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Con toda probabilidad, el ámbito que más se ha desarrollado en las últimas décadas es la oncología intervencionista (OI), lo que ha tenido lugar en paralelo con la espectacular evolución de los tratamientos oncológicos.</p><p id="par0010" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En oncología “clásica”, el fundamento actual del éxito terapéutico se basa principalmente en tres pilares: cirugía, oncología médica y radioterapia. No obstante, en los próximos años será necesario superar algunos retos en la atención a los pacientes oncológicos. Principalmente, estos retos incluyen la evolución demográfica de los países occidentales, un posible cuello de botella en la oferta debido a la falta de oncólogos médicos y la aparición permanente de nuevos conceptos y tratamientos, especialmente en el ámbito de la inmunoterapia. Desde el punto de vista de la asistencia oncológica general esto puede tener distintas implicaciones:<ul class="elsevierStyleList" id="lis0005"><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0005"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0015" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El número de pacientes con necesidades terapéuticas está aumentando, mientras que es probable que en el futuro haya menos oncólogos médicos disponibles.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0010"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0020" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Es necesario tener en cuenta la estructura de edad de la población, con una mayor proporción de pacientes ancianos aquejados de un número creciente de comorbilidades complejas.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0015"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0025" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Las consideraciones relativas a la economía sanitaria y también al “confort del paciente” fomentan los conceptos de tratamiento ambulatorio o ingreso de corta duración (que resultan contrarrestados por los pacientes ancianos con varias comorbilidades).</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0020"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0030" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Los modernos tratamientos quirúrgicos, radioterápicos y mediante fármacos oncológicos permiten intervenciones terapéuticas más eficaces y menos dañinas que las de hace algunos años, aunque suelen ser más complejas y deben ser adecuadamente toleradas por los pacientes.</p></li></ul></p><p id="par0035" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Estos avances están respaldados por un cambio cada vez más visible en los conceptos terapéuticos hacia terapias tumorales “individualizadas”, centradas en el paciente y adaptadas a su situación. En este contexto, la enfermedad neoplásica se acepta como una dolencia de tipo crónico que requiere un tratamiento “crónico”, considerando que, aun cuando el objetivo general sea la erradicación tumoral completa, el control duradero del tumor combinado con la mejor calidad de vida posible puede ser un objetivo potencial bastante factible.</p><p id="par0040" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En muchos casos, este extremo resultará adecuado porque el control sobre una carga tumoral lo más baja posible influye significativamente en la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global, así como en la calidad de vida.</p><span id="sec0005" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="sect0005">Técnicas oncológicas de radiología intervencionista</span><p id="par0045" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En contraste con otras especialidades y subespecialidades médicas, la OI es una subespecialidad relativamente joven basada en la radiología y la radiología intervencionista, y en muchos países ya se ha incorporado al arsenal de técnicas englobadas en el currículum radiológico.</p><p id="par0050" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En general, las técnicas de OI aplican principios básicos de los conceptos terapéuticos clásicos, aunque operan principalmente a nivel local. En los últimos 30 años, la OI ha madurado desde los intentos de curación individuales hasta disponer en la actualidad de componentes terapéuticos y técnicas sumamente eficientes y potentes tanto para tumores malignos primarios como secundarios, a nivel de hígado, pulmón, riñón, hueso, etc.</p><p id="par0055" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Desde el punto de vista metodológico, estas técnicas incluyen:<ul class="elsevierStyleList" id="lis0010"><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0025"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0060" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Tratamientos quimioablativos (transvasculares): quimioperfusión transarterial (TAP), quimioembolización (TACE) ± micropartículas cargadas con quimioterapia (p. ej., DEB-TACE).</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0030"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0065" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Tratamientos radioablativos (transarteriales): radioembolización.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0035"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0070" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Tratamientos termoablativos (percutáneos): crioablación, ablación por radiofrecuencia, microondas y láser.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0040"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0075" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Tratamientos electroablativos/de ablación mecánica (percutáneos o transcutáneos): electroporación irreversible, ultrasonido focalizado de alta intensidad.</p></li><li class="elsevierStyleListItem" id="lsti0045"><span class="elsevierStyleLabel">•</span><p id="par0080" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Tratamientos complementarios: cemento para intervenciones de aumento (cementoplastia), tratamientos locales para el dolor, catéteres de acceso sistémico, etc.</p></li></ul></p><p id="par0085" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Todos estos tratamientos y técnicas ejercen un efecto localizado sobre el tumor o un órgano aislado y tienen en común unos efectos secundarios sistémicos nulos o mínimos. Por otra parte, todas estas técnicas pueden combinarse fácilmente con tratamientos “convencionales” de índole quirúrgica, radioterápica y mediante fármacos oncológicos.</p><p id="par0090" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En los tratamientos transvasculares se emplean pequeños catéteres específicos mediante los cuales a través del aporte vascular arterial tumoral inducido frecuentemente mediante neoangiogénesis se logra alcanzar el tumor o su periferia. Esto puede permitir la perfusión local (p. ej., a nivel lobular o segmentario hepático) con quimioterápicos (frecuentemente a concentraciones superiores en comparación con la administración sistémica), para desvascularización mediante agentes embólicos líquidos o en forma de partículas (que ocluyen los vasos de alimentación tumoral de pequeño y muy pequeño tamaño) mezclados o combinados con quimioterápicos o sustancias radioactivas (ytrio-90, holmio-166).</p><p id="par0095" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Por ejemplo, de conformidad con las recomendaciones de la guía actual del grupo Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC), la utilización de TACE en el carcinoma hepatocelular intermedio y avanzado puede dar lugar a unas tasas de supervivencia a los 5 años de aproximadamente el 40%. Aparentemente, es posible obtener resultados iniciales prometedores mediante TACE con partículas en el caso de metástasis hepáticas aisladas de carcinoma colorrectal, con unos resultados por lo menos comparables o incluso superiores a los tratamientos sistémicos o como complemento de estos tratamientos.</p><p id="par0100" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Para los tratamientos percutáneos, se colocan sondas activas térmicas o eléctricas mediante punción percutánea directa en el tumor bajo guía ecográfica o tomodensitométrica. Actualmente, las técnicas más aceptadas y aprobadas son las hipertérmicas, tales como la radiofrecuencia y la ablación por microondas. Las temperaturas en la punta de la aguja alcanzan los 160<span class="elsevierStyleHsp" style=""></span>°<span class="elsevierStyleSmallCaps">C</span> (microondas), lo que provoca una rápida carbonización del tejido tumoral. Gracias a estas técnicas, pueden obtenerse volúmenes de ablación con diámetros de hasta 4-5<span class="elsevierStyleHsp" style=""></span>cm de forma reproducible.</p><p id="par0105" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En ciertos tumores específicos como el carcinoma renal, las técnicas hipotérmicas como la crioablación permiten controlar el tumor, aunque es más habitual que esta técnica se utilice de forma intraoperatoria.</p><p id="par0110" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Otras técnicas se encuentran aún bajo una intensa evaluación clínica, como la electroporación irreversible (IRE), que destruye las membranas celulares con pulsos de alta tensión (p. ej., 3000<span class="elsevierStyleHsp" style=""></span>V) o el ultrasonido focalizado de alta intensidad (HifU), que desintegra las células y las estructuras celulares por oscilación mecánica.</p><p id="par0115" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En el carcinoma hepatocelular precoz o muy precoz, la ablación térmica es comparable o incluso superior a la cirugía, tanto más cuanto que muchos de estos pacientes no son candidatos a la misma debido a sus comorbilidades. También pueden obtenerse resultados comparables en el carcinoma colorrectal metastásico, considerando el estado oligometastásico (con un diámetro tumoral ≤ 3<span class="elsevierStyleHsp" style=""></span>cm, número ≤ 5), con tasas de supervivencia a los 5 años del 50%. Es posible alcanzar resultados similares en contextos clínicos incluso más complicados al combinar este tratamiento mínimamente invasivo con otros sistémicos (abordaje multimodal).</p><p id="par0120" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En el caso de carcinomas de células renales de pequeño tamaño (<4<span class="elsevierStyleHsp" style=""></span>cm de diámetro) tratados con ablación térmica, se alcanzan unas tasas de supervivencia específicas para el tumor del 98-100%.</p></span><span id="sec0010" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="sect0010">Potencial para la práctica clínica</span><p id="par0125" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En los últimos años, los oncólogos médicos y los cirujanos han expresado un interés creciente por la OI mínimamente invasiva. La aceptación de las limitaciones de los tratamientos “establecidos” (p. ej., eficacia limitada, alta tasa de acontecimientos adversos, costes elevados o disponibilidad) conlleva un aumento de la demanda de tratamientos de destrucción tumoral de fácil aplicación. Esta demanda también se ve acrecentada por un cambio en el paradigma oncológico, que se basa cada vez más en conceptos terapéuticos individualizados y centrados en el paciente. La integración de la OI en las pautas terapéuticas habituales que tienden hacia conceptos de abordaje multimodal implica una mejora significativa en la orientación al paciente. Desafortunadamente, estos conceptos, con frecuencia, aún no están plenamente establecidos.</p><p id="par0130" class="elsevierStylePara elsevierViewall">El obstáculo más habitual en la definición e implementación de tratamientos optimizados e individualizados —en tanto que la OI ofrece componentes valiosos— radica en la falta de entendimiento interdisciplinar.</p><p id="par0135" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Normalmente, la complejidad de las enfermedades oncológicas requiere cooperación interdisciplinar. El logro de un tratamiento moderno y de calidad reconocida de la patología tumoral solo será posible a través de centros y comités terapéuticos multidisciplinares.</p><p id="par0140" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Entre tanto, la existencia de comités tumorales de índole multidisciplinar debe considerarse un requisito fundamental, contemplado en los procedimientos de certificación.</p><p id="par0145" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Las especialidades médicas implicadas deben dejar de lado las discusiones “territoriales” y los conflictos de competencias y aspirar a una mayor cooperación interdisciplinar, animando a los especialistas oncológicos y a los médicos generales a exigir esta interdisciplinariedad para sus pacientes.</p><p id="par0150" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Además, teniendo en cuenta los costes elevados y la limitación de recursos del sistema sanitario, los tratamientos de OI ofrecen un complemento ideal a la cirugía, la oncología médica y la radioterapia, y constituyen el “cuarto pilar” del tratamiento oncológico.</p></span><span id="sec0015" class="elsevierStyleSection elsevierViewall"><span class="elsevierStyleSectionTitle" id="sect0015">Conclusión</span><p id="par0160" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Las técnicas radiológicas, ablativas locales, de oncología intervencionista actualmente disponibles difieren significativamente en cuanto a modo de acción, eficacia local, indicaciones y contraindicaciones.</p><p id="par0165" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Los avances y los resultados actuales confirman el alto potencial terapéutico de estas técnicas, que pueden sustituir, complementar y potenciar los tratamientos “clásicos”, así como combinarse fácilmente con ellos. La mejor tolerancia y aceptación por parte de los pacientes y la alta rentabilidad constituyen efectos beneficiosos complementarios.</p><p id="par0170" class="elsevierStylePara elsevierViewall">Aparte de estas ventajas, resulta crucial incrementar la concienciación y la visibilidad de la OI para otras disciplinas, y al mismo tiempo aceptar un papel más amplio como radiólogos realizando una contribución valiosa no solo al diagnóstico, sino también al tratamiento de los pacientes oncológicos.</p><p id="par0175" class="elsevierStylePara elsevierViewall">En términos de mejora de la atención a los pacientes, nuestro esfuerzo conjunto debe centrarse en establecer la OI como el cuarto pilar de los tratamientos oncológicos.</p></span></span>" "textoCompletoSecciones" => array:1 [ "secciones" => array:3 [ 0 => array:2 [ "identificador" => "sec0005" "titulo" => "Técnicas oncológicas de radiología intervencionista" ] 1 => array:2 [ "identificador" => "sec0010" "titulo" => "Potencial para la práctica clínica" ] 2 => array:2 [ "identificador" => "sec0015" "titulo" => "Conclusión" ] ] ] "pdfFichero" => "main.pdf" "tienePdf" => true ] "idiomaDefecto" => "es" "url" => "/00338338/0000006100000001/v1_201901080619/S0033833818302145/v1_201901080619/es/main.assets" "Apartado" => array:4 [ "identificador" => "5828" "tipo" => "SECCION" "es" => array:2 [ "titulo" => "Editorial" "idiomaDefecto" => true ] "idiomaDefecto" => "es" ] "PDF" => "https://static.elsevier.es/multimedia/00338338/0000006100000001/v1_201901080619/S0033833818302145/v1_201901080619/es/main.pdf?idApp=UINPBA00004N&text.app=https://www.elsevier.es/" "EPUB" => "https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/epub/S0033833818302145?idApp=UINPBA00004N" ]
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