos los que, sin ese pasado reciente, sigan sintiéndose radiológicamente jóvenes. Quiero invitarles a incorporarse a Radiología. Como autores, revisores y, tal vez, como editores. Trabajo, inacabable; compromiso y seriedad, imprescindibles; recompensas, inmateriales. Tal vez con estas premisas sean muchos menos los interesados. Pero, los que queden, serán los que muevan nuestras publicaciones mañana. De frente, con otros perfiles.
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