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Especialista en Medicina Física y Rehabilitación</span></p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">INTRODUCCION</span></p><p class="elsevierStylePara">Se conoce como incontinencia urinaria, la pérdida involuntaria de la orina realizada en lugar inadecuado. Este hecho constituye para la persona que lo sufre, un problema, no solo higiénico, sino también, de tipo social, importante. Se sabe, por experiencia, que los pacientes que presentan incontinencia, tienen un «miedo a orinarse» en público, lo que les lleva, en muchas ocasiones, a recluirse en sus domicilios e incluso a abandonar todo tipo de relación o actividad social, dado que el problema es de difícil control e incluso muy incómodo a la hora de realizar las actividades de la vida diaria. A esto, hay que añadir, el problema de mal olor que en ocasiones, estos sujetos suelen presentar, con la necesidad de realizar lavados continuos y cambios de ropa interior, así como también los problemas de la piel de la región perineal (eccemas, ulceraciones, etc.) que aparecen debido al contacto de dicha zona con la orina. Por estos motivos, el equipo rehabilitador que trata a estos sujetos, y, entre ellos, el médico especialista, deben conocer, a fondo, el problema para ayudar al paciente a afrontarlo, conociendo, además, las diferentes ayudas técnicas que la medicina hoy día puede poner a su disposición para continuar realizando una vida lo más normal posible.</p><p class="elsevierStylePara">A lo largo del presente capítulo, se realizará un repaso general de la clínica más común que puede presentar un sujeto con incontinencia, las ayudas técnicas para afrontar la misma así como mención aparte de otras posibles terapias tanto médicas como quirúrgicas y rehabilitadoras.</p><p class="elsevierStylePara">A modo de epidemiología, hay que decir, que según los diferentes autores, la incidencia de la incontinencia urinaria en las personas ancianas, alcanza al 10-17% de la población, elevándose al 55% en los que están internados en instituciones geriátricas. No obstante, en nuestra especialidad existen gran cantidad de pacientes no geriátricos que la presentan, como son los neurológicos en general (ACV, Parkinson, esclerosis múltiple, parapléjicos, etc.).</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">LOS SINTOMAS QUE PUEDE PRESENTAR EL SUJETO INCONTINENTE</span></p><p class="elsevierStylePara">La incontinencia urinaria se puede presentar de diferentes formas así como ante distintas situaciones, posturas y/o actitudes. De hecho, existe una clasificación clínica de las incontinencias, que, aunque no se desarrollará aquí, al menos sí que la iremos nombrando a medida que hagamos referencia a cada una de ellas.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Incontinencia de urgencia</span></p><p class="elsevierStylePara">En estos casos, el sujeto refiere como síntoma principal el que la pérdida involuntaria de la orina se acompaña previamente de un fuerte deseo miccional. El paciente refiere que no puede, o le es difícil, evitar orinarse antes de llegar al lavabo. Este síntoma, suele acompañar al tipo de incontinencia denominado por «inestabilidad vesical», en la cual, el músculo detrusor de la vejiga, se contrae antes de finalizado el llenado de la misma. El origen de este tipo de incontinencia puede estar en la alteración neurológica de las vías y centros nerviosos que regulan la dinámica de la micción (nervios, médula y encéfalo). Ello sucede, por ejemplo, en los pacientes con accidente cerebrovascular, tumores cerebrales y medulares, traumatísmo craneoencefálico, esclerosis múltiple, espina bífida, lesión medular, etc. En ocasiones, este síntoma sucede sin que se pueda evidenciar ninguna causa (idiopáticas.)</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Incontinencia al esfuerzo</span></p><p class="elsevierStylePara">En estos casos, la pérdida de la orina, se asocia a cualquier actividad física o movimiento, que supongan, entre otras cosas, un aumento de la presión intraabdominal y, consecuentemente, un aumento de la presión dentro de la vejiga. El paciente, asocia su incontinencia, a diferentes esfuerzos físicos como son, habitualmente: la tos, estornudo, risa, caminar, cargar peso, etcétera, este tipo de pérdida urinaria no suele asociarse con deseo miccional previo, excepto en las incontinencias de tipo mixto. Puede incluso decirse, que este tipo de incontinencia es algo más tolerable para la persona que la padece, dependiendo, claro está, de la intensidad de la misma, ya que el propio sujeto podría llegar, en ocasiones, a controlar los esfuerzos ante los cuales se le producen las pérdidas, o bien a contraer el periné antes de realizar el susodicho esfuerzo.</p><p class="elsevierStylePara">En el caso de la incontinencia de esfuerzo, también denominada de estrés, la causa es un fallo en el mecanismo de cierre de la uretra (debilidad de los esfínteres). Esto puede suceder en casos de prolapso uterino, cistocele, prostatectomías y otros.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Enuresis</span></p><p class="elsevierStylePara">Es ésta una de las causas más frecuentes de pérdida involuntaria de la orina y define, generalmente, la incontinencia durante el sueño. Aunque esto es normal en los niños hasta los siete años se da, en ocasiones, también en adultos, con una frecuencia igual para ambos sexos. Es difícil establecer la edad a partir de la cual a un niño se le empieza a considerar enurético, ya que, desde el nacimiento, el vaciado vesical se establece como un arco reflejo cuya respuesta motora es consecuencia generalmente del llenado de la vejiga y que está «liberado» de influencias voluntarias no desarrolladas aún. El control de la micción, le es generalmente impuesto al niño por entrenamiento de los padres como algo que debe ir aprendiendo. Hay niños que al año de edad ya controlan la orina, mientras que otros no lo logran hasta los cinco. Entre las causas de enuresis, podemos mencionar factores familiares, inmadurez cerebral, ansiedad, profundidad del sueño y alteraciones psicológicas. Todas ellas son teorías más o menos enunciadas por diferentes autores pero sin prácticamente demostración. En el caso de los adultos, el síntoma «enuresis», puede acompañar a la inestabilidad vesical que hemos nombrado al referirnos al primer síntoma.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Incontinencia por goteo</span></p><p class="elsevierStylePara">Se trata de una pérdida continuada de orina gota a gota y de manera intermitente. Puede darse en tres casos diferentes:</p><p class="elsevierStylePara">Patología obstructiva uretral. Se denomina también, incontinencia «por rebosamiento», la cual puede presentarse, bien en goteo, como se ha mencionado, o bien por chorro fino. Las causas pueden ser tumores prostáticos o cálculos uretrales, que cierran la uretra, impidiendo el paso de orina, ocasionando, por tanto, que aumente mucho la presión dentro de la vejiga.</p><p class="elsevierStylePara">Patología neurológica. Se presenta en sujetos cuyo músculo detrusor carezca de fuerza para contraerse, debido a un daño de los centros medulares de la micción o del nervio erector o pélvico (sistema nervioso parasimpático), que inerva dicho músculo. Las causas más frecuentes son: lesiones medulares bajas, mielomeningocele, y, más en personas adultas, sobre todo la esclerosis múltiple o secundaria a cirugía pélvica (recto, ginecológicas, etc.) en las que se lesione el mencionado nervio. En estos casos, la incontinencia también es por rebosamiento.</p><p class="elsevierStylePara">Incontinencia por goteo sin retención de orina. Este tipo de pérdidas se dará en los casos en los que fallen los mecanismos de cierre uretral. Es, en cierto modo, similar a la incontinencia de esfuerzo. En ocasiones, este tipo de goteo se denomina «post-miccional» o pérdida de la orina cuando la micción ya ha finalizado.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Incontinencia total</span></p><p class="elsevierStylePara">Puede observarse en casos severos de demencia senil (incapacidad para suprimir la micción refleja) y en lesiones del sistema nervioso como ACV, Parkinson o esfinterianas como las postoperatorias. Consisten en la pérdida involuntaria tanto de orina como de heces.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">CUANTIFICACION DE LA INCONTINENCIA</span></p><p class="elsevierStylePara">Se han referido, en el apartado anterior, los síntomas que puede presentar el sujeto incontinente. Se trata, ahora, para mejor ayudar al rehabilitador a enfocar este problema y así poder manejar, orientar y ayudar al paciente y sus familiares, hablar de cómo se podría, aunque fuese a «groso modo», cuantificar dicha pérdida. Para ello proponemos la siguiente clasificación:</p><p class="elsevierStylePara">Según la intensidad de la incontinencia. Para ello, servirá de referencia, el número de veces por día que el paciente precisará cambiarse de ropa interior o compresa para mantenerse seco y poder hacer su vida normal. Así, se puede clasificar en leve (no más de tres veces por día), moderada (de tres a seis veces por día), y severa (más de seis veces por día).</p><p class="elsevierStylePara">Según la forma de presentación de la incontinencia. Así, se puede clasificar en incontinencia manifiesta en decúbito supino, mínima incontinencia en decúbito supino, incontinencia ante mínimos esfuerzos, e incontinencia ante grandes esfuerzos.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">AYUDAS TÉCNICAS</span></p><p class="elsevierStylePara">Dado que los principales destinatarios de esta monografía somos los rehabilitadores, parece de interés, al hablar de los tratamientos para solucionar o aliviar en parte la pérdida involuntaria de la orina, hacer hincapié en las ayudas técnicas, donde se examinarán los productos y procedimientos que pueden ayudar al enfermo, a afrontar dicha «pesadilla», que ya hemos dicho que conlleva, entre otras cosas, un alto problema social además de higiénico y médico.</p><p class="elsevierStylePara">A la hora de indicar una de estas ayudas, habrá que conocer fundamentalmente la forma de perder orina así como la cuantificación, motivo por el que se han referido en los apartados previos. No obstante, a menudo no existen soluciones fáciles para la incontinencia. El médico, que además trabajará con pacientes en el reentrenamiento de las actividades de la vida diaria, habrá de tener muy en cuenta, de estas ayudas, cual o cuales serán las que mejor permitan al enfermo que tengan delante en cada momento realizar las mismas con la mayor normalidad, la menor molestia y la mayor facilidad.</p><p class="elsevierStylePara">Muchas personas opinan que estos productos por sí solos no son apropiados para todas las ocasiones. Por ello, se han clasificado según las actividades que se llevan a cabo a lo largo del dia. Por ejemplo, un producto engorroso, altamente absorbente, puede ser útil para uso nocturno o para utilizarlo cerca del domicilio. Para el trabajo o para asistir a algún acto social, podría ser de mayor utilidad un sistema de pañal y braguita/calzoncillo que llama menos la atención y es más apropiado. Para largos períodos de tiempo o largos períodos sometido a vibraciones (viajes en avión o tren de varias horas), podría ser más útil un dispositivo de recolección externa.</p><p class="elsevierStylePara">Para cerrar esta introducción a las ayudas técnicas, es necesario saber que lo primero que desea el sujeto con incontinencia, es que ello «no se sepa», así como lo segundo, que la incontinencia le suponga la menor cantidad posible de molestias y gastos. Para ello, algunos autores han diseñado una lista de puntos a tener en cuenta según lo que al paciente le puede preocupar a la hora de elegir un producto u otro.</p><p class="elsevierStylePara">Puntos a tener en cuenta:</p><p class="elsevierStylePara">* Absorbencia. ¿Cuánto tiempo le protegerá el producto? ¿Absorberá toda la orina sin que tenga que cambiarse a menudo?</p><p class="elsevierStylePara">* Prominencia. ¿Se verá el producto debajo de la ropa de uso diario?</p><p class="elsevierStylePara">* Posibilidad de deshacerse de ello. Muchos productos son de un solo uso.</p><p class="elsevierStylePara">* Barrera a la humedad. Muchos productos llevan un aislante de plástico contra la humedad ¿Es ello efectivo en una posición estirada tal que la bipedestación?</p><p class="elsevierStylePara">* Nivel de ruido. ¿Produce ruidos el producto, durante la utilización?</p><p class="elsevierStylePara">* Comodidad. ¿Es cómodo el producto tanto antes y después de su uso?</p><p class="elsevierStylePara">* Posibilidad de cambio. ¿Es un producto fácil de poner o cambiar? Ello puede ser importante para los ancianos con artrosis y con patología motórica en general.</p><p class="elsevierStylePara">* Facilidad en el transporte. ¿Son fáciles de llevar los productos de recambio?</p><p class="elsevierStylePara">* Posibilidad de adquisición. ¿Pueden conseguirse cuando se necesiten?</p><p class="elsevierStylePara">* Ajuste. ¿Es importante?</p><p class="elsevierStylePara">* Facilidad de uso. ¿Cómo se abre o cierra, engancha, etc., el producto?</p><p class="elsevierStylePara">* Desodorantes especiales. ¿Son necesarios y están al alcance?</p><p class="elsevierStylePara">* Movimiento. ¿Puede moverse o deslizarse el producto al caminar o al sentarse?</p><p class="elsevierStylePara">* Seguridad. ¿Cuáles son las causas del fracaso del producto? (por ej. algunos absorbentes se apelmazan tras estar en contacto con una pequeña cantidad de humedad y a continuación la repelen.</p><p class="elsevierStylePara">* Salud. ¿El uso continuado puede acarrear irritación de la piel u otros problemas?</p><p class="elsevierStylePara">* Precio. ¿Son caros?</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Tipos de ayudas técnicas</span></p><p class="elsevierStylePara">Las ayudas técnicas que se describirán a continuación, se clasifican de la siguiente manera: 1º Productos absorbentes, 2º dispositivos para recolección externa, 3º dispositivos para recolección interna, 4º dispositivos de cierre uretral.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Productos absorbentes</span></p><p class="elsevierStylePara">Sistema de pañal y braguita/o calzoncillo. Estos sistemas de pañal y prenda interior, prácticamente obsoletos y superados por los nuevos sistemas de absorbentes deshechables que se verán a continuación, están diseñados para hombres y mujeres de manera que se puedan llevar bajo la ropa diaria. Existen todo tipo de formas y tamaños y tienen diferentes grados de absorción, la prominencia bajo la ropa no es importante y es fácil poder llevar un recambio. El absorbente es de un solo uso, pero la ropa interior no es necesario desecharla y suele estar tallada para un adulto de tamaño «medio». Suelen utilizarse todo tipo de materiales para absorber la orina. Algunos productos tienen una barrera contra la humedad y otros no, la mayoría de ellos permiten recolectar la orina tanto en bipedestación como en sedestación. En general serán útiles para pérdidas de escasa cuantía como en el caso de la incontinencia ante grandes esfuerzos.</p><p class="elsevierStylePara">Una alternativa a este tipo de dispositivo serían las compresas femeninas que se utilizan durante la menstruación.</p><p class="elsevierStylePara">Absorbentes de orina desechables (Fig. 1). Son protectores absorbentes de un solo uso, elaborados de tal forma que pueden llevarse con la máxima discreción bajo la ropa. Están compuestos básicamente por un núcleo de celulosa, absorbente, junto con un material superabsorbente que hace cristalizar la orina y son de diferentes formas y tamaños. Retienen la orina y la humedad, alejándola de la piel y de la ropa. Las características comunes de estos absorbentes son:</p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig01.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 1.--Absorbentes de orina desechables.</span></p><p class="elsevierStylePara">1. Absorción. Gracias al núcleo de celulosa y que en ocasiones está dotada de unos canalillos longitudinales que permiten la dispersión y distribución de la orina por toda la superficie.</p><p class="elsevierStylePara">2. Superabsorción. Se consigue situando entre dos estratos de celulosa un material superabsorbente que hace cristalizar la orina.</p><p class="elsevierStylePara">3. Impermeabilidad. Se trata de una capa de polietileno que impide que la orina escape del interior del absorbente y moje la ropa. La fijación del plástico al núcleo de celulosa es un factor decisivo para obtener un buen resultado de este producto.</p><p class="elsevierStylePara">4. Antihumedad. Se consigue gracias a una capa de material filtrante para que la humedad no retorne a la piel. De esta manera se evitarán en gran medida problemas médicos e higiénicos.</p><p class="elsevierStylePara">Dentro de los absorbentes desechables existen varios tipos:</p><p class="elsevierStylePara">A) Para personas ambulantes con incontinencia moderada o leve. El producto más indicado es un absorbente rectangular que garantice la absorción y contención de líquidos. Existen algunos con una capacidad de hasta 830 cc. Estos se sujetan mediante una malla slip elástica lavable que permite una adaptación idónea al cuerpo del sujeto, proporcionando una buena transpiración y libertad de movimientos.</p><p class="elsevierStylePara">B) Para pacientes ambulantes con incontinencia severa. Estos sujetos precisan un absorbente que garantice mayor contenido de orina, en ocasiones de hasta 1.400 cc, manteniendo las características de adaptación, vestibilidad y discreción. Para conseguir esa mayor capacidad, sin aumentar el grosor excesivamente, se añaden las sustancias superabsorbentes. Estos sistemas, suelen tener además, forma anatómica para favorecer la mejor contención de la humedad.</p><p class="elsevierStylePara">C) Para personas encamadas y que además pueden presentar incontinencia fecal. En estos casos, no resulta tan importante la discreción pero sí su capacidad de absorción. En el caso de ancianos encamados pero que conserven su capacidad motora y que no presenten incontinencia fecal acompañante, se recomendará el mismo tipo de absorbente que en el caso anterior. En caso de ancianos que hayan perdido su capacidad motora y/o que asocien pérdida de heces, el protector más indicado es el tipo «braga-pañal». Este tipo de absorbente se suele presentar en tres tallas, tiene forma anatómica y elásticos laterales en los miembros inferiores para evitar fugas de orina. Son fáciles de colocar en personas que incluso no pueden colaborar y permiten comprobaciones con facilidad. Su capacidad de absorción es de entre 1.000 y 1.200 cc. Presentan además un dispositivo que permite la comprobación sin necesidad de retirar el absorbente y que consiste en unas tiras que cambian de color ante el contacto con la orina.</p><p class="elsevierStylePara">Protectores de cama de un solo uso (salvacamas). Se trata de traveseros absorbentes impermedables y de un solo uso, que están recomendados para personas que han de permanecer mucho tiempo en cama. Se colocan directamente sobre las sábanas.y tienen exactamente la misma composición que los absorbentes de orina desechables. Existen normalmente a disposición cuatro tipos de salvacamas según la medida y la capacidad de retención de líquido: 380, 870, 1.800 y 1.900 cc respectivamente. Estarían especialmente indicados en casos de enuresis y de incontinencias por inestabilidad vesical.</p><p class="elsevierStylePara">Sistema para incontinencia por goteo en varones (Fig. 2). Se trata de un dispositivo con forma de bolsa o copa y que recoge pequeñas cantidades de orina. Encierra el pene y el escroto y se mantiene en su lugar mediante un cinturón o uniéndose a la ropa interior con imperdibles. Es totalmente discreto y lleva también un material absorbente y otro de barrera contra la humedad. Serían los más indicados para varones con incontinencia ante grandes esfuerzos y/o de goteo.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig02.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 2.--Sistema para incontinencia por goteo en varones.</span></p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig03.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 3.--Dispositivos para recolección externa.</span></p><p class="elsevierStylePara">Estos dispositivos, son adaptables sobre todo a los varones, aunque hoy día se empiezan a diseñar, de cara a un futuro próximo, otros, adaptables a mujeres y constan de un colector en forma de preservativo que recubre y se adapta al pene, un aro de conexión y una bolsa colectora que se sujeta a la pierna mediante cinturón o liga o al muslo del paciente y todo ello bajo la ropa habitual. El colector se adhiere al pene mediante una tira adhesiva y actualmente está fabricado de un material hipoalergénico, diferente al látex, que era el más utilizado anteriormente, y que anula el riesgo de irritaciones cutáneas propio de látex. El paciente puede colocarse el colector y su tira adhesiva. Actualmente, algunas casas comerciales han evitado con sus nuevos diseños, una complicación muy frecuente anteriormente y que era el acodamiento, esto es, la penetración de la orina entre el colector y la piel del pene. Por razones de higiene, se recomienda cambiar de colector cada 24 horas. La bolsa colectora debe tener una capacidad diferente según las necesidades y puede ser de hasta 500 cc actualmente va fabricada en polietileno que es suave al contacto con la piel. Debe poseer además: una válvula central antirreflujo y válvula de vaciado. Este tipo de dispositivo, está especialmente recomendado durante el día, para varones con importantes pérdidas, como podría ser en incontinencias ante mínimos esfuerzos o inestabilidad vesical. Permite la realización de muchas actividades de la vida diaria. Debe vaciarse la bolsa colectora tan pronto se llene. Como ya hemos mencionado, se está trabajando para que en el futuro exista un sistema parecido, adaptable a mujeres.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Dispositivos para recolección interna</span></p><p class="elsevierStylePara">Esto son las sondas urinarias. Sirven para hombres y mujeres. Deben utilizarse bajo control médico riguroso por los peligros de infección, escaras, etc. Existen dos formas fundamentales:</p><p class="elsevierStylePara">Sondaje permanente (Fig. 4): Se trata de la sonda denominada de Foley que se utiliza para largos períodos. Consta de un tubo con anillo inflable en su extremo para evitar su salida accidental. La sonda se introduce dentro de la vejiga y por su otro extremo se puede conectar a una bolsa colectora o dejarse libre y pinzada. Dada la posibilidad de infecciones urinarias, es conveniente que se mantenga una buena limpieza y asepsia ante esta práctica y la sonda sea manipulada tan solo por médicos o diplomados en enfermería. Han de usarse además, guantes para su manipulación. Por supuesto, estará indicada en sujetos con grandes pérdidas así como en comatosos, pacientes con detrusor acontráctil, etc.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig04.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 4.--Sonda de Foley.</span></p><p class="elsevierStylePara">Sondaje intermitente. Siempre que haya que utilizar un sondaje y el paciente lo permita, se debe recurrir al intermitente pues previene del riesgo de infección urinaria, es menos lesivo y permite mayor independencia. El paciente puede llevar la/s sonda/s en un estuche y lavarlas habitualmente con agua y jabón para reutilizarlas. Hay distintos calibres y el paciente debe practicar el sondaje según la pauta indicada por su médico y que suele ser cada 3-4 horas, dependiendo del líquido ingerido. Normalmente esta práctica está indicada para parapléjicos bien con vejiga inestable o bien con vejiga átona (detrusor acontráctil). No es muy útil en pacientes con escasa destreza o en ancianos.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Sistemas de cierre uretral</span> (Fig. 5)</p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig05.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 5.--Sistema de cierre uretral «Trimed».</span></p><p class="elsevierStylePara">Se trata de unos dispositivos oclusivos, a modo de pinza, que se aplican en varones, alrededor del pene. El sistema oclusivo llamado Trimed (Kemia Científica S.A.) consta de una pieza en forma de «media caña» que se dobla en su mitad, fabricado en plástico semirrígido, llevando adherida una capa de gomaespuma para confort del paciente. La porción inferior interna presenta una hendidura que actúa como oclusor uretral y la porción superior externa, una banda de velcro para cerrar, abrir y graduar el dispositivo de cierre. Existen varias tallas según el perímetro peneano. El manejo del dispositivo lo hace el propio paciente y permite la realización de actividades de la vida diaria. Este sistema, que en general puede ser bien aceptado, es válido sobre todo para incontinencias ante mínimos esfuerzos.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">OTRAS TERAPIAS DE REHABILITACION</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Cinesiterapia</span></p><p class="elsevierStylePara">Como indica su nombre, se trata de terapia mediante el ejercicio físico. A este respecto, para el tratamiento de algunos tipos de incontinencia de esfuerzo y que no sean de alta intensidad, se recomiendan los ejercicios de suelo pélvico, que refuerzan el periné con la idea de fortalecer el esfínter externo de la uretra. Estos ejercicios fueron propuestos por Kegel, y son fácilmente realizables en el domicilio. Consisten en iniciar la micción e interrumpirla voluntariamente en varias ocasiones durante el transcurso de la misma. Otra modalidad parecida, y aplicable tan solo en mujeres es la utilización de conos vaginales de diferente peso y que la persona debe mantener en el interior de la vagina, a base de contraer la musculatura del suelo de la pelvis. El ejercicio ha de realizarse en diferentes posiciones de menor a mayor dificultad: decúbito, sedestación, bipedestación y por último, realizando sus actividades de vida diaria. Tan pronto consiga retener uno de los conos en las distintas posiciones, pasará a intentar realizarlo con el de peso inmediatamente superior.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Electroterapia</span></p><p class="elsevierStylePara">Consiste en tratamientos mediante la corriente eléctrica y se suele aplicar bien por vía intravaginal en la mujeres o por vía intraanal en hombres y niñas. Pueden tratarse las incontinencias tanto de esfuerzo como por inestabilidad vesical según la frecuencia de la corriente, bien para reforzar el periné en el primer caso o para inhibir el arco reflejo de la micción en el segundo. Ello dependerá de la frecuencia de corriente a la que trabajemos. Hoy día, es posible realizar el tratamiento de manera domiciliaria debido a la existencia a unos electroestimuladores de pequeño tamaño y fácil manejo pero que requieren indicación y supervisión médica. Los que hasta ahora hemos manejado, son de la marca Myoaid (Fig. 6).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="120v33n6-13004977fig06.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Fig. 6.--Electroestimulador Myoaid.</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Biofeedback</span></p><p class="elsevierStylePara">Se suele asociar al tratamiento con estimulación eléctrica, aplicándolo al suelo de la pelvis. Consiste en educar al paciente para que controle el grado de contracción de su esfínter distal mediante un sistema de retroalimentación, generalmente visual o auditivo. Esto requiere, concentración y colaboración por parte del sujeto, por lo que en ocasiones no es posible su aplicación en ancianos o pacientes con defectos cognitivos.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">TERAPIAS MÉDICAS Y QUIRURGICAS</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Farmacología</span></p><p class="elsevierStylePara">Consiste en la administración de medicamentos generalmente anticolinérgicos (Bromuro de Propantelina, Bromuro de Emepromio y Oxibutinina) para resolver fundamentalmente los casos de inestabilidad vesical, manteniendo relajado al detrusor.</p><p class="elsevierStylePara">En otros casos, aunque con resultados más pobres, pueden aplicarse fármacos para aumentar la resistencia en la uretra. Tiene, esto, además, el inconveniente de poder aumentar el residuo posmiccional, favoreciendo las infecciones.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Cirugía</span></p><p class="elsevierStylePara">Las técnicas quirúrgicas han evolucionado mucho en los últimos años así como la aparición de los llamados esfínteres artificiales. Así, entre las técnicas quirúrgicas para la incontinencia de esfuerzo caben destacar: colposuspensión y las técnicas de cabestrillo para sustentar la uretra, así como la implantación de esfínteres artificiales.</p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">BIBLIOGRAFÍA</span></p><p class="elsevierStylePara">Alvaro J, Garthley W. Productos y dispositivos para tratar la incontinencia. Barcelona: Ancora S.A.; 1992. p. 94-110.</p><p class="elsevierStylePara">Castro Díaz D, González R. Incontinencia urinaria. Barcelona: Pulso Ediciones S.A.; 1993.</p><p class="elsevierStylePara">De Pinto A. Alteraciones urinarias en la lesión medular. Madrid: International Marketing and Communications S.A.; 1994. p. 15-74.</p><p class="elsevierStylePara">Esteban M, Salinas, J. Valoración de un sistema oclusivo en el manejo de la incontinencia en el varón. En Rehabilitación (Madr) 1995;29:195-200.</p><p class="elsevierStylePara">Martínez Agulló E. Aproximación a la incontinencia. Madrid: Indas S.A. Departamento Científico Pozuelo de Alarcón; 1989.</p><p class="elsevierStylePara">Salinas J, Rapariz M. Tratado de Reeducación en Urogineproctología. Madrid: Gráficas Santer, S.L.; 1997.</p>" "tienePdf" => false "multimedia" => array:6 [ 0 => array:6 [ "identificador" => "fig1" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig01.jpg" "Alto" => 148 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 5833 ] ] ] 1 => array:6 [ "identificador" => "fig2" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig02.jpg" "Alto" => 148 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 5097 ] ] ] 2 => array:6 [ "identificador" => "fig3" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig03.jpg" "Alto" => 355 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 19497 ] ] ] 3 => array:6 [ "identificador" => "fig4" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig04.jpg" "Alto" => 148 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 4253 ] ] ] 4 => array:6 [ "identificador" => "fig5" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig05.jpg" "Alto" => 148 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 4198 ] ] ] 5 => array:6 [ "identificador" => "fig6" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "120v33n6-13004977fig06.jpg" "Alto" => 148 "Ancho" => 229 "Tamanyo" => 4773 ] ] ] ] ] "idiomaDefecto" => "es" "url" => "/00487120/0000003300000006/v0_201307311659/13004977/v0_201307311659/es/main.assets" "Apartado" => array:4 [ "identificador" => "17438" "tipo" => "SECCION" "es" => array:2 [ "titulo" => "Inmovilidad, decúbitos e higiene" "idiomaDefecto" => true ] "idiomaDefecto" => "es" ] "EPUB" => "https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/epub/13004977?idApp=UINPBA00004N" ]
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